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Charon era una mujer extremadamente sospechosa para mí, con sus constantes preguntas, una mirada que absorbía y su extraña forma de anteponerse a cosas que se suponían solo deberían saber Kristal y yo.
''Preguntando se llega a Roma, ¿no?'' ¿Cuál fue su punto? ¿Darme a entender que estaba a un paso adelante de todo esto? Estaba aturdido.
La realidad se desvaneció y los sonidos se entremezclaron en un caos discordante...
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—¡Corre, Vanessa, corre! — Resonó mi propia voz, cargada de urgencia y miedo, como un eco distorsionado en mi mente.
Intenté avanzar, pero mis pies parecían estar atados al suelo, atrapados en un torbellino de confusión y temor.
En la distancia, vi a Vanessa, su silueta borrosa y distante, moviéndose frenéticamente mientras una pareja se le acercaba a su alrededor.
—¡Lárgate que te van a matar, NO TE PREOCUPES POR MÍ, LÁRGATE! — Gritó ella, su voz llena de pánico y desesperación.
Pero estaba paralizado, incapaz de moverme, mientras las figuras amenazantes se acercaban rápidamente.
Vi a Kristal corriendo hacia mí, gritándome algo mientras insistía en que me devolviera con señas de sus manos, su rostro cubierto de sangre, sus ojos llenos de terror y determinación.
Las dos figuras vestidas de negro estaban ahí, sus rostros ocultos en la oscuridad, moviéndose con una determinación ominosa. Pude sentir el peligro que emanaban, la sensación de que algo terrible estaba a punto de suceder. Acto seguido, con demasiada violencia, partieron las botellas de vino de la mesa de Vanessa y sacaron algo del bolso, pero no logré distinguir nada, logré perder el sentido, solo percibía un pitido en mi oído por las heridas y la ansiedad.
El sonido de una explosión sacudió el aire, seguido por el estruendo de vidrios rotos. El mundo parecía tambalearse a mi alrededor, una mezcla caótica de imágenes y sonidos que se desvanecían y se fundían en una espiral de confusión. Cómo cuando pasaba una escena inesperada en una película, sentí todo en cámara lenta: mis rodillas en el suelo, Kristal tirándose hacia mí y gritos que seguía sin entender.
De repente, abrí los ojos y nos encontramos todavía en la canoa, el sudor frío empapando mi cuerpo. Respiré profundamente, tratando de calmarme mientras el recuerdo del sueño se desvanecía lentamente.
—¿Estás bien, Antony? - Preguntó la voz de Charon, y me di cuenta de que estaba a mi lado, mirándome con preocupación.
Asentí con la cabeza, todavía un poco aturdido por el sueño.
—Sí, solo fue una pesadilla. - Murmuré, tratando de despejar mi mente.
Charon parecía cautivada por mis palabras, como si estuviera buscando algo en ellas.
—Intenta recordar esa noche, Antony - me instó, su voz llena de urgencia. — Puede ser importante.
Me quedé mirándola fijamente, sorprendido por su solicitud.
— ¿Qué sabes tú de esa noche? - pregunté con altivez.
— Solo escuché una que otra palabra mientras dormías, pero sería bueno que hicieras catarsis. - Respondió con sabor a sabiduría.
— ¿Catarsis? - Sentí que intentó decir algo más con eso, pero solo me resigné en el cansancio.
Me recosté en la cabeza de Kristal, que todavía seguía dormida, dejando que mis pensamientos vagaran mientras intentaba recordar los detalles de aquella noche. Pero por más que lo hacía, todo estaba borroso, como si mi mente estuviera protegiendo algún secreto oscuro que se negaba a revelar.
A medida que nos acercábamos a la nueva mini-ciudad, el paisaje se transformaba, dando paso a una atmósfera más sombría y opresiva.
— Fuck! - exclamó Kristal rascándose los ojos, recién levantándose, impávida por la vista que se abría ante nosotros.
Observé a mi alrededor y me di cuenta del porqué de su expresión. Las calles estaban llenas de edificios decrépitos y mal iluminados, mientras que la gente que pasaba por ellas parecía estar constantemente mirando por encima de su hombro.
Charon nos condujo por las calles estrechas y retorcidas, aparentemente las canoas parecían ser un medio de transporte tradicional en la ciudad debido al gran río que desbordaba en el lugar.
A medida que avanzábamos, me di cuenta de que había algo extraño en la forma en que la gente nos miraba, como si supieran quiénes éramos y por qué estábamos allí.
Mientras caminábamos, Charon se agachó para recoger algo de la canoa y se agarró el cabello mientras estaba de espaldas. En ese momento, noté un extraño símbolo en su nuca, pero antes de que pudiera identificarlo claramente, ella se enderezó y se volvió hacia mí. Nuestros ojos se encontraron brevemente, y tuve la sensación de que había captado mi mirada, pero rápidamente desvié la vista hacia la ciudad. Aunque Charon parecía preocupada, no parecía sospechar nada.
— ¿Qué piensas, Antony? - preguntó Charon, su voz resonando en el aire tenso.
— Es... diferente - respondí, luchando por encontrar las palabras adecuadas. - Me recuerda a un lugar donde las sombras ocultan más de lo que revelan, y los secretos acechan en cada esquina.
Charon asintió, como si entendiera exactamente lo que quería decir, y continuamos avanzando en silencio.
Una vez llegamos a una plaza central, donde una estatua de un hombre con una máscara de tragedia y comedia en su rostro se alzaba sobre la gente, me focalicé inmediatamente en una mujer que corría sin querer ser vista entre la multitud, llevaba su rosto totalmente cubierto y parecía escapar de alguien. A su alrededor, la gente seguía congregándose en pequeños grupos en lo que parecía ser una actividad comunitaria, mientras los susurros de conspiración flotaban en el aire.
La mujer logró hacer contacto visual y pareció sorprendida, sin embargo, tropezó y corrió con más fuerza. La única sensación que tuve en ese instante fue de shock, quedé paralizado y tragué en seco.
— ¿Qué hace ella aquí? - grité, incapaz de contener mi sorpresa por más tiempo, mientras señalaba a la figura corriente.
Charon y Kristal me miraron con sorpresa, seguidas por una sensación de inquietud palpable.
— ¿Quién? - preguntó Kristal, sus ojos se llenaron de curiosidad al instante.
— Es... es ella, Kristal, la vi - respondí, luchando por no enredar mi lengua.
Charon frunció el ceño, como si estuviera calculando algo en su mente, sin embargo, algo internamente me puso en alerta, con la corazonada de que Charon reconoció a la mujer. Pero antes de que pudiera decir algo más, la figura se perdió entre la multitud, logrando el objetivo de no ser reconocida.
El ambiente a nuestro alrededor se volvió aún más tenso, como si estuviéramos al borde de algo inminente. Miré a Kristal y a Charon, buscando apoyo en sus ojos, esperando sentir que ellas también habían visto a la misma persona que yo, pero aparentemente solo yo fui el único que la vio. Aún así, no pude dejar de sentir esa conmoción de que estaba más cerca de la verdad.
—Vanessa... - mencioné, con un nudo en la garganta. —Estoy seguro de que esa mujer era mi madre. -
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Bienvenido a mi infierno
Random¿Las historias siempre tienen finales felices? No, las historias siempre tienen un punto de no retorno. ¿Todo está predestinado? ¿Qué tan real es lo del aleteo de una mariposa y su efecto en la otra parte del mundo? Si Antony no conoce su historia e...