—Solo quédate conmigo —escucho la voz angustiada de Stavros mientras me sostiene la mano con fuerza. Apenas puedo abrir los ojos y ver lo que sucede a mí alrededor, escucho el sonido del auto, su voz pedir a gritos que se hagan a un lado mientras conduce a toda velocidad.
Lo siento, lo siento tanto, es mi culpa.
El corazón me pesa siento que me aprisiona cada vez más fuerte, la angustia y las ganas de llorar regresan a mí, siempre supe que no era buena con eso de manejar las emociones, y ahora estoy comprobando que he regresado a ser la misma niña indefensa de hace diez años.
—Pronto llegaremos, vas a estar bien.
—Stavros... —susurro y sostengo su mano en la mía con fuerza—. Lo siento mucho.
—No pasa nada, no es tu culpa —me sonríe y de alguna manera me paz—. Ahora lo único que importa es que estés bien.
Suelto en llano, no puedo controlar esta vez mis lágrimas.
—Me siento..., tan decepcionada de mi misma —susurro.
—Ann, eres una increíble persona, no tienes por qué estar decepcionada.
—Mírame no puedo cumplir con mis sueños, ni siquiera con uno de ellos.
—Lo vas a cumplir, esas persona no te merecían, eres... demasiado para este mundo.
Giro mi vista al ventanal del auto, las gotas de lluvia han comenzado a caer.
—¿Te acuerdas de lo que dije? Te hice una promesa, la cumpliré, seremos felices, te haré feliz, yo lo haré, me encargaré de cobrar cada lágrima de tu rostro si es necesario, yo me encargaré de ello.
—¿A qué te refieres?
Él guarda silencio el resto de camino hasta llegar al hospital, me baja allí y corre a toda prisa por el pasillo hasta que soy recibida por un grupo de enfermeros que me conducen a un cubículo alejado de él.
—Ha sido embestida por un auto, no sé si este bien, el golpe ha sido fuerte —les explica.
—La llevaremos a urgencias, un médico se encargará de evaluar los daños y después dará su diagnóstico.
—Ann estoy aquí —dice mientras camina a mi lado.
—Usted debe permanecer afuera, solo puede entrar la paciente —le pide una mujer.
Stavros obedece de buena manera, se queda afuera y lo último que recuerdo de aquello es ver muchas luces y personas vestidas de blanco.
**
—Es culpa de este imbécil —una fuerte voz se escucha en aquel lugar, es Alexander.
Me duele la cabeza.
—Cállate la puta boca, o lo haré yo —responde Stavros.
—Basta ambos, estamos en un hospital —la voz de Brenda se hace presente—. Annaliese tuvo una crisis, he estado allí para ella todos estos años, no se había vuelto a repetir hasta ahora.
—La ha tenido por culpa de su flamante novio, no sé realmente que ha visto en ti pero pareces ser el imán de todas las cosas malas que le suceden.
—Escucha maldito imbécil, te haré una advertencia que espero solo decirla una vez, metete en tus asuntos de telitas y aléjate de lo que tenga que ver con ella.
—¿O qué? ¿Vas a sacar un revolver y dispararme como lo hiciste con esos hombres aquella vez en ese bar? —le amenaza.
—No sabes lo creativa que es mi mente en algunas ocasiones cuando la ira se apodera de mí, no cruces una línea que no te conviene —le responde Stavros.
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Guardián Oscuro (Pausada)
RomanceAnneliese ha tenido solo un deseo en la vida, encontrar al hombre que la salvo años atrás de la muerte, su inspiración para describirlo en aquellas páginas que se niega a mostrarle a alguien, en el único de sus escritos que se reserva para ella mism...