Para Siempre...
—Esto tiene que ser una broma —gruñe Daniel, apretando las manos en puños sobre la mesa—. No sé en qué idioma estoy hablando, porque está claro que no me estoy dando a entender.
El silencio predomina. Su ira es conocida por no tener rival, nadie en su sano juicio se atrevería a decir una palabra en su contra cuando sus ojos destellan y su expresión corporal muestra la tensión y la fuerza que le cuesta controlarse.
Ha estado muy alterado últimamente.Su comportamiento es bastante errático, y su temperamento... parece un fosforo, con el más mínimo roce se enciende. Todo desde la visita de ese hombre, el que se hace llamar "señor".
Hago mi mejor esfuerzo por olvidar cada segundo de lo sucedido. Hago como si ese señor ni siquiera existiera, pero Daniel... él... no lo sé, le cuesta Dios y santa ayuda olvidar la escena que encontró en su apartamento hace ya tres largas semanas.
En la sala de reuniones todos se han —nos hemos— quedado completamente callados. Todos mirando fijamente a Daniel sentado en la cabecera de la gran mesa de reuniones. Como su asistente, estoy sentada a su derecha, o bueno, más bien, petrificada a su derecha.
No sé qué hacer, ni qué decir, ni siquiera si es correcto moverme.
—Señor Kydog —murmura el editor en jefe de la revista Life K, una de las revistas de la Editorial Kydog. La voz le pertenece a Chris, un hombre alto, delgado, cabello castaño claro, gafas de moldura gruesa, y traje de Armani, cuando menos. Trata de sonar firme, y de no mostrar el miedo que la tembladera de sus manos no logra ocultar—. Sabemos que rechazó el artículo cuando se lo propuso...
—No —lo corta Daniel rotundamente, poniéndose de pie y haciéndome apretar el bolígrafo que tengo en la mano con fuerza. ¡Por favor, por favor, contrólate! Pido en mi mente, porque obvio no lo voy, ni creo poder, decir en voz alta—. Dije específicamente que no. Mi orden precisa fue que se deshicieran del artículo.
—Señor —dice Chris nerviosamente—. Nos estamos basando en ese artículo para asegurar la proyección de ventas. Esta oportunidad...
—¿Oportunidad? —bufa Daniel, rodeando la mesa y caminando hacia el editor que está sentado en el extremo opuesto—. ¿Me quieres decir que esa... —señala el artículo que dejó frente a su asiento—, oportunidad como tú le llamas, es lo mejor que tu equipo y tú tienen?
Daniel se detiene junto a Chris, sus brazos a cada lado, su mirada fija en el hombre que estoy muy segura esta por sufrir un infarto, pobre.
—Estoy esperando una respuesta —demanda Daniel en el mejor tono de Señor Kydog.
La manzana de Adán en la garganta de Chris muestra la dificultad que tiene para tragar.
—Daniel... —murmura en voz baja.
—Señor Kydog —corrige este, cruzándose de brazos.
Mi corazón se estrella contra el suelo. En este momento Daniel parece un tirano, ni más, ni menos.
Hace unas semanas todos lo adoraban. En la cafetería se escuchaban comentarios como: "El mejor jefe del mundo", "Nadie sabe la suerte que se tiene al trabajar para Daniel Kydog", "Es un hombre tan simpático", y muchos más por el estilo, ahora... ahora es otra historia.
Las últimas tres reuniones con el personal de las diferentes revistas han sido un desastre. No hay nada que le guste, nada lo convence, todo necesita cambios, y a los jefes de edición... ellos se llevan siempre la mejor parte, nótese mi tono sarcástico.
Pero con Chris... con él sí que se está pasando de la raya.
—Mi paciencia tiene un límite —dice Daniel, rompiendo el estridente silencio que reina en la sala de reuniones—. Y lo estás alcanzando.
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KYDOG DOWN (KYDOG #2) - [COMPLETA EN DREAME]
Chick-LitTrabajo para él. Me acuesto con él. Estoy enamorada de él. Soy un desastre. Mi vida nunca volveré a ser la misma, lo sé, y lo acepto. Conocerlo es lo mejor que me ha pasado, así él se empeñe en asegurar lo contrario. En el ring es un dios, sin emb...