Capitulo 9: Nuestros Padres

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Lime

Por si acaso estoy en Fanfiction y ArchiveOfOurOwn, los links están en mi perfil, por si es que me tumban la cuenta u_u

Notas:

Gracias de nuevo a Zulmajea, que me ayudó escribiendo el Geto x Utahime porque no me salía xD una genia, prácticamente ella les ha hecho la historia, que es super difícil porque no es un ship muy común, mis respetos <3 Además, también le dio un empujoncito al Toji x su esposa, porque el amor está en el aire, klaro khe zi. TQM Zulma <3

CAPITULO 9: Nuestros Padres

—No quiero que vayas, se las pueden arreglar sin ti. Mejor quédate conmigo y vas a la siguiente expedición. Por favor. —Lo desconcertaba ver a Shoko tan insistente, ya estaba acostumbrada a sus viajes y si bien se preocupaba, nunca le había pedido que dejara de ir.

—¿Por qué, estás bien?

—Siento algo extraño. Tengo miedo de que te pase algo. —le dijo mientras lo abrazaba y se colgaba de él.

Se aproximó al final de la calle donde empezaba el camino de tierra, sus pasos seguros y decididos lo llevaban al comienzo de una arboleda, se adentró en ella, guiándose por una ruta que él mismo había creado y recorrido antes, la cuál era las más corta para llegar al lugar de su interés, pero este tenía sus dificultades, ya que subía la base de la montaña para rodearla. Suguru se dio cuenta que los rayos de sol estaban siendo más tenues, por lo cual apresuró su andar.

Llegó con el grupo a aquel pueblo que ya se encontraba en ruinas y cenizas. Había varias maldiciones de grado dos. El caos poco a poco empezó a reinar conforme caían algunos hechiceros. Un escalofrío le recorrió el cuello y volteó alerta con la respiración agitada, una presencia siniestra rondaba, acechándolos. Recordó las palabras de Shoko antes de partir y se dio cuenta de que ella había tenido razón y que quizás no volvería. Lanzó dos maldiciones y se cubrió con una, pero salió disparado y rodó por el suelo con tres cortes profundos en el pecho. Sintió dos golpes más que le quitaron el aire, haciéndolo escupir sangre y vio como las dos maldiciones que lanzó fueron exorcizadas cuando fueron a defenderlo del golpe que recibía en la cabeza.

Llegó a un punto donde era imposible seguir caminando. Se paró para ver la mansión antigua que los árboles ocultaban y daban la privacidad que todo gran señor se ganaba al poseer influencias o nacer con un apellido reconocido. La construcción se notaba vieja y había partes que se mantenían en pie con gran esfuerzo. La servidumbre no se encontraba en ese momento, ni en el jardín ni en el patio, ya que a esas horas debían estar preparado la cena. De su mano salió una maldición con forma de mantarraya, la cual obtuvo cuando los ríos crecieron y devoraron algunos pueblos. Subió a ella para ir a los árboles próximos que daban a la terraza de unos de las habitaciones principales.

La maldición era un tipo humanoide que se acercaba riéndose a darle el golpe final y él no podía moverse. Lo vio levantar el pie sobre su cabeza y cuando estaba a punto de patearlo, giró para esquivarlo. La maldición siguió riéndose y una vez más se acercó, pero esta vez él pudo detener el pie con sus manos. Para su sorpresa, sus fuerzas iban aumentando en lugar de disminuir y pudo sacar una maldición que empujó al ser azul y permitió que él se pudiera levantar. ¿De dónde venía esa fuerza? Dio la vuelta y vio una tienda siendo levantada por una de las maldiciones y una joven de cabello negro bailaba haciendo gestos hacia él.

La mantarraya desapareció y él aterrizó despacio en la amplia terraza. Se escondió detrás de una columna para asegurarse de que no había nadie. Sus ojos oscuros miraron con detalle la figura delicada de una joven que bordaba con cuidado un telar del hilo más fino. Tocó despacio la puerta haciendo que ella se levantara de su asiento sonriendo emocionada, corriendo a sus brazos. Sus ojos cafés brillaron con solo ver al hombre, mientras él la abrazaba con ansias. —Ya no aguantaba un día más sin verte. —Y se agachó para unir sus labios en un beso.

La Estrella en el CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora