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Está es la historia de cómo morí...

Oigan, no se preocupen, lectores.

De hecho es una historia muy divertida. Y la verdad es que ni siquiera es mía. Esta es la historia de dos semidioses destinados a ser enemigos. Sus nombres eran Alissa Dragomir y Percy Jackson.

Y todo empieza con un castigo.
















───── ❝ η αρχή του τέλους ❞ ─────

















⚔️: mi maestra de química trata de matarme

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⚔️: mi maestra de química trata de matarme.

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Las clases en el instituto para señoritas del este de Francia era sin duda alguna la atrocidad más grande de la humanidad para Alissa. Su mentón estaba apoyado por la palma de su mano mientras hacía garabatos en su pupitre blanco con el bolígrafo azul entre sus dedos. Un suspiro exagerado sale de sus labios mientras sus ojos no se despegan del pizarrón mientras la maestra suplente de química hablaba y hablaba.

En la pizarra no veía componentes químicos, ella veía una invocación demoníaca.

—Odio química.

Su compañera de banco hace una mueca de pena mientras da palmadas en su espalda. Alissa siente que las palmadas de su amiga pasaron de ser de consolación a ser de desesperación.

—¿Claire, qué...

—Señorita Dragomir —mierda. La voz aguda de su maestra la hizo enderezarse de forma rápida. Sonrió con inocencia mientras con sus cuadernos tapaba, según ella, su obra de arte (garabatos) que estaban en su pupitre.

—Maestra Kim —dice ella, aun sonriente—. Que bonito collar —señala su cuello. «Era el collar más horrible que jamás haya visto»

—Déjese de falsos halagos —pone una mano sobre el pupitre de forma repentina, sobresaltándola tanto a ella como a su compañera de banco—. Dígame la mezcla de componentes de la glucosa.

Alissa traga en seco. Había oído a Claire decírselo antes de entrar a clases, pero ella estaba más concentrada viendo a una ardilla peleando con otra por una nuez sobre el árbol de la entrada que prestando atención al componente de la glucosa.

—Bueno, es una muy buena pregunta que claramente sé —señala, apretando los labios mientras trataba de ver los apuntes de su cuaderno, el cual era pura incoherencia.

—Si tanto sabe. Dígame —ordena la mujer castaña, haciendo un sonido fastidioso de sus largas uñas contra la mesa.

Comenzaba a fastidiar a Alissa. Se remueve incomoda en su lugar cuando la maestra Kim se apega más a su lado, podía sentir hasta ahí el raro olor que desprendía. Como azufre.

𝐏𝐑𝐎𝐓𝐄𝐂𝐓𝐎𝐑 𝐎𝐅 𝐎𝐋𝐘𝐌𝐏𝐔𝐒 | 𝐩𝐞𝐫𝐜𝐲 𝐣𝐚𝐜𝐤𝐬𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora