Al abrir la puerta de mi casa y verlo ahí sentado como si nada, me provoca ganas de vomitar y llorar.
—Hola amor, que bueno que ya llegaste – saluda con una sonrisa despreocupada, sin sabes que ya había llegado desde antes
Una mezcla de ira y confusión crece en mi mientras me acerco a él para enfrentarlo.
—Hola – respondo sería y tomo asiento en el otro extremo del sofá
Buscó su mirada para encontrar algún indicio de culpabilidad en su mirada pero él parecer ajeno a todo. La casa estaba ordenada, aquellos vasos ya no estaban en la mesa, ¿cuántas veces habrá hecho lo mismo?, traerla y limpiar antes de que yo llegara.
—Llegue en la mañana – empiezo a decir – ¿Por qué había dos vasos en la mesa?, yo no estuve anoche – digo tratando de controlar el temblor en mi voz
Levanta la mirada aparentemente confundido —Oh, es que invité a un amigo anoche, para ver el partido – responde casualmente
—¿Un amigo? – repito, sintiendo como mi corazón se romper cada vez más – ¿Qué hay con ese olor nuevo en nuestra cama?, ¿o las marcas en tu cuello?
Baja la mirada, evitando la mía —Eh... debes... debes estar imaginado cosas amor – murmura
Mis lágrimas amenazan con salir, cierro mis puños con fuerza —¡No me hagas esto!, ¡no me trates como una idiota!, ¡no soy una estúpida!, se que algo está pasado y quiero que me digas la verdad – digo desesperada al ver su comportamiento
Pero el solo se queda con la mirada fija, sin responder a ninguna de mis preguntas, ignorándome
— Amor... – dice mirándome con culpa
—¿Por qué no te atreves a mirarme sin culpa?, fuiste tú quien decidió hacer de mi cama la suya, es evidente que me cuesta entender, pienso tanto el ¿por qué?– suspiro –
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Mil preguntas
Teen FictionEsta historia está inspirada en la canción "Mil preguntas"- Marina Reche Tengo mil preguntas y ni una respuesta... ¿Cómo fue que sucedió?... ¿Por qué había dos casos en la mesa?...