Mordidas.

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Todos tienen un fetiche con el que nacen.

Por ejemplo, algunos aman los muslos, los pechos, besos en las orejas, chupar los dedos, los cosplays, la manzana de Adam de los hombres, los trajes de policía...

Todos nacemos con un fetiche que queremos imponer a nuestra pareja. Y esto lo sé muy bien, después de todo. ¡No por nada me gradué de la escuela de sucubos!

Recuerdo leer un libro que decía sobre las preferencias de tus parejas. Vi y aprendí de muchas cosas gracias a mi maestra.

Aunque nunca encontré un fetiche mío que quisiera imponer a mi pareja.

Yo estaba más que feliz con solo ser abrazada y ser llenada de muchos besos.

Aunque a mi colega le gusta llenarme de otras cosas, algo que disfruto en absoluto~.

Pero fuera de eso, nunca sentí una preferencia mía. O eso era hasta el día de ayer.

"¡Colega!, la comida está lista", grite desde la cocina.

"Voy en un momento", gritó, mientras regresaba de la calle luego de comprar varias golosinas.

Descubrí que a mí novio le encantan los dulces. En el pasado, siempre que lo veía, podía notar como el se encontraba comiendo un caramelo, o mascando algún tipo de chicle.

Cuando se lo pregunte, el solo se rió y me dijo que fue influenciado por la princesita. Aunque ella también se volvió una adicta al café.

Debo confesar que intente muchas veces hacer que esos dos dejen sus vicios. No es sano que una niña y un caballero se la pasen comiendo golosinas y café siempre.

Pero cada vez que intento decirle que no a mi colega..... Uhg, no puedo negarme a sus ojitos brillosos, a sus tontos y lindos ojitos verdes.

No me juzguen, amo ver cómo el actúa como un perro cada vez que saco un caramelo de mi bolsillo.

Y tampoco tengo corazón como para regañar a la princesita.

Creo que soy débil ante los niños, supongo que cuando tenga hijos seré una madre muy mimadora.

En fin, dejando de lado mis incentivos de ser madre. Debo decir que desarrolle un pequeño fetiche por mi colega...

"Bien, ¿Que película veremos hoy?", me preguntó.

"Dejémoslo a la suerte".

"¿Segura?, la última vez terminamos viendo la historia de la bomba atómica".

"Fue muy interesante", dije tocandome la barbilla.

"Ciertamente lo fue", el me siguió.

Ambos reímos, nos sentamos en el sofá mientras alistaba los platos de comida y el abría unas bebidas.

Que puedo decir, ambos amamos comer.

"Bien, que la suerte lo decida", dijo el, mientras tomaba el control.

Yo solo asentí mientras me sentaba a su lado y cubría mis piernas con una manta. No paso mucho para que el tomara mi cintura y me sentará en su regazo, abrazándome mientras apoyaba su mentón en mi nuca.

"Oye...", reclamé

"No puedo evitarlo, amo hacer esto".

Solo sonreí mientras me pegaba más a su pecho llegando a sentir los latidos de su corazón, latidos que por alguna razón me hacían sonreír.

En fin, el eligió una película cualquiera que pareció ser una antigua.... Muy antigua.

No paso mucho para que sintiera como el se dormía mientras abrazaba mi estómago.

Día a Día con una sucubo (guardian tales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora