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Suguru se tambaleó mientras entraba a la habitación del mayor, sintiendo nada más que nervios latiendo a través de él desde que había tenido esa conversación con Riko. Nada salió de su boca, ni palabras, ni sonidos, pero Satoru se acercó y pegó su boca a la hendidura su cuello.

Dejó escapar un gemido agudo cuando sintió unos labios cálidos contra su piel. Las manos de Satoru rodearon su cintura y disfrutó de la sensación, nunca antes se había sentido así. Tan indefenso pero con el control total.

Satoru lo giró y él se inclinó hacia adelante, cayendo en sus brazos. El mayor sonrió. "Desnúdate", le susurró al oído. "Pondré en un disco"

Él obedeció con un asentimiento y luego sintió las manos de Satoru dejar su estructura tentativa más pequeña y caminar hacia el tocadiscos en la esquina de la habitación. Se quitó el suéter y lo dejó caer al suelo, viendo la espalda musculosa del albino.

Se aseguró de ser tan ruidoso al desabotonar su camisa y se quitó los pantalones con facilidad y los empujó hacia un lado, asegurándose de suspirar mientras lo hacía. Sin embargo, a pesar de todos esos sonidos, Satoru no lo miró. Solo puso la música.

"¿No vas a mirarme?"Preguntó suavemente, sentándose en el borde de la cama.

"¿Estás desnudo?" Preguntó y Suguru se humedeció los labios.

"No del todo. Me temo que podría necesitar tu ayuda."

Satoru se dio la vuelta y el menor vio un cigarro entre sus dedos. Suguru no supo de donde lo sacó, sus ojos debieron quedar atrapados al mirar la forma en que los músculos de su espalda se movían con cada tirón. Se acercó a él, inclinándose sobre el menor que estaba sentado en la cama.

"Si no estás desnudo, Suguru", dijo echando humo. "No tienes ningún uso para mí."

Y se dio la vuelta, él frunció el ceño, con los dedos apretados alrededor de las sábanas. "Estoy un poco ofendido", declaró y Satoru volteo nuevamente, suspirando.

"Bebé", le dijo y sintió un enrojecimiento fluir por sus mejillas ante el nuevo apodo que le había llamado. "Habla menos." Continuó, sentándose de rodillas frente a la cama. Su boca se secó.

Satoru metió dos pulgares en el borde de algodón de sus calzoncillos. Suguru lo vio bajarlos por sus muslos y luego arrojarlos a un lado. Y miró su miembro erecto presionando contra su estómago.

"Ah, veo que te has emocionado" Sonrió un poco, y él solo recurrió a enrojecerse más y tragó saliva, sabiendo que no había ningún lugar donde esconderse, no ante los ojos del mayor.

Satoru extendió su mano hacia adelante, envolviéndola alrededor su pene. Su respiración se detuvo al sentir esto tan diferente. Riko tenía manos pequeñas, dudosas e inexpertas. Las de Satoru eran grandes, controladoras y calculadoras.

Siguió moviendo la mano por su pene y él se tensó ante la sensación. Lo vió por un momento a Satoru mirar su pene como si pensara. Y cuando estuvo a punto de decir algo, el mayor abrió la boca para ponerla alrededor su miembro.

"A-ah-" gritó con los ojos muy abiertos por la consternación. La repentina brusquedad del calor en su pene fue más que agradable, pero también más que intimidante. Era extraño ver a alguien tan varonil, tan guapo, tan elegante como Satoru Gojo con un pene en la boca, pero se sentía glorioso.

Satoru movió sus labios alrededor su pene con los ojos cerrados durante unos segundos, y su respiración, se volvió pesada, pero luego lo vio apartarse, con los labios resbaladizos por la saliva. Y lo miró.

"¿P-por qué te detuviste?" Preguntó consternado. Satoru sonrió.

"Me di cuenta, mi amor," Le habló firme, Suguru vio que su mano se extendía por debajo de la cama. "Que me gusta bastante el sabor de tu pene en mi boca, y;" agregó, y luego vio un reluciente frasco de vidrio color esmeralda en sus manos. "Que simplemente no podrás controlarte con mi boca en él"

somebody to love | satosugu verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora