8. Labios granate

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La rubia se miró en el espejo mientras aplicaba su maquillaje en la noche, había acordado con su novio que irían a algún lugar ese día. Estaba muy emocionada por poder salir un día con él, siempre estaba tan ocupado.

Coloreó sus suaves labios con un lápiz labial de un tono granate, solía pensar que ese color quedaba bien con el moño que siempre usaba en su cabello.

Sonrió al espejo y pudo ver las marcas del tiempo que se reflejaban a los lados de su boca, a pesar de eso era una mujer tan hermosa.

Terminó de arreglarse poniéndose un vestido negro ajustado y cepillando su cabello. Su emoción crecía con cada minuto que pasaba mientras esperaba la llegada de su amado.

Esperaba que pudieran ir a algún lugar agradable en ese día, después de todo no les faltaba dinero a pesar de la situación de inestabilidad que sus vidas tenían. Ella solía seguir a Ten Shin Han a donde sea que fuera debido a su búsqueda personal por ser más fuerte.

Se miró nuevamente mientras se colocaba unos aretes brillantes y pensó en su amado novio con el que estaba viviendo hace un tiempo.

Estaba tan enamorada de él que podría seguirlo hasta los confines de La Tierra ya que él era tan asombroso. Tenía sus prioridades muy claras, él quería ser cada vez más fuerte y recorrer el mundo entrenando, era un hombre fuerte y muy honorable.
Pensó en cómo es que él había aceptado el amor de alguien como ella, tenía un extraño trastorno de personalidad y además ella era alguien muy problemática.

Recordó las fechorías que ella misma había hecho, e incluso las hacía sin que su propio otro yo lo desaprobara absolutamente. A pesar de todo, no podía evitar amar con locura a ese hombre que ella misma había decidido acompañar, su sola existencia la hacía muy feliz.

Luego de terminar de prepararse, esperó por minutos que eventualmente se convirtieron en horas. Cuando vio que estaba haciéndose muy tarde, decidió que sería mejor salir de todos modos aunque estuviera sola.

Se puso unos tacones negros que combinaban con su atuendo y un bolso del mismo tono que sus labios, aunque iba a hacer lo que quería no podía disimular la molestia en su rostro. Él le había dicho que llegaría antes de las siete ya que habían acordado eso esa misma mañana, ya eran casi las diez de la noche.

Salió y se dirigió a un bar cercano sin poder dejar de pensar en él. Lo había esperado con una inocente ilusión, como una niña que espera al borde del marco de una puerta con una gran expectativa.
Pensó en las posibilidades, seguramente había priorizado sus peleas en el nuevo Dojo en el que estaba desde que se quedaban en esa ciudad, otra noche sola de tantas que había sucedido algo similar.

Sucedió en ese pueblo, en el anterior a ese y el anterior a ese. Suspiró mientras se sentaba en la barra del bar al que había decidido ir y pidió algo.
Reflexionó sobre eso, aunque pensaba en el daño que esas situaciones constantes le provocaban no podía dejar de sentir que su corazón se reconfortaba debido al amor tan intenso que tenía por él.

Negó con su cabeza al pensar en eso, al final del día estaba enferma, enferma de amor por ese guerrero que no priorizaba su relación. Y aunque sabía eso aún así no pudo culparlo, ella sabía que eso era lo más importante para él.
El problema real era que lo más importante para ella era él, incluso había robado bancos para poder comprarle obsequios y llamar su atención incontables veces.

¿Cómo seguiría con alguien que no la veía? ¿Cómo seguiría con alguien que no la veía como algo importante? Al menos si honrara sus promesas en alguna que otra ocasión ella podría seguirlo sin mirar atrás.
Sintió vergüenza por sus propios pensamientos ya que aún así deseaba seguirlo, no dejarlo ir jamás, pero ¿Cómo podía decir que estaba con él si ella era la única que luchaba por esa relación?

Bebió su trago, pagó su cuenta y volvió a la pequeña casa que compartía con él. Entró con un corazón entumecido por el dolor de aquella revelación y un gran pesar que apagaba su actitud enérgica e intensa de siempre.

Al ir al cuarto vio a Ten en la cama, estaba completamente dormido y aun tenía su ropa de combate puesta. Aparentemente había llegado allí agotado por el arduo entrenamiento que había tenido ese día.

Sintió que su corazón se estrujaba mientras lo miraba dormir, había pensado en su decisión definitiva de camino a la casa.
Esa sería la última vez que podría verlo así, era la última vez que podría decir que era su novio, su Ten Shin Han. A pesar de que lo amaba con la misma intensidad que la primera vez que lo había visto.

Suspiró pesadamente tratando de contener su ánimo pero cuidando de no despertarlo de su sueño. Veía eso como algo difícil ya que se veía muy cansado, dormía profundamente.

Tomó aire, reflexionó por última vez y se acercó a su pareja que dormía plácidamente. Se lamentó mentalmente mientras miraba su lindo rostro de cerca por última vez, era todo. Le dio un beso en la mejilla que dejó una marca granate en su piel.

Se incorporó y tomó sus cosas, como solían viajar mucho no tenía tantas pertenencias. Conformaría una nueva vida, una que fuera propia, una que la hiciera sentir que seguía su propio camino así como él lo hacía con el suyo.

Lunch se fue de allí con la frente en alto, con un dolor intenso en el corazón que grita y que contiene en el fondo de su ser porque todavía lo ama; y con una certeza, que su vida ahora solo se trataría de seguirse a sí misma.

Buenas noches!!! Este es el último drabble del desafío Kisspril, lo publico algo tarde ya que me puse a escribirlo a último momento (Venía bien con el tema del tiempo, pero bueno lo importante es que logré terminarlo).

Elegí hacer este shipp (LunchxTenShimHan) gracias a la sugerencia de una amiga, Flor Saiyajin, hace fanarts muy bonitos (Si quieren verlos pueden buscarla en Facebook).
En realidad no tenía nada muy planeado para este tema pero en cuanto ella lo propuso se me ocurrió esta idea y realmente me gustó como quedó al final.

Espero lo lean y les guste, muchas gracias por el apoyo a todo lo que hago siempre.

Nos leemos pronto.

Niebla~

Labios granateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora