4_ Ella puede cuidarse sola

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Kimmy & Kenny
10/ agosto/ 2024
Boda en un campamento

Hacía muchísimo calor afuera. Santo cielo.

Kara había elegido un lindo vestido de verano con tirantes finos. Era claro y aireado, blanco con flores rosadas, tan veraniego como cualquier vestido podría ser, pero estaba sudando como si acabara de hacer ejercicio en el gimnasio, luego corriera una maratón y luego se pusiera jeans y un abrigo grueso. Agosto podría ser difícil en el noreste, un hecho que la mayoría del resto del país no creía. La humedad era tan espesa que parecía que podía agarrarla con las manos y escurrirla delante de ella. Es decir, si tuviera la energía para mover los brazos. Lo cual probablemente no tenia.

Las cosas iban a ser bastante informales. Todos los invitados estaban aquí y eran alrededor de veinticinco. La amiga de Kimmy de la facultad de derecho se había ordenado en línea e iba a realizar la ceremonia. Al menos estaban al amparo de algunos árboles y no estaban bajo el sol abrasador. Era un hermoso día de agosto... para flotar en una piscina o sentarse en el muelle de un lago con los pies en el agua y una bebida fría en la mano. No tanto para estar de pie con ropa bonita en un lugar donde el aire no se movía. En absoluto.
Kenny, Kimmy y los respectivos padrinos estaban metidos en una casa rodante estacionada a unos cincuenta metros de distancia, en otro campamento. Pertenecía a los padres de Kimmy y allí se estaban preparando. Habían evitado la superstición tradicional, sin importarles que se estuvieran viendo antes de la ceremonia, y una parte de Kara admiraba eso.

Emma estaba allí con ellos.

Lena también.

Kara no la había visto desde la boda de Imra y Gayle. Desde la frase de Lena acerca de que le agradaban más cuando eran amables mutuamente. Desde el infame beso en la mejilla.

No la había visto ni hablado con ella, pero Imra la había reprendido en cuanto regresó de las Bahamas.

-¿Lena te besó?- chilló a través del teléfono sin siquiera saludar o avisarle a Kara que había regresado.

-En la mejilla, bicho raro-, respondió ella. Luego le contó cómo había sucedido todo.

-Te lo dije-, había dicho Imra. -Te dije que ella siente algo por ti.

Kara había suspirado. -Ella no siente nada por mí. Ahora somos simplemente... adultas. Las personas adultas...

-Besan a otras personas adultas-, había bromeado Imra, y la conversación derivó a partir de ahí.

Kara sonrió ahora al recordar esa llamada telefónica. Imra y Gayle habían sido invitadas; no pudieron asistir a la ceremonia, pero estarían allí más tarde para ayudar a sus amigos a celebrar. Esperaba que estuvieran en algún lugar interior con aire acondicionado.

Justo cuando sintió una gota de sudor corriendo por el centro de su espalda, la puerta de la casa rodante se abrió y una mujer alta y en forma, de unos cincuenta o sesenta años, cruzó apresuradamente el campamento hacia donde estaban los invitados. Tenía el pelo corto y rubio del mismo tono que el de Kimmy y llevaba un precioso vestido verde menta. Tenía la cara sonrojada y sus manos se movían un poco como si estuviera nerviosa. Pero su sonrisa era grande y contagiosa.

-Está bien, creo que estamos listos para empezar-, dijo mientras agitaba los brazos como si estuviera dividiendo el Mar Rojo. -Si pudiéramos hacer un camino hasta aquí...- Dividió exitosamente a los invitados en dos grupos iguales a cada lado para que ahora hubiera una pasarela entre ellos.

ʀᴇᴀᴅʏ ꜰᴏʀ ʜᴇʀ /SᴜᴘᴇʀCᴏʀᴘ / AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora