Cap 4 Tratando con un Caballero

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Tirado en el suelo, lleno de escombros y trozos de hielo, se encontraba un gigante anciano que se estaba desangrando en estos momentos. Se notaba que si seguía así no tardaría unos cuantos minutos para desangrarse hasta morir.

-- Rom-jii, no mueras por favor.

Una pequeña niña rubia a su lado lo estaba abrazando sin importarle mancharse de su sangre, estaba rogando y llorando por su situación. La pequeña Felt no podía imaginarse su vida sin el viejo gigante, aunque este no fuera parte de su familia, el la cuido y trato como tal

-- No llores, se ve fatal su herida, pero lo puedo salvar.

Emilia llego al lado de Felt y Rom para comenzar a sanarlo.

-- ¡¿E-enserio?! ¿puedes salvarlo Nee-chan?.

-- N-no te confundas, no lo estoy salvando, solo que el puede saber donde esta mi insignia ... si eso ... además, Bell me pidió que lo cure, así que no te confundas.

-- S-si puedes sanarlo te devolveré tu insignia y te deberé un favor ... solo sálvalo.

La media elfa de cabello blanco se arrodillo al lado de Felt, asintió y extendió sus manos sobre la herida del gigante y comenzó a canalizar el mana de la atmósfera. Un ligero brillo emano se sus manos y creo una ligera esfera de luz que comenzó a cerrar poco a poco la herida.

Emilia fue rodeada de pequeñas esferas blancas que bailaban felizmente y la ayudaban a sanar más rápido, haciendo que Emilia se viera como una Santa y por su belleza inigualable y la luz etérea de los espíritus le dio un plus que cautivo al chico de cabello negro que solo se la quedo viendo hundido en sus fantasías.

En cuestión de un par de minutos la fatal herida sano como si jamás hubiese sido hecha desde un inicio, solo quedo la sangre como evidencia.

-- ¡Fuuu!, ya termine, este gigante se encuentra bien, solo que va a despertar hasta mañana por la perdida de sangre.

Emilia suspiro y le dijo a la niña rubia que seguía llorando y abrazando a Rom.

-- Eres genial Satella, tu ...

Cuando Subaru iba a empezar de nuevo su perorata, se olvido y volvió a pronunciar ese nombre prohibido, solo que en ese momento un trozo de hielo del tamaño de una aguja paso volando rápidamente rosando su mejilla causándole un corte poco profundo que se congelo en un instante.

-- ¿Por qué sigues llamándome por ese horrible nombre?.

Emilia era una chica que no le gustaba la violencia, pero todas sus malas experiencias hasta antes de que Roswaal la encontrara en ese bosque congelado, la habían forjado a ser una chica buena y bondadosa, pero también en responder a sus agresores, solo al grado de detenerlos o incapacitarlos.

Y este chico va varias veces que la llama "Satela". Otras personas solo la confundían con la Bruja de los Celos, pero nadie se atrevía a decir ese nombre tabú. Y aun así ya había sido llamada "Satela" varias veces por este chico. Además que su mirada que le daba no le ayudaba en nada.

-- ... P-perdón ... pero es que no se tu nombre.

-- ¿Y el no saberlo te da derecho de blasfemarme de esa forma?.

-- N-no quise hacerlo ... s-solo que no ...

El chico de cabello negro sintió la ira y el disgusto de la elfa, recordando que ya se había enojado por ser llamada así. No tenía justificación, solo que la situación donde podría haber muerto lo llevo a olvidarse de ese pequeño gran detalle. Y al querer disculparse no encontró palabras para hacerlo, así que su voz se debilito y nadie pudo saber si dijo algo o solo no siguió hablando.

Un Argonauta en Re ZeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora