La unión

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Una vez en el internado me dirijo al comedor donde espero encontrarme con mis dos amigos y, tal y como predecía, ahí estaban, Gabriel con un aspecto un poco preocupante pues se había pasado con el alcohol pero sin embargo Becky estaba fresca como una rosa.

Después de comer, como Gabriel no estaba para mucho trote decidimos estar en la sala de principal del centro sentados en un sofá, todavía no sabia que hacer, si quedarme o irme pero estaba tranquilo porque dentro de poco Becky tenia una actividad de rítmica y mi otro compañero no tardaría en refugiarse a su habitación.

Cuando esto sucedió me quede solo, una vez allí empecé a pensar sobre las ventajas y las desventajas de irme y empezar una nueva vida, la parte buena era que estaría en un lugar donde supuestamente encajo pero lo malo, era dejar a Gabriel y Becky, pero si me paraba a pensar tarde o temprano eso acabaría sucediendo porque Gabriel, sus padres estaban en la cárcel pero no tardarían en salir y el se reuniría con ellos y, de Becky no sabia mucho sobre esa parte de su vida porque nuca nos lo quiso contar pero una situación similar tendría. En definitiva, más pronto o más tarde, me acabaría quedando solo, ero la diferencia de ahora es que tenia alguien con quien ir y que me acogería.

Después de mi decisión, cogí lo imprescindible para no levantar sospechas y antes de que fuera la hora, abandone el recinto sin que nadie se diese cuenta.

Lo admito, estaba nervioso pues parte de mi no creía que la huida saliese bien, por eso, cuando me dirigía hacia el punto donde había de reunirme miraba a todos los lados por si acaso, pero decidí dejar de preocuparme tanto porque mi actuación paranoica levantaba muchas sospechas.

Una vez llegue al lugar solo se encontraba la chica la cual me había traído allí.

-Bien- dijo ella con una sonrisa- sígueme y te llevare a nuestro cuartel- Su expresión era seria pero con un toque de alegría, como si le entusiasmara la idea de que me incorporara a su grupo.

-¿Queda lejos?- Pregunte.

-No mucho- respondió- supongo que tienes miles de preguntas pero con el tiempo las iras descubriendo, no seas impaciente.

La situación era incomoda, no sabia de que podía hablar con ella, andaba a su lado pero para ella era como si estuviera caminando sola y el silencio reinaba a nuestro alrededor. Mientras pensaba que podía decirle se me paso el tiempo volando y ella se detuvo, acto seguido yo también.

-Ya hemos llegado, bienvenido a tu nuevo hogar- Dijo ella con énfasis de bienvenida.

Era una urbanización, estaba claro porque tras la reja que cubría la entrada se veía un patio interior bastante grande, el misterio reinaba en mi conciencia, si no fuese por ella, no me hubiese dado cuenta de que habían dos hombres a los lados que se encontraban detrás de la puerta ya que al ir de negro y al estar cubiertos por la sombra, no los había visto. Nos abrieron las puertas, pasamos, y después de nosotros las volvieron a cerrar, el patio era un jardín muy bien cuidado y con un perfecto diseño, había gente paseando, leyendo y charlando, eso me daba sensación de tranquilidad.

-Sígueme y no te separes, este lugar es como un laberinto- Me dijo ella sin pausar la marcha.

Nos adentramos dentro de un edificio que estaba lejos de ser un piso de viviendas ya que solo había salas repletas de gente, que no me olvide decir de que las personas no paraban de mirarme con curiosidad mientras susurraban.

Al final de todo este trayecto llegamos a unas puertas que también estaban custodiadas, pero, sin hacer preguntas la mujer y el hombre que cubrían la entrada nos abrieron paso, cuando entramos a la otra sala vi que era un despacho muy bien organizado, en la mesa se encontraba un hombre al que reconocí con facilidad.

-Me alegro de que te hayas unido a nosotros Keisa- Dijo el mismo hombre el cual me hizo la oferta de venir- Pasa pasa, no te quedes en la puerta- Miro a la chica y le dijo- Ellie, muchas gracias por acompañarlo, puedes retirarte.

La chica se fue y el hombre y yo empezamos a conversar.

-Primero presentarme, mi nombre es Samuel pero puedes llamarme Sam.

-Encantado- Respondí.

-¿Te has llevado una buena impresión del sitio?- Pregunto con curiosidad.

-Si la verdad es que sí, hay un buen ambiente aunque he visto muy poco.

Pues sígueme, te hare un tour del sitio- me respondió mientras se ponía en pie.

Me llevo por toda la comunidad mientras me explicaba las zonas que tenia como por ejemplo la cocina, el comedor etc... El lugar era enorme, era de esperar pues Sam me había dicho que vivían alrededor de unas 2000 personas, la mayoría jóvenes.

-Nuestra comunidad es un oasis en el mundo, nuestro sistema de valores, económico, etc... es muy diferente, en cuanto a economía, aquí dentro el dinero no existe.

-¿Sois comunistas?- Pregunte con asombro.

-No, nada de eso, aquí todos trabajamos sin excepción, cada uno aporta lo que puede, unos trabajan enseñando a nuestros jóvenes, otros tienen empresas, tiendas, comercios, hay médicos, hay un montón de profesiones, nosotros garantizamos lo básico y también otorgamos muchas otras cosas, de momento nos va bien y nuestro sistema no flaquea, pero como el mundo en si funciona con dinero nosotros lo damos para que quien quiera compre cosas fuera.

-¿Y no os da miedo la corrupción?

Samuel rio y todo seguido dijo- Te he dicho que la comunidad es diferente, en poco tiempo lo sabrás, por ese motivo, estas apuntado en nuestra escuela de entrenamiento.

-Eso ya no me gusta tanto- respondí un poco decepcionado.

-Tranquilo, este sistema de educación ya veras que si, además primero se te someterá a un examen para ver tu nivel de competitividad, pero eso ya será mañana, mira- dijo él mientras señalaba una puerta- este será tu camarote.

Abrimos la puerta y entramos en la sala, una vez dentro vi una habitación muy parecida a la del internado, solo que esta tenia mucha más iluminación y era mucho más acogedora.

-La cena es a las 9:30 en el comedor y las clases empiezan a las 10 de la mañana, acomódate y date una vuelta para conocer a chicos y chicas de tu edad, se han enterado de tu llegada y están impacientes por conocerte- Dijo mientras de dirigía a la puerta- Me he de ir, nos vemos esta noche en la cena, ponte cómodo y disfruta de tu nuevo hogar.

Todavía no me lo podía creer, los acababa de conocer y ya me estaban dando cobijo, parecía todo perfecto, eso, me daba mala espina, sea lo que sea he de descubrir al 100% como es este sitio, ese, era mi reto para los próximos días.




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