Objetivamente, Sengoku sabe que Garp y Roger no están directamente relacionados. Ni siquiera él mismo es conocedor de la intrincada historia que esconde el apellido D, pero es consciente de que no debe incriminar a su camarada por los problemas que causa aquel que lleva su misma inicial.
Sin embargo, todo debe ser culpa de Garp. Sengoku está convencido.
Han pasado algunas semanas desde la última vez que los piratas de Roger fueron noticia y el Gobierno está nervioso. Roger es como los niños pequeños, si está callado es porque no está haciendo nada bueno. Algunos dicen haber avistado al grumete pelirrojo de la tripulación en una isla en las profundidades del Nuevo Mundo, pero en todas las ocasiones ha sido visto solo y todas las tropas de reconocimiento han vuelto con las manos vacías. Cuando vuelve a oír noticias del hombre, Sengoku se da cuenta de que llevaba razón.
"Lo llaman el Rey de los Piratas," dice Sengoku leyendo incrédulo la copia del periódico que está dando la vuelta al mundo en este mismo momento. "El hombre que conquistó los mares y poseedor del tesoro legendario; el One Piece... ¿Qué demonios es un One Piece?"
Garp se echa a reír.
"¡No tiene ninguna gracia, Garp!" La impotencia de ver la despreocupada diversión del hombre hace que, sin pensar, Sengoku suelte: "¡Es tu maldita familia!"
El proclamado héroe deja de reír cuando oye el bramido de su superior. Los dos marines se quedan mirándose en silencio el uno al otro durante unos segundos antes de que Garp al fin hable.
"Sabes que Roger no es realmente mi familia aunque nos llamemos 'primos' desde que nos enfrentamos juntos a Rocks, ¿verdad?"
"¿Que os llamáis pri...?" Sengoku deja de hablar con el rostro en blanco. "Déjalo, no me respondas," dice sacudiendo la cabeza. Luego estalla de nuevo. "¡Me da igual si realmente estáis relacionados o no! ¡Siempre es culpa de esa maldita D!"
Garp le da una mirada extraña. Sengoku continúa despotricando.
"No me extraña que God Valley desapareciera completamente del mapa. ¡Tres D enfrentándose allí! Ese día el infierno estuvo de luto, no puedo imaginar que el diablo estuviera contento de recibir a un D. Pero que se joda el infierno, los mares celebraron cuando Xebec murió. Si todos los D murieran, el mundo sería más tranquilo."
"Vamos, Roger es el único D que da problemas," dice Garp quitándole importancia con un gesto vago. "Los otros D que conoces somos Saul y yo, y los dos estamos de tu parte."
Sengoku entrecierra los ojos como si estuviera considerando seriamente si puede considerarlos 'de su parte'. Después se le ocurre mencionar a Dragon, pero sabe que ese tema sigue siendo un campo de minas. Finalmente suspira y se frota el rostro con cansancio.
"Todos mis problemas se acabarían si Roger muriera," dice con plena certeza.
Garp asiente lentamente, como si no estuviera del todo convencido. Sengoku se niega a darle vueltas al asunto porque sabe que es verdad. Si ese tipo desaparece, el Gobierno tendrá más tiempo para lidiar con otros problemas como Dragon. Con Roger muerto y Dragon en Impel Down, despertar por las mañanas podría incluso ser bonito.
Gol D. Roger es una anomalía entre los muchos piratas que existen. Es fuerte, sí, y tan ajeno y despreocupado como Garp. Es impulsivo, aventurero y ambicioso. Tiene muchas cualidades como pirata que resultan ser defectos a los ojos del Gobierno. Sin embargo, nada de eso lo hace especial con respecto a otros piratas. Edward Negate, por ejemplo, comparte muchos de estos rasgos, como el poder y el carácter. Shiki es similar en ambición. Cualquier novato de los cuatro Blues lo iguala en imprudencia.
Lo que hace a Roger especial, y también temido, es lo absolutamente impredecible que es. Incluso ahora, Sengoku no sabe exactamente qué ideas rondan la cabeza del hombre. Puede que esté motivado por la curiosidad y su sed de aventuras. Puede que la avaricia y la ambición le den un empujón. Aún así, algo falta. El principal objetivo de Roger no puede haber sido ninguno de estos, viendo la forma en la que siempre ha actuado. Lo que lo hace peligroso a los ojos del Gobierno es que, después de varias décadas, no están ni un poco cerca de poder desentrañar los misterios que aguarda la intrincada mente del 'Rey de los Piratas'.
Sengoku supone que nada de eso importa ahora. Roger ha sido capturado, atado en una celda con vigilancia las veinticuatro horas. Su fecha final está fijada, y la Marina ya ha tomado las medidas necesarias para que ninguno de sus aliados, ni siquiera sus enemigos, pueda evitar la ejecución que tendrá lugar en Loguetown. Intenta no pensar en el malestar que sintió cuando Garp le confesó que el hombre se había entregado a él. No hay que sobrepensar las cosas, solo apreciar los pequeños regalos de la vida. Después de la ejecución, todo estará bien. Sengoku podrá volver a dormir noches enteras sin tener pesadillas.
Y entonces, cuando llega el día, Roger lo arruina todo pronunciando las palabras que lo perseguirán hasta el día de su muerte:
"¿Mi tesoro? Si lo queréis, podéis tenerlo... ¡Encontradlo! ¡Lo dejé todo en ese lugar!"
...
¡Historia cortita sobre el inmerecido sufrimiento del pobre Sengoku! Serán menos de diez capítulos, un poquito más largos que este quizás (Roger es el personaje que menos acostumbro a escribir, por lo que no me quise aventurar a más palabras). Será como una especie de 'estudio de personaje' sobre los D que rodean a Garp y algunos otros igual de cercanos. ¡Espero que os guste!
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La familia de Garp dándole TEPT a Sengoku
FanficEl terapeuta de Marineford sigue insistiendo en que Sengoku tiene algo llamado trastorno por estrés postraumático. Sengoku no puede llegar a imaginar cómo ha acabado con algo así. O... En realidad sí. Testimonios: ¿Quién pensó que sería una buena id...