Mil preguntas

Tripas el corazon

Mis pisadas eran en automático, las hojas secas de los árboles crujían con cada paso que daba. Hasta que a lo lejos lo vi, mi corazón se detuvo, antes de empezar a latir con fuerza, con un eco de emoción y esperanza en mi pecho.
Él estaba ahí, parado junto a una fuente, con la mirada perdida. Me pregunté si debía seguir adórnate o darme media vuelta y huir, pero la necesidad de obtener respuestas era más grande que mi miedo.
Con un nudo en la garganta me voy acercando lentamente, al llegar a su lado, las palabras se quedan atascadas en mi garganta luchando por salir.
— Tengo mil preguntas y ni una disculpa – susurro – espero que viéndome de frente, puedas contestar – respiro profundamente tratando de contener las lágrimas – ¿por qué me hiciste esto?, ¿por qué elegiste mentirme en lugar de ser honesto conmigo?
— Lo siento, no quería lastimarte – es lo único que dice
— No querías lastimarme – repito – pero lo hiciste, me rompí este en mil pedazos y ni te detuviste a recoger los fragmentos, ¿cómo puedes decirme que no quería lastimarme?
— lo siento, lo siento, no se que más decir – responde bajando la mirada

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La tarde caía, y los rayos de sol entraban levemente por las cortinas de la casa de mi amiga, después de aquel momento lo único que hice fue huir, no tuve más que hacer. Corrí directo hacia mi mejor amiga.

—¿Cómo estás realmente? – rompe el silencio, con su mirada llena de preocupación
—No sé ni por dónde empezar – admito suspirando
— Puedes empezar por el principio, por el final, por donde quieras, sabes que aquí estaré en todo momento – sonríe dándome su apoyo
— Fue horrible – susurro con temor -lo amaba ¿sabes? Con todo mi corazón, y él me destrozó - sonrío con melancólica – no sé cómo hacer tripas el corazón – murmuro aguantándome las ganas de llorar nuevamente.