Trenzas.

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Bueno, creo que soy la responsable de que mi novio tenga el cabello un poco más largo, jeje.

Pero él nunca se ha quejado, así que todo está bien.

Jeje...

Ujum... Hay muchas formas de mostrar cuidado hacia tu pareja, una manera de decirle a los demás: "Oye, ¿ves esto? Me lo dio mi novia, así que mantén distancia".

Sabes, esas típicas marcas que demuestran que tu pareja ya tiene dueña.

Y hay muchas formas de hacer eso, por ejemplo, algunos usan accesorios regalados por sus parejas, ya sean anillos, collares, brazaletes o incluso gargantillas.

Aunque también he visto que algunas chicas usan la liga de sus sujetadores para hacer pulseras para sus novios... Tal vez lo intente algún día, en fin.

También existen personas que usan un método menos discreto, como por ejemplo, usar la ropa de tu novio, algo que debo admitir que me gusta hacer. ¿Qué puedo decir? Me encanta presumirle a las demás mujeres que logré quedarme con el héroe del mundo.

También he visto a algunos utilizar el perfume de su novia para alejar a las potenciales rompehogares. No puedo negar que he considerado esa opción en varias ocasiones. A menudo me he acercado tanto a mi colega con la intención de impregnarle mi aroma, pero al final, fui yo quien quedó impregnada con el suyo, jeje.

Pero si hay un método único que he elegido para marcar a mi colega...

Ese sería... ¡Hacerle trenzas!

Me encanta levantarme de la cama y empezar a hacerle trenzas a mi novio. Es algo que siempre quise hacer si algún día conseguía una pareja.

Aprendí este método de un cuento que leí cuando era niña. Recuerdo que en ese cuento, una princesa guerrera solía hacerle trenzas a su novio mercenario como una forma de marcarlo y demostrar que él es suyo.

Me pareció algo hermoso y tierno, siempre soñé con hacerlo algún día y mis sueños se hicieron realidad al salir con mi colega.

"Jejeje", reí.

"¿Qué pasa?", me preguntó.

"Solo estaba recordando algo".

Él sonrió mientras seguía mirando hacia adelante, permitiéndome jugar con su cabello.

Hacer esto se ha convertido en una costumbre entre nosotros. Al principio, cuando empezamos a salir y a reconstruir nuestra confianza, solía lanzarme sobre él para hacerle quedarse un poco más en la cama.

Él solía quejarse de que llegaría tarde a su trabajo como líder de los caballeros. Pero yo simplemente abrazaba su cuello y lo obligaba a quedarse sentado en nuestra cama.

Él no ofrecía mucha resistencia, lo cual fue más fácil de lo que imaginaba.

Recuerdo cuando le hice su primera trenza. No salió exactamente como esperaba. Era una pequeña trenza de aproximadamente tres centímetros, hecha con unos pocos cabellos rubios y asegurada con una liga de color rosa.

Admito que la combinación de colores no me agradó al principio. Mi colega se dio la vuelta y notó lo que le había hecho en su cabello.

Pensé que se lo quitaría y me pediría que nunca más lo volviera a hacer, pero él simplemente se rió y volvió a mirar hacia adelante.

"Haz todas las que quieras", me dijo mientras cerraba los ojos.

Desde entonces, se convirtió en una costumbre para mí hacerle trenzas cada vez que puedo.

Ya sea mientras comemos, vemos una película, pasamos el rato en el sofá, antes de dormir e incluso cuando tomamos una ducha.

Se podría decir que tengo una adicción a hacerle trenzas, pero no puedo evitarlo. Me encanta ver lo guapo que se ve con varias trenzas colgando detrás de sus orejas.

"Jejeje...", reí.

"Últimamente te has estado riendo mucho", me comentó.

"Hoy desperté con mucha energía", respondí.

"¿Hay algún día en el que no tengas energía?", preguntó curioso.

Solo reí mientras continuaba con mi tarea, esta es la tercera trencita que le hago. Puedo notar cómo su peinado combina con lo que hice. Aunque, en realidad, él casi nunca se peina.

"Tu cabello está enredado", le señalé.

"Lo sé".

"Deberías aprender a peinarte".

"Nah, estoy bien así".

Le tiré suavemente de las orejas. "El héroe del mundo debe dar una buena imagen".

"Auch", se quejó.

"Además, ya no usas casco ni armadura. ¿No te da vergüenza mostrar tu pelo despeinado?", le regañé en tono de broma.

"¿Eres mi madre o algo así?", me dijo entre risas.

"Es mi deber cuidar de tu imagen".

"Está bien, mamá".

"Mejor dime mami~'", le vacilé.

"De acuerdo, mami", siguió el juego.

"Jeje".

Terminé de amarrar las trenzas. La parte trasera de su cabello estaba llena de trenzas colocadas de manera aleatoria. Esto lo hacía lucir más como un aventurero del bosque.

"(¿Debería formar mi nombre en su cabello?)", pensé para mí misma.

"No sé que piensas, pero está empezando a hacerme tarde".

"Jeje bien bien, te dejare ir por hoy".

"Seguro..", dijo de manera irónica, notando que mis alas se encontraban abrazando su abdomen..... Su fuerte y delicioso abdomen...

"Hey, conozco esa mirada", se puso de pie.

"Buu...".

El solo suspiro, mientras se agachaba para tomar mis mejillas. "Hoy volveré más temprano de lo normal, ¿Quieres ir a un lugar en específico?".

"Sorprendeme, juju".

El sonrió una vez más, me dió un besos en los labios y se preparó para salir.

"Nos vemos luego", se despidió, aunque pude notar que el en verdad quería quedarse un poco más.

Y por consecuencia, el se acercó nuevamente y me dió otro beso.

Y luego me dió otro, y otro mas, un pequeño besito de despedida, un beso de buenos días....

Al final se le hizo tarde y salió corriendo de nuestra casa.

"Jeje, bueno, yo también debo alistarme".

Me puse de pie, aliste mis armas y me prepare para salir. Debo cumplir con la condición que me impuso la princesa para poder quedarme en Heavenhold.

"Ya quiero que llegue la tarde jeje".







































"Bien, comencemos con el entrenamiento de hoy................ ¿Por qué miran tanto mi cabello?".

Día a Día con una sucubo (guardian tales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora