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Max

Todos salimos por la puerta de atrás, yo me quedé de última por si acaso. Tomé el arco con las flechas y salí. Salimos corriendo nada más estuvimos todos y todo eso era parte del plan.

Yo me separé del grupo rápidamente para ir al lugar donde tenía que ir, no sentía a nadie detrás mía, por lo que, el plan no estaba funcionando.

─ Hija, qué tal? ─preguntó con sarcasmo mi madre apareciendo detrás mía─

Me aleje de ella pero delante estaba mi supuesto padre, tenía miedo. Nada estaba saliendo como pensábamos.

─ Maldita desgraciada! Dame ese puto arco! ─gritó mi madre acercándose a mi─

En ese momento fui más rápido, apunte hacia ella con la flecha y me fui alejando de ellos.

─ Max, baja eso. Podemos hablar como personas civilizadas. ─dijo mi padre acercándose a mí─

─ Vete a la mierda! Sois unos monstruos, ojalá os pudrais en la cárcel o en el infierno mejor. ─solté con rabia y apretando el arco con fuerza─. Si pensáis que ganaréis estáis muy equivocados...

─ Eres una malagradecida, después de todo lo que te di. ─dijo mi madre enojada y me reí con ganas─

─ Qué me diste? ─dije sarcástica, ella no emitió ninguna palabra. Yo te lo digo, un puto infierno desde pequeña, eso es lo que me diste.

Los chicos tardaban mucho en llegar, así que miré a mi al rededor haber si veía alguna señal pero nada.

─ Buscas a tus amigos? ─preguntó mi madre con una sonrisa malévola y en ese momento se me paro el corazón─

─ Qué has hecho puta bruja? ─le grite y ella se rió divertida, me estaba sacando de equicio─

─ Un pequeño amigo se está ocupando de esa banda de niñitos. ─me dijo mi madre sonriente y en ese momento tire la flecha sin importar donde iría a parar─

Para mí mala suerte le dio a mi padre en el hombro, escuche un silbido y sonreí. Volví a preparar la flecha, mi madre me miraba con rabia y mi padre se quitó la flecha para mirarme mal.

─ Queréis más? ─me burle de ellos y trataron de acercarse a mi─ No! Un paso más y está flecha cae en la cabeza de uno de vosotros dos.

Los dos pararon de inmediato y sonreí burlona. Mire a mi al rededor de nuevo rápidamente y vi a Rodri e Iván sonriendo. Antes de poder hacer nada sentí algo tocar mi brazo, caí al suelo del dolor y escuché un grito de alguien.

─ Que lástima, no? ─preguntó mi padre sonriendo─. Bien hecho, te puedes ir.

─ Todos los chicos están en la cabaña señor, amarrados como me pediste. ─dijo y confundida mire mi brazo─

Me había clavado un cuchillo en el brazo, mi madre me miraba fijamente, aún con dolor me levanté y volví a apuntarlos.

El chico ese se estaba yendo ya y no vio nada. Mis padres se rieron de mi pero yo sonreí, no sabían nada.

─ Por qué sonríes? Vas a morir maldita mocosa. ─dijo la mujer enojada, me reí y alce las cejas divertida─

─ Lamentablemente te equivocas cariño, vosotros vais a morir. ─dije como pude sonriendo─ Ya! 

Todos los chicos salieron de los arbustos armados, mis padres confundidos se miraron entre si y luego a mí.

─ Vuestra puta historia se acabó aquí, algo que decir? ─dije burlona, mis padres se miraron y asintieron─

Mi padre corrió hacia mi pero la flecha acabo en su cabeza y su cuerpo en el suelo desangrándose.

─ Maximiliano! Maldigo el día que naciste! ─grito mi madre con rabia, pero yo bostecé burlandome─

─ Algo más señora? ─dije sonriendo volviendo a apuntarla─

─ Morirás, puede que tus amigos no pero tú si. ─sonrió con malicia, sus palabras me causaron escalofríos─

Solté la flecha  y aunque ella trató de esquivarlo le dio en un ojo. Todos se acercaron a mi y me abrazaron. Cuando me separé Iván y Rodri me sonrieron, ellos no me habían abrazado.

Me acerqué a ellos y cuando los abraze empecé a llorar como nunca lo he hecho. Ellos me acariciaban la espalda sin decir nada y al separarme sonreí.

─ Lo he hecho bien. ─dije sonriendo y ellos asintieron─

Todos juntos llamamos a la policía y no tardó en venir. Yo seguía en shock, tomé el arco por ultima vez y lo acaricie con delicadeza.

─ Tiras muy bien. ─dijo Alex sentándose a mi lado y le sonreí─

─ Gracias, como te he dicho. Hacia tiempo que no tocaba está preciosidad. ─respondí en voz baja y él me tomo de la mano─

─ Max, me preocupo por tu salud mental y creo deberías ir a un psicólogo por un tiempo. ─dijo y le solté la mano algo confundida─

─ Y tu que sabrás? No eres mi padre, además yo me siento bien. ─dije enojada y Alex suspiró─

─ Bien, pero luego no te vayas quejando. ─dijo levantándose para luego irse con Rivers─

𝐒𝐂𝐀𝐑𝐘 𝐂𝐀𝐌𝐏 ; Alexis Quackity ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora