Tercer libro de la saga Maldiciones.
El lider supremo de la mafia más poderosa del mundo tendrá que enfrentarse por fin al pasado. Al pasado que casi lo mata, al pasado que ha destruido las vidas de su familia desde antes de que él naciese. Ese pasa...
«Elegir la propia máscara es el primer gesto voluntario humano. Y es solitario».
CLARICE LISPECTOR
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Sábado, 14 de diciembre de 2024
Los Orlov habían sido testigos de la fama de su joven líder, su frialdad a la hora de vengarse de sus enemigos era bien conocida en todo el mundo. La humanidad consideraba a Ethan Orlov el omega más peligroso. No le tenían tanta estima como a su madre, Bela, a pesar de que Ethan seguía sus pasos e intentaba ayudar con causas sociales a nivel mundial, especialmente a los omegas.
Ethan había hecho más por su casta en un año que Bela en todo el tiempo de su liderazgo, pero ni las personas a las que había ayudado personalmente le tenían mucho aprecio. Le temían por el gran odio con el que actuaba. Su miedo era más grande que su agradecimiento. Y los Orlov no eran diferentes, lo consideraban un sádico que no tenía sentimientos, inteligente, pero para muchos la inteligencia no era suficiente para liderar a una mafia tan importante. Nadie querría a un loco psicópata como líder.
Por ello, la mitad de la organización había estado a favor de Arman Orlov en su lucha por el trono ruso, sobre todo luego de lo sucedido en Corea. Claro que Ethan había sido más listo al reclutar a Alek de su lado. Con el hijo de la Luna más querido de la organización como su pareja, nadie se atrevería a continuar apoyando los planes de Arman Orlov. Eso a pesar de que muchos estaban seguros de que ese matrimonio era meramente político; los safir, incluso, aseguraban que Alek estaba siendo obligado.
Así que para ellos era impactante, extraño e incluso un tanto reconfortante verlos juntos, tratarse como cualquier pareja. Parecía que Ethan Orlov no era un total psicópata, después de todo. Los jóvenes Orlov que veían a sus líderes pasear juntos por el salón de degustación de licor como en una cita, no podían quitarles los ojos de encima, aunque intentaban disimularlo. En el momento en que estuvieron a punto de besarse se hizo el silencio en toda la sala, expectantes y emocionados. Se descubrieron decepcionados cuando Viktor Sokolov los interrumpió.
Varios se molestaron por la insolencia del chico ante el Boss bossov y no entendían por qué los Sokolov habían sido invitados a la gran fiesta de esa noche, sentían que se les estaba dando demasiada importancia, para ser solo una familia secundaria. Los murmullos no pasaron desapercibidos para Ethan y Alek, lo que causaba aún más molestia en ambos.
Yura seguro que hubiese arremetido contra Viktor en un instante, Ethan sentía su ausencia más que nunca, él era mejor para lidiar con ese tipo de situaciones, pero ahora se estaba recuperando con la esperanza de volver a ser el de antes.
—Espero no haber interrumpido nada... —dijo Viktor con falsa pena, cuando Ethan caminó hasta él, dejando atrás a Alek.
—Claro que lo hiciste —reclamó Ethan con una sonrisa de cortesía, pasando por su lado, el omega bajó la cabeza en señal de sumisión—. Dos veces —susurró poniéndole la mano en el hombro—. La próxima no garantizo que salgas ileso —agregó en un tono audible solo para él, apretando el agarre causando dolor, pero Viktor se esforzó para que no lo notasen. Alek estaba hablando con su hermano Baran, pero los observaba con detenimiento—. Toma en cuenta que todo alfa se vuelve muy cuando invaden el espacio de su pareja, no importa si el invasor solo se trata de un simple omega —dijo lo último con todo el desprecio que pudo poner en su voz.
