Parte 6

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Ya estaba dentro, temblé al ver mi oficina, estaba todo como siempre lo único que hacia referencia al día de la discusión era la pieza, el rey negro que Aidan había hecho con sus propias manos para mi y que había roto con sus propias manos luego de todas las cosas que le había dicho, recordé cómo a pesar de estar super furiosa ese gesto hizo saltar su corazón, en ese momento no entendí que pasaba que me generaba que rompiera una pieza a la que había despreciado, pero ahora que sabia que era el gesto más hermoso que nunca nadie había hecho por mi entendí que había sentido, dolor por verlo destruido por culpa de mis palabra, de mis errores.

Seguí caminando, estaba sola Brainy no podía mantenerme adentro y a él al mismo tiempo pero ya me había dicho que si se mantenía en movimiento llegaría a donde debía.

Ahora me encontraba en el bosque recorrí todo con la mirada y a lo lejos pudo verla, ahí estaba sentada como la habíamos encontrado ese día en el centro del sendero intenté acercarme y no pude, no pude mover mis pies estaba paralizada me vi a mi misma delante gritando cosas horribles cosas que no había dicho todo eso estaba mal nada de eso había pasado en realidad.

Kara tenía razón Aidan recreo en su mente una escena del bosque que nunca pasó, estaba reviviendo una pesadilla interna algo que ella creía pero que no era real, pero para ella si, la vi inmóvil recibiendo todas las palabra que nunca había pronunciado pero era una versión mía quien las pronunciaba.

-porque debería importarme lo que te pase no eres nadie para mi si ni a tu propia madre le importas porque deberías importarme a mi... como puede ser que no puedas, no puedes ser tan inútil...torre f7 jaque mate...

-Aidan -le grité- por favor mírame -me acerque de a poco a ella- soy yo la verdadera sabes que esas cosas no pasaron, esas cosas no te diría, me conoces mejor que nadie sabes lo que realmente te dije y quiero disculparme contigo no lo sabia, no sabia lo que sentías por mí, pensé que intentabas alejarme de Kara- vi a mi otro yo desaparecer, pude al final llegar hasta ella.

-yo nunca quise -escuche una voz apenas audible -nunca quise separarlas... yo solo quería estar con ambas-

-Ahora lo se -dije pasando mi mano por la cabeza de la niña, no era la joven de 18 años que conocía, en ese momento dentro de su mente, parecía tener entre 4 u 6 años - ¿puedes mirarme? -le pregunté intentando ver su rostro escondido.

Tardó unos segundos pero la niña dejó asomar unos ojos color miel que se encontraron con mis verdes ojos.

-Quiero que sepas que tu regalo fue lo más hermoso que nunca nadie hizo por mi, me encanto es perfecto será por toda la eternidad mi juego de ajedrez favorito-

Los ojos color miel brillaron -pero te falta un rey -dijo la niña sin dejar de ver los ojos que tanto amaba.

-Creo que eso tiene solución, creo que puedo rogar al artista que me confeccione uno, no lo crees tú- le pregunté mientras acariciaba una de las lágrimas que caían por el rostro.

-Si yo también lo creo- dijo la niña, se incorporó un poco más dejando ver todo su rostro, suspiró un par de veces ahogando su llanto y pregunto -de verdad te gusto tanto como para que sea tu favorito, se que tienes un montón de ellos con que sólo forme parte de tu colección yo ya soy feliz-

-Si es verdad pero.. -dije levantando una ceja -ninguno fue confeccionado con tanta delicadeza. ni precisión de detalles, ni pensaban en mí mientras lo estaban tallando eso lo hace super especial, lo hace único en el mundo- pude ver la sorpresa en los ojos de la niña, Kara tenía razón no pudo procesar nada después de la pelea con ella, la fiebre ya la tenía delirando seguramente.

-¿Cómo?- dijo Aidan sorprendida -¿cómo sabes todo eso?- pregunto

-Fuimos con Kara al taller de Tino, nos contó y mostró todo tu trabajo nunca pensé que alguien podía ser más detallista que yo- dije riendo acordándome de la cantidad de juegos que había desechado -creo que el resto de juegos los podrías vender están hermosos todos-

-No- dijo la niña -ninguno era lo suficiente para vos, creo que si Tino no me echaba nunca hubiera terminado uno para regalarte, pero -empezó a reír la niña al recordar al tano furioso de la cantidad de piezas desparramadas por el taller -hubo un día que termine con su paciencia y el me ayudo a elegir pieza por pieza para completar el juego perfecto-

-Y así lo es- dije sonriendo de felicidad al escuchar por fin a la niña reír al menos un poco -¿estas lista para despertar he ir a casa?- pregunté extendiendo mi mano a la niña.

-Si -dijo ella mientras tomaba la mano de su amor y se incorporaba, el rose de sus manos hizo latir sus corazones con fuerza.

-Te espero del otro lado -le dije abrazándola con fuerza temiendo que no pudiera salir si la soltaba.

-Si te veo del otro lado- repitió la niña sonriendo y disfrutando el abrazo que siempre soñó, el abrazo que más le costó conseguir, pero por eso era el más deseado, con todo su ser, estaba esperando el día en que Lena Luthor pudiera estar entre sus brazos.

Intenté incorporarme rápidamente pero una mano me lo impedía.

-Tranquila -escuché la voz de Kara, al abrir los ojos me encontré con el mar de su mirada.

-¿Despertó?- le pregunté. Kara tenía cara de preocupada, me ayudó a incorporar con cuidado y nos acercamos a la cama donde se encontraba Aidan todavía dormida.

-Me lo prometió -dije a punto de llorar.

-Tranquila -dijo Alex -dale tiempo, la fiebre estuvo bajando, se está normalizando-

El tiempo pasó y no despertaba pero la fiebre por suerte ya no estaba más, ni Kara ni yo nos separamos de su lado. Ambas estábamos dormidas con las cabezas apoyadas en la cama, yo sostenía la mano de la niña en la cama, para mi nunca dejaría de ser la niña que vi en su mente.

tú yo y ella - supercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora