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Suguru olió la fresca fragancia del aceite de lavanda que estaba en un frasco color esmeralda sobre una mesita de roble oscuro. Sus dedos agarraron las sábanas del dormitorio de Satoru, sentándose nerviosamente mientras miraba a su alrededor. La habitación tenía una pared que se veía como un estante, llena de discos de vinilo.

Miró a Satoru, que vestía una camisa y pantalones marrones, la camisa enrollada hasta los codos y el cabello partido a la mitad como de costumbre. Estaba hurgando entre los discos para encontrar el correcto, mientras él seguía tenso.

Algo no se sentía bien.

Las piernas de Suguru estaban fuertemente juntas, y escuchó que Satoru comenzaba a reproducir Love Me Forever de Jodie Sands. Sacó un cigarro y encendió el otro extremo, y lo colocó entre sus labios mientras lo miraba.

"Pareces asustado, mi amor", le dijo a la ligera, él soltó una risita nerviosa, mirando la manta tejida en la que estaba sentado.

"Es- es que" comenzó y luego tragó saliva. Miró al mayor, quien se acercó a él. "¿Q-qué estamos haciendo?"

"¿Por qué cuestionas tu moralidad en un momento como este?" Preguntó y luego levantó su barbilla para mirarlo.

"Tenemos esposas", dijo y Satoru gruñó, moviéndose más para cerrar el espacio entre ellos. "Estamos casados, Satoru. Riko confía en mí, y- y-"

Satoru levantó su muslo con una mano hasta que ambos se envolvieron alrededor de su cintura, dejandolo acostado en la cama. Satoru lo miró, todavía fumando. Suguru tragó. "No es justo para nosotros traicionar esa confianza, participar en estos... estos actos ilegales-" comenzó pero vio a Satoru quien parecía indiferente, hasta divertido.

"¿No te preocupa en lo más mínimo? ¿No amas a Utahime? Riko me dijo que ustedes dos se fugaron juntos, y a- ahora tú-" tartamudeó y luego puso sus manos en su cuello.

"Por supuesto que la amo", le dijo y él tragó duro. "Pero se vuelve un poco agotador, Suguru. Estar constantemente consumido por las responsabilidades, mi hogar, mi trabajo, mi esposa, mis- mis principios. Solo quiero escapar de todo, de verdad".

"¿P-pero por qué yo? ¿Por qué no una mujer joven, tal vez una que-que no sea-" comenzó a decir y luego tragó saliva. "-que no sea un hombre?"

Satoru se rió entre dientes. "Estoy consciente", dijo y luego se inclinó para besar su cuello, haciendo que el más joven se estremeciera. "Soy consciente de nuestras malas acciones, de lo fácil que sería para mí cortejar a una chica, sin embargo…" Satoru se detuvo y miró a los ojos violetas de Suguru, tan temerosos y curiosos . "Hay algo en ti, tú, un hombre, que fortalece mis deseos hacia los hombres". Y terminó, llevando sus manos a las caderas del menor.

"Tus ojos me llaman, Suguru", le dijo ante la falta de respuesta. "Tu mente puede enviarte falsas alarmas, pero entiende que esto es natural. Desde la antigüedad, los hombres han amado a otros hombres, las mujeres han amado otras mujeres. No se puede luchar contra lo natural, cariño".

"Pero n-no es natural, Satoru." Intentó decir con los ojos más abiertos por el miedo. "¡Ya sabes lo que dicen! Es como una enfermedad, es como un trastorno ment-"

"Cree lo que quieras, Suguru. Si tu mente aún sigue en contra, entonces no te forzaré a nada, ni te voy imponer mis principios, simplemente no me corresponde" dijo sentándose. Él también se sentó, agarrando la camisa de Satoru.

"Debes entender de dónde vengo, Satoru", suplicó. "Nunca pensé en un hombre de esta manera, nunca miré a un hombre de esta manera, nunca quise que un hombre-" comenzó a decir y su respiración se entrecortó ante las palabras que estaban a punto de salir de sus labios. "N-nunca quise que un hombre m- me abrazara y m- me hiciera el amor. ¡Es todo tan repentino, tan abrumador! No sé de dónde ha surgido esta atracción, y- y me temo que no es natural. No puede ser. Dos hombres como nosotros que quieren estar juntos- ¿no somos peor que delincuentes?"

somebody to love | satosugu verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora