Capítulo Tres

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Sakura

Termino de exponer mi parte del trabajo y espero pacientemente a que él lo haga también. Cuando él expone su parte, me quedo asombrada con la precisión y eficiencia con que lo hace, ¿quién me iba a decir que un tipo tan antipático como él sería todo un as en los estudios...?.

—Esto es todo, permíteme decirte que vamos a exponer gran parte de mi trabajo, pues tú solo te has basado en ideas básicas y muy poco elaboradas  —dice cabreándome de mala manera.

—¿Y eso por qué? ¿por qué tú lo dices? ¡pues entonces no sé para que demonios lo hacemos juntos! ¿sabes qué...? ¡presenta el trabajo tú solo, me da igual que me suspendan! ¡me voy a mi casa! —contesto furiosa mientras me levanto de la silla.

—¡Joder, espera!, está bien... pero hazte a la idea que tu parte aportará bien poco para subir nota —sigue humillándome.

—¿Crees que así lo arreglas, Sasuke?, porque lo único que consigues es empeorarlo todavía más.

—Tienes razón, soy un insensible —espeta sarcástico. —Voy al baño y te acompañaré a la salida —contesta impasible.

Una vez me quedo sola en su habitación, no puedo evitar ojear todo a mi alrededor, está todo perfectamente pulcro y ordenado, pero solo predominan los colores oscuros y apagados, como él, pienso para mí. De repente, me fijo en una fotografía que hay en una de las mesitas, en ella aparece un chico de unos catorce o quince años, muy parecido a Sasuke, pero con el pelo más largo y de apariencia más alegre, estoy segura que debe tratarse de su hermano. Cojo la foto con cuidado para observarla mejor y en ese instante Sasuke sale del baño, me sobresalto y sin querer el portafotos cae al suelo y el cristal termina hecho añicos.

—¡¿Se puede saber qué coño haces?! ¡deja eso donde estaba! —ahora si que está realmente furioso.

—P... perdona, ha sido sin querer... —me disculpo mientras recojo con cuidado el estropicio.

—¡Te he dicho que lo dejes! ¿Quién te manda tocar las cosas ajenas, eh...? ¿Acaso no sabes estar quieta? ¡Fuera de mi casa! —grita hecho una furia.

—Pero... Sasuke... —intento disculparme.

—¡He dicho fuera! —cojo mis cosas y salgo disparada hacia la puerta.

No sé muy bien por donde salir, pero me las apaño presa por el pánico que me invade, solo es una foto, no entiendo por qué se ha puesto como un loco, pienso mientras al fin hallo la salida. Mientras corro por la calle rumbo a mi casa, las lágrimas caen a borbotones mojando todo a su paso, no sé porqué es así conmigo, yo no le he hecho nada, yo también tengo problemas y no lo pago con la gente. Al llegar a mi casa y dejar los zapatos en la entrada, me subo directa a mi habitación, necesito llorar, desahogarme, me ha hecho sentir tan mal...

Me tumbo en la cama y a los dos minutos mi madre ya está tocando la puerta.

*

—Sakura, cariño. ¿Estás bien...? —pregunta desde el pasadizo.

Me siento en el borde de la cama y seco mis lágrimas rápidamente, pues no quiero preocuparla y que empieze a preguntarme que me ocurre.

—¿Puedo pasar...? —pregunta con cautela.

—Por supuesto, mamá —intento parecer calmada.

—No quiero molestarte, cariño, pero me ha extrañado tu actitud al llegar a casa, siempre entras alegre y nos das un par de besos —dice mamá mientras acaricia mi mejilla.

—Perdona, mamá. No me encuentro muy bien y... —intento disimular, pero a ella no puedo engañarla.

—Sakura... te conozco de sobra y sé que algo te pasa. ¿Te ha ido mal en tu primer dia?.

ESTRELLA POLAR (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora