11. Cambio de bando

405 25 17
                                    

Bridgette apenas recordaba lo que había pasado la noche anterior, y daba las gracias al exceso de alcohol por ello. La resaca le pegó como un knock out al siguiente día. Sentía como si una bala hubiese atravesado su cráneo, la sensibilidad a la luz le prohibía abrir los ojos por completo, pero definitivamente tenía que ponerse de pie, pues no iba a ser la culpable de que su equipo perdiera el próximo desafío. Por el momento sólo deseaba agua, litros de agua.

El reto para el resto de los equipos iba a ser anunciado en unas horas, todavía contaba con tiempo para reponerse. Imploraba para que el chef fuese piadoso cuando le pidiera una pastilla de acetil salicílico.

Minutos más tarde ya estaba en el comedor. Estaba vacío, normal por la hora que marcaba el reloj en la pared, seguramente ya todos, o los que sobrevivieron anoche, habían desayunado. Todos menos uno.

—¿Qué tal la resaca? —Duncan le preguntó riendo, ya que el rostro de la rubia daba un poco de lástima.

—Más horrible que tus intentos de conquistas a Courtney —respondió cortante. Carecía de buen humor, y el comportamiento del chico le venía cansando desde la presentación de los equipos—. Es mejor que la dejes tranquila.

Duncan siguió a Bridgette hasta afuera del comedor después de beber tres vasos de agua seguidos. Algo fuera de lo ordinario percibió en su amiga, le atribuyó a que se trataba del efecto secundario del tequila.

—¿Hay algo que tengas que decirme? —le interrogó, la frenó impidiendo que siguiera su camino, confundido por el radical cambio—. Porque anoche parecías otra persona, incluso fue tú idea que le dedicara una canción. ¿Ahora me dices que la deje?

Estaba cansada, no sólo físicamente hablando. El casi morir por una congestión alcohólica le hizo ver las cosas con más claridad, y una de esas fue la vida sentimental de su mejor amiga.

—Escucha, yo te apoyé porque te considero mi amigo y porque Geoff es tu mejor amigo, también porque confiaba en que ibas a hacer lo correcto y creo en que Courtney y tú se merecían una segunda oportunidad.

Duncan sonrió sarcásticamente. No podía creer lo que decía.

—Y, ¿qué cambió? Se franca, porque no te entiendo —Su sonrisa se borró, remplazada por las arrugas en su ceño.

—Es que, el problema eres tú. Tú y tu estúpida necesidad de querer llamar su atención de una manera poco convencional. ¿Crees que no le lastima cuando la comparas o le recuerdas lo que pasó entre tú y Gwen? Actúas de forma inmadura, dándole a entender que lo que le espera contigo es lo mismo que le ofrecías antes. En serio, amigo, si tu estrategia para volver con ella es causarle celos o qué sé yo, estás muy lejos de recuperarla.

—Yo conozco a Courtney —expresó seguro, usando un tono más duro en su voz—. Yo sé lo que le gusta y qué no.

—¡Por supuesto que no! —gritó con desespero. Observó con atención hacia los lados, procurando que ningún campista estuviese cerca, sólo advirtió de un par de camarógrafos que los filmaban con ímpetu. Trató de ignorar lo último y respiró profundo cuando su cabeza punzó de dolor—. Al principio aposté todo a que sabrías hacer lo correcto. Pero luego me di cuenta de que no has cambiado, sigues siendo el mismo egocéntrico y narcisista que eras antes. Alejandro me dijo lo que pasó anoche, y me sentí mal por ella. ¿Qué hiciste para que se molestara tanto como para dedicarte una canción tan... directa?

Duncan se lamentó, echó su cabeza hacia atrás hasta que su cuello trono, una clara señal de la tensión acumulada.

—Le mandé un par de mensajes. El primero fue para molestar al granjero, el segundo fue un impulso de celos.

Tú o Él | Total Drama Reunion IslandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora