La primera vez que Sengoku conoce a Dragon, casi se convence de que el chico debe ser adoptado. A simple vista, es serio y educado. Nada parecido a su padre. Es solo después de pasar un rato con él, después de ver ciertas particularidades, que el parecido se hace innegable.
Se conocen cuando Garp trae a un chico de quince años al Cuartel General de la Marina. Sengoku está tomando un descanso de sus obligaciones como almirante cuando comienza a oír a los soldados cuchichear sobre Garp arrastrando a un adolescente misterioso. Sengoku pierde el apetito de inmediato y, reacio, va en busca del hombre.
"Garp," lo llama cuando lo encuentra. "No puedes secuestrar adolescentes," es lo primero que dice al mirar al hombre, sin siquiera reconocer la existencia del joven a su lado.
El chico permanece impasible ante las palabras de Sengoku, pero Garp resopla y luego suelta una carcajada. Mira a Sengoku con diversión y le da al chico palmaditas en la espalda con su ridícula fuerza bruta.
"¡Eso ya lo sé!" Dice el hombre. "¡Dragon no es secuestrado, es mi hijo!"
La afirmación se hunde lentamente en el cerebro de Sengoku. El hombre no puede hacer más que mirar a su compañero y al joven sin entender.
"Soy Monkey D. Dragon," se presenta el chico asintiendo con la cabeza en una leve reverencia. "Vengo para unirme al ejército."
Las cejas de Sengoku se arquean. Con no poca confusión, devuelve la vaga reverencia y dice: "Sengoku, un almirante," se presenta. "¿Dices que quieres unirte a la Marina? ¿Por qué?"
Puede parecer una pregunta tonta, siendo que se trata del presunto hijo de un vicealmirante, pero por alguna razón Sengoku nunca pensó que Garp sería capaz de criar a un niño del lado de la ley. O de criar a un niño, en general. El chico se detiene por un momento, mirando a la nada con un aire pensativo. Luego asiente para sí mismo y vuelve a mirar a Sengoku.
"He crecido en un país que carece de derechos igualitarios. He visto a gente sufrir. Quiero unirme al ejército para proteger a todos aquellos que no pueden hacerlo por sí mismos y para que nadie se vea obligado a perder la libertad por culpa de la injusticia," dice Dragon mirando a Sengoku con ojos profundos y determinados.
Sengoku vacila. Es una razón totalmente válida y completamente convincente, pero hay algo en su resolución que hace que el almirante se encoja. Los derechos igualitarios de los que Dragon habla son, sin duda, las fantasías de un niño que ha crecido viendo diferencias entre la nobleza y los plebeyos. El Gobierno puede aceptar una justicia que habla sobre resguardar a los civiles de la villanía pirata, pero un golpe hacia los nobles...
Aún así, Sengoku ve la promesa que es Dragon. No necesita verlo pelear para saber que va a ser un soldado más valioso que cualquiera de los cientos que se unen al ejército día a día. Es hijo de Garp, después de todo.
"Ven, te llevaré a hablar con el Almirante de Flota."
Kong acepta a Dragon de inmediato, y el chico pronto se hace un nombre entre las filas. El chico está al nivel de otros novatos prometedores como Sakazuki y Kuzan. Dragon demuestra ser un soldado ejemplar y disciplinado, no solo por su impresionante habilidad en combate, sino por una inteligencia y sagacidad que resaltan entre sus compañeros. Garp se vuelve pletórico, aprovechando cada momento del día para presumir sobre su hijo. Nadie parece tener los mismos reparos que Sengoku, que se mantiene cauteloso a pesar de las continuas demostraciones de Dragon de lealtad hacia el Gobierno. Bajo su apariencia impasible, sus ojos siempre parecen observar, juzgar, como si cuestionaran cada aspecto de las órdenes que recibe y ejecuta. A Sengoku le preocupa esta chispa de insatisfacción que cree ver en Dragon.
Es por eso que, cuando el enfoque del chico comienza a cambiar, Sengoku es el único que no se sorprende. Incluso cuando asciende y se convierte en un hombre respetado, el joven habla cada vez menos y sus reflexiones sobre la justicia y la igualdad se vuelven más complejas. Pasa mucho tiempo cavilando, sumido en pensamientos profundos e insondables.
ESTÁS LEYENDO
La familia de Garp dándole TEPT a Sengoku
FanfictionEl terapeuta de Marineford sigue insistiendo en que Sengoku tiene algo llamado trastorno por estrés postraumático. Sengoku no puede llegar a imaginar cómo ha acabado con algo así. O... En realidad sí. Testimonios: ¿Quién pensó que sería una buena id...