Party

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Último día de clases y como cada cuatrimestre Denna organiza su ya famosa fiesta en la piscina. Esta vez no me apetece mucho ir, pero ¿qué más da? Tengo que salir de mi depresión y ¿que mejor que una fiesta en la piscina para salir de mi cama?

No he aprobado tres de las ocho asignaturas que llevo, así que para mi no es el fin del estudio, aun me tengo que preparar para los exámenes extraordinarios.
Me sorprende no haber suspendido más materias... he tenido que entregar dos trabajos extras para alcanzar el aprobado en otras dos asignaturas.

En fin, aun así puedo permitirme asistir por unas horas.

❤️⭐️❤️⭐️

La música suena fuerte, reggaeton y trap a full, Daddy Yankee y Bad Bunny hacen que el noventa por ciento de las chicas perreen y los hombres... bueno, ellos sólo tienen que quedarse parados, tocando culos de aquellas que, incitadas por el alcohol, se contonean sensuales sin importarles mucho de quiénes son las manos que las excitan.

Al principio toda la escena me parece de mal gusto, muy poco adecuada con mi estado de ánimo, más bien depresivo, pero el humo de segunda mano me mete en ambiente enseguida. Cuándo menos me doy cuenta, un hombre está intentando seducirme, mirándome con ojos de deseo y yo me río por dentro de toda la situación. Creo que lo he visto alguna vez rondando por la facultad, siempre con cara de chico estudioso.

—Hey, ¿qué bebes? —me dice con voz sensual y un aire desinhibido–¿bailas para papi?

Lo miró con extrañeza, pero no me alejo en seguida. Una pelirroja, se acerca con cara de ser su amiga y le pone la mano en el hombro.

—Perdón nena, Cristian se ha pasado de copas, ya lo tenemos bajo control.

—¿Qué que? ¿Cómo qué bajó control?
Que yo estoy bien... —espeta "Cristián", dedicándome una sonrisa que supongo desea que sea seductora, aunque más bien da lastima.

Se zafa de entre los brazos de su amiga y me sigue intentando seducir.

—No te preocupes, igual yo ya me iba. Suerte con tu amigo, deberías llevarlo a casa.

Pero la verdad, no tengo muchas ganas de irme, así que sólo me voy del lugar y me acerco a la piscina. Yo no sé nadar, ni estoy tan drogada como para meterme al agua con ropa, ni llevo bikini. No soy la clase de chica que se ve sensual en una fiesta de piscina. Más bien soy de las que pasan desapercibidas, riéndose de las bobadas de aquellos que sí se ven bien.

Me quedo parada, patética, sola en una fiesta. Sé que debería irme, pero sorprendentemente, me siento a gusto. Es la primera vez en el mes que no estoy encerrada en casa pensando tonterías.

Sin darme cuenta, empiezo a buscar a la chica sexy, a esa increíble mujer que se ha acercado a salvarme de Cristian.
Quiero verla una vez más, tengo curiosidad de si se podrán llevar a su amigo, supongo. No es que me haya gustado tanto.

Al fin, miro hacia mi derecha y ahí está, con otra chica, bailando, perreando.
Sensual en verdad, lleva un vestido ceñido al cuerpo y ya quisieran la mitad de chicas de aquí mover así las caderas. Me quedo embobada. No le puedo quitar la mirada de encima.

Sin darme cuenta, mis caderas se empiezan a mover. ¡NO! Yo no bailo estas cosas. Se mueven al ritmo de la música.
Acompañan el dulce contoneo de las caderas de aquella pelirroja y, por primera vez en la vida, quiero hablar con alguien dentro de una fiesta.

De pronto, siento un empujón, por detrás. Me desestabiliza y, así como así. Siento frío. El agua helada de la piscina está sobre mi. Por instinto, aguanto la respiración. Me pongo de pie y busco lógica. Pongo atención a mi entorno que, de la nada, se volvió un remolino.

Kivi- One shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora