La Calma Antes de la Tormenta

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En algún lugar, a kilómetros de la civilización, un paisaje virgen, repleto de montañas empinadas, criaturas gigantescas, y una casa situada a gran altura.

Un hombre mayor, algo fornido, con cabello blanco, vistiendo un dogi color naranja con un simbolo en la espalda y otro pequeño en frente que dice "Kame" y un cinturon negro en la cintura; se encuentra parado al borde del precipicio mirando el horizonte, se lo ve con un semblante serio y a la vez preocupado.

—¿Pasa algo, abuelo?— una chica de 14 años, castaña en cola de caballo, un dogi azul con una camiseta roja debajo, un cinturón blanco, y esta sentada en el suelo con la piernas cruzadas.

—Parece que no te puedes concentrar, Lynn— el anciano sigue mirando el en la misma dirección —La idea de la meditación es aprender a calmar el espíritu, aumentar la concentración—

—Es que esto es muy aburrido— dijo con fastidio la chica —Quiero que me enseñes a pelear, a ganar batallas y dar patadas—

—Mi maestro me dijo que las artes marciales no fueron hechas para ganar peleas— el viejo se da la vuelta y mira a su nieta con seriedad —Las artes marciales son para crecer en cuerpo y mente, Lynn jr, fortalecer el espiritu, alcanzar nuevos límites, No para obtener fama o derrotar a tus oponentes, espero te quede claro—

—Si abuelo— la castaña agacha la cabeza con vergüenza.

—Uno no debe pelear para ganar, un guerrero de verdad debe pelear por lo que es correcto, y hasta que aprendas eso, no te enseñare lo más difícil, asi que continua practicando tu meditación—

—Si abuelo, seguiré practicando— ella cierra los ojos y regula su respiración, se siente mal al recibir ese sermón, incluso frustrada.

—Ire a ver a los demás, ya vuelvo— el señor de pelo blanco camina cerca del borde del precipicio mientras piensa, su nieta es muy terca, tiene buena condición física, pero sus intenciones para practicar es solo para obtener la victoria, lo que es preocupante.

El anciano llega a la par de un niño de 12 años con el mismo peinado que el, unos dientes frontales sobresalientes, vistiendo un dogi azul con una camiseta naranja debajo, un cinturón blanco, y está haciendo flexiones a duras penas.

—¿Cuantas vas, Lincoln?—

—Trescientas...cuarenta...y dos— el chico apenas puede continuar.

Bien, ya son más que la vez pasada— se pone alegre el señor —Cuando tu cuerpo tenga la condición adecuada, podrás comenzar a practicar las técnicas, sigue así—

—S-si...abuelo... Pop-pop... arr...—

—Trata de llegar a quinientas y podrás descansar; bueno, te dejo un rato, ya regreso— el viejo continúa su camino junto al precipicio, sabe que su nieto es algo flojo cuando de ejercitarse se trata, sin embargo, es muy creativo y esta dispuesto a aprender.

El señor mayor llega hasta donde esta una niña de 9 años, con cabello negro que cubre sus ojos, vistiendo un vestido negro y sostiene una sombrilla oscura para evitar el sol; esta sentada frente a una pequeña mesa.

—¿Me sirves un poco de té, por favor Lucy?—

—Si abuelo— la niña habla de forma profunda y toma la tetera de la mesa y coloca el contenido en una pequeña taza —Aquí tienes—

—Gracias, querida— toma un sorbo de té y casi lo escupe —Uh creo que está un poco amargo—

—Perdon, abuelo, aún no lo hago bien— dijo la niña con pesar.

Una Caótica Aventura (TLH x DB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora