La zarza arde

Thomas pone su dedo en la herida

"... Los demonios no pueden ser asesinados con pólvora común".

El sacerdote vestía una túnica oscura, se paró junto al púlpito y dijo sin expresión alguna.

Era alto y la mitad de su rostro izquierdo estaba cubierto de terribles cicatrices. Su ojo izquierdo de color blanco grisáceo miraba fijamente a cierto punto en el aire, mientras que su ojo derecho intacto miraba con indiferencia a Adam, quien parecía aburrido entre la audiencia.

"Sólo pueden ser ahuyentados con salvia, balas de plata y agua bendita bendecida por el Arzobispo".

Adam respondió distraídamente y escribió tres palabras en su cuaderno.

" Hierbas, balas, agua "

Estaba empezando a sentirse un poco somnoliento. En esta hermosa tarde de sábado, estaba perdiendo el tiempo aquí, escuchando estas conferencias poco claras.

No recordaba el nombre del sacerdote que tenía delante, pero sentía que este hombre no era apto para ser maestro. Es todo muy aburrido y suena extrañamente sospechoso: parece algo plagiado de un sitio web de entusiastas religiosos.

Adam comenzó a reflexionar sobre cada decisión que tomaba.

El día después de que Sera habló con él, ella personalmente envió a Adam al portal dorado.

Después de experimentar tanto, a Adam no le sorprendió que algo similar a la magia existiera en la Santa Sede. Se tocó la nariz y le aseguró a Sera que consideraría seriamente la propuesta de convertirse en exorcista. Agradeció a la mujer por devolverle su sudadera con capucha y sus jeans; realmente no podía soportar la túnica blanca que llevaba, y eran lo mismo. Aunque eran muy cómodos, Adam los encontró tan vergonzosos como la falda y decidió cruzar el portal e irse a casa a descansar un poco.

Antes de dar un paso adelante, Sera lo detuvo nuevamente.

"Espero que consideres mi propuesta cuidadosamente, Adam".

Dijo Sera, colocando la palma de su mano derecha contra su corazón.

"Si tiene alguna dificultad o necesita alguien con quien hablar, no dude en pedir ayuda " .

Adam se frotó la nuca torpemente con la mano y luego le murmuró a Sera: "Está bien, por supuesto, lo que sea". Después de eso, atravesó el portal y regresó a su habitación desordenada que olía a Coca-Cola derramada sobre ella. como dormitorio.

En el momento en que sus pies tocaron el suelo del dormitorio y el portal se cerró detrás de él, el demonio rubio apareció inmediatamente a su lado.

Adam había esperado que Lucifer maldijera o se quejara. Pero la otra persona se limitó a mirar a Adam, con una mirada que los hombres no podían entender del todo.

"... ¿Estás bien?" Esto fue lo primero que le dijo Lucifer.

Adam no sabía por qué Lucifer preguntó esto. Pensó que tal vez era porque se veía más cansado o peor de lo que pensaba, o tal vez porque nunca había sido de los que guardaban secretos en su corazón; no lo tenía en este sentido. . Cualquier talento.