Difícil de Explicar

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Corría zigzagueando entre las piernas de los habitantes de Alexandria, sin ninguna razón en específico, por el simple hecho de correr y jugar con la gente que había encontrado. Nadie había logrado hacerlo detener, en cuanto sentían que lo podían agarrar, el se echaba a correr nuevamente.Había llegado la mañana, el sol comenzaba a resplandecer, el perro que horas antes Carol y Daryl habían visto, ya no se encontraba ahí, al menos ya no se había dejado ver. Bajaron ante el alboroto de los más jóvenes de la zona, chiflaban para tratar de llamar la atención del inquietante inquilino que había llegado, pero no obtenían respuesta, Sam se acerco a Carol, como instinto protector Daryl puso su brazo protegiendo a Carol del arribo de Sam, que había llegado corriendo hacia ella.

-Lo siento, fue un impulso.

-No te preocupes, yo te protejo- le burlo Carol. Sam se veía claramente desilusionado.

-¿Que es lo que pasa?

-Quiero jugar con el perro, pero él no se deja atrapar y no sabemos en donde puede estar y me preocupa que le pueda pasar algo.

-Lo preocupante es saber por dónde se metió- aclaro Daryl.

Era cierto, si el perro logro escabullirse a la zona, indicaba que había encontrado alguna grieta en los muros.

-Necesitamos buscarlo.

-¿Al perro?- pregunto Sam entusiasmado.

-Sí, claro, Daryl te ayudara a buscarlo- Daryl le regreso una mirada incrédula.

-Me refería al hoyo por donde se metió- Sam lo miro fijamente, suplicando prácticamente, Daryl rolo sus ojos –y también la perro- accedió a regañadientes pero lo hizo. Contando que la mirada de Sam, se le había unido los ojos juguetones de Carol.

-¿Me estas bromeando con esos ojos?- de alguna manera, Daryl encontraba cierta debilidad con la mirada de Carol, que prácticamente le hacen decir si a muchas cosas.

-Gracias Pookie.

Daryl comenzó a chiflar, diferente al típico chiflido para llamar a una mascota, increíblemente y ante los ojos de los demás, el perro salió al 3er chiflido que Daryl hizo, corrió hacia él, se metió entre sus piernas y automáticamente fue y se puso a lado de Carol, un comportamiento que extraño a todos por su puesto.

-¡Gracias!- dijo efusivamente Sam, que inmediatamente se agacho para acariciarlo – ¿qué raza es?

-Es un labrador.

-¿Como supiste que vendría con ese chiflido?- preguntaron los más jóvenes de la zona.

-No sabía que funcionaria.

-Creo que debemos de alimentarlo, debe tener mucha hambre y sed- comento Sam, le hizo señas para que lo acompañara y comenzó a chiflarle, pero no se movía, veía directamente a Daryl.

-Creo que tienes nuevo amigo- Burlo Carol.

-Para.

Hizo una seña golpeando su piernapara llamar la atención del perro, inmediatamente se puso junto a Daryl al momento que ladro a Carol para que hiciera lo mismo, insensivamente comenzó a ladrar.

-Ok, Ok- hizo movimiento con sus brazos, para que parara de hacer ruido.

Entraron a la casa, Carol sirvió agua en un contenedor de cocina y se la coloco en el suelo, para que el nuevo amigo bebiera.

-¿Como lo llamaremos?- pregunto Sam, mientras lo veía tomar agua y comer unas sobras que habían quedado del desayuno.

-¿Cómo quieres llamarlo tú?- Sam miro a Daryl para su aprobación ante la disposición de Carol para que el decidiera el nombre, Daryl encogió sus hombros, mientras tomaba un vaso de agua, le indico sin emitir sonido que estaba de acuerdo. Los ojos de Sam se llenaron de emoción.

Amor en Tiempo de CaminantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora