Afirmativo, se me olvidó pasarme a mi cuarto en la madrugada, fue por eso que me lamenté el hecho de dormir con un short y camisa 10 tallas más grandes que yo.
Desperté cuando sentí el sillón hundirse más de lo normal, escuchaba balas y aparte gente masticar. Abrí mis ojos y lo primero que me topé fueron a Nata, Oscar y Gabito jugando Warzone en la sala. Gabito estaba en el mismo sillón que yo.
— Pinche jetona, hasta que te levantas, ya iba a marcarle a los bomberos — dice Oscar burlón, yo solo me pude concentrar en lo pálido que se veía y los lentes oscuros que traía, supongo que por la resaca. Se veía ridículo de más.
— Chula, hazte tantito para allá, tengo toda la mañana aquí en la esquinita — me pide Gabito volteándome a ver, yo solo quería esconderme abajo del sillón y no salir nunca más. Me hice para un lado aún sin mirarlo a la cara, debía de tener baba seca por todos los cachetes y mi pelo no cooperaba por las mañanas.
— Nombre we, la gorety casi casi saca la camisa del pri y se la pone para dormir, tantito más mamona wey — se burla nata, a lo que yo tomo el primer cojín que encuentro y se lo lanzo.
— Ay no eh, todavía que vienen aquí de inquilinos están de enfadosos, ni me estén diciendo nada — Gabito ríe divertido y niega, acercándose un poquito más a mi.
— Muy sexys tus pijamas, ¿a qué difunto con obesidad en tercer grado se las quitaste reyna? — se burla ahora Gabito a lo que yo solo abro la boca indignada y le hago seña de que todo bien. Me levanté del sillón enojada para irme a la cocina, Gabito iba riendo detrás de mi pidiéndome disculpas.
— Ya, ya hermosa. No fue mi intención burlarme de tus pijamas rústicas. Te prometo que no se repite — asegura gabito y para detenerme pone una mano sobre mi cintura, volteándome hacia enfrente de él. — Ni aguantas nada, te encanta que te rueguen verdad? — me pregunta entrecerrándome los ojos. Yo solo rio y quito su mano de mi cintura.
— Nono, todo bien, va. — le volteo la cara y al escuchar lo último asiento, con una sonrisa cómplice — Un poquito, pero solo un poquito — me alzo de hombros y me estaba por dar la vuelta cuando Gabito vuelve a tomarme por la cintura, esta vez asegurando mucho más su agarre.
— Yo no sé por qué no me das chances, chula. Soy fiel como un perro a su dueño, pa que quieres más? — pregunta él divertido, arqueando una de sus cejas. — Y digo, feo así imperdonable no estoy, nomas deja que me bañe y vas a ver que si cambio — dice haciéndome reír al instante.
— Veremos dijo el ciego. — digo causando que Gab ahora fuera el ofendido, asiente repetidamente susurrando un "órale, todo bien" en repetidas ocasiones pero aún sin soltarme, viéndome a los labios y después a los ojos.
Justo en ese momento entra Nata, quien venía por un electrolit de uva que había dejado en el refri.
— A la verga, no, no se preocupen, yo chiton — ríe nata mientras nos ve a ambos, entre juzgándonos y burlándose de nosotros. — Andas filosa gorety, me voy a cuidar también yo no vaya a ser — bromea y yo únicamente le muestro el dedo del medio, murmurándole un "chingas a tú madre"
Logró safarme del agarre de Gabito y el se rasca la cabeza algo apenado, yo solo sonrío burlona y me quedo frente a él.
— No se. —
— ¿Qué cosa? — pregunto intrigada.
— No se cuando me vas a dar el chance de mostrarte quién si vale la pena, pero me apartas lugar porfa. — Gabito bromea guiñándome un ojo, para después tomar mi mano y llegar juntos hasta la sala de nuevo, donde yo solté su mano por decisión propia.
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las noches ; junior h
Romance¿qué puedo hacer para cambiar esa manera tuya de pensar?