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⚔️: papá y abuelo enojados

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⚔️: papá y abuelo enojados.

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Sus entrañas se removieron, un sabor ácido subiendo por su garganta y las ganas de vomitar aumentaron al ver como tapaban con una sábana blanca el cuerpo muerto de Claire, los paramédicos alzándola en la camilla. La mano de su directora estaba en su hombro, pero su tacto lo sintió distante, de hecho, cada que alguien le hablaba lo notaba distante.

Su cuerpo estaba en el internado, su alma había muerto junto con la de su mejor amiga.

-Alissa -habló la directora Adelaine-. Cariño.

Sus ojos aún brillosos por las lágrimas giraron a ver a la mayor, quien se estremeció cuando aquellos ojos azules la observaron con dureza.

-No vuelva a llamarme así -quitó su tacto en un movimiento brusco.

-Alissa, vamos a mi oficina -pidió-. Vamos antes de que comiencen a agobiarte con preguntas.

Alissa soltó una risa amarga-. Estar aquí ya me agobia, directora. -Se abrazó a sí misma cuando el viento heló su sangre-. ¿Por qué miente? -no la mira, su mirada no se despegaba de la ambulancia-. ¿Por qué dice que fue un ataque animal? Eso no pasó.

-Porque no podemos decir la verdad, Alissa. Porque ellos no ven lo que nosotras podemos ver -explica con voz neutra, mirando de igual forma aquella ambulancia.

Alissa se quedó congelada en su lugar en su lugar, ¿a caso la directora...? Vió por última vez a la ambulancia saliendo por los portones del internado. No quería entrar, pero cuando volvió en sí, ya se encontraba ingresando a la oficina de la directora.

Los recuerdos que la rumana tenía en esa oficina generalmente eran buenas, divertidas y cómodas. Terminaba casi siempre cuando tenía un castigo que no le importaba en lo absoluto, donde su directora terminaba dándole una charla breve sobre qué debía comportarse mejor porque todos sus castigos terminaban en sus registros, para luego, invitarla a una animada charla de chicas mientras degustaban los mejores dulces franceses.

No veía a la directora Adelaine con esa aura amorosa, brillosa y que te inspire confianza con tan solo una sonrisa. Su directora no la miraba a la cara, estaba de espaldas observando el gran ventanal que adornaba su oficina. Adelaine tenía el semblante serio, sus ojos verdes sin brillo alguno y parecía estar decepcionada de sí misma por todo lo ocurrido. De hecho, lo estaba.

La atención de Alissa estaba en mirar su mano bañada de color carmesí, sangre seca manchada sobre su piel blanca, sangre que correspondía a Claire, sangre que había salido de su mejor amiga luego de que Edquina la asesinara cruelmente cuando la rubia no tenía culpa alguna en lo que sea que Alissa estuviera involucrada.

𝐏𝐑𝐎𝐓𝐄𝐂𝐓𝐎𝐑 𝐎𝐅 𝐎𝐋𝐘𝐌𝐏𝐔𝐒 | 𝐩𝐞𝐫𝐜𝐲 𝐣𝐚𝐜𝐤𝐬𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora