Nunca respeto a su prometido y cuando necesito de alguien para salir de una situación difícil fue su prometido quien lo ayudó a salir de esa situación.
Yibo sabía como consolar a su doncel, sabia que le gustaba y que no, lo amaba con locura, pero no podía dejar de mañosearse a cuanto oyó se le ofreciera por que Zhan aun no podía complacerlo de esa manera, el estaba seguro que una ves que su Zhan se casara con el, que iniciarán su vida sexualmente activa no tendría ninguna necesidad de buscar en la calle pellejos teniendo en casa bisteces.
Los años fueron pasando lento pero seguro, Zhan madurada hermosamente, sus cachetitos llenos de gracia se fueron vaciando hasta formar un rostro maduro pero bello, sus caderas comenzaron a crecer, sus pompas dejaron de estar desparramadas para respingarse de manera sensual, Yibo era el más feliz con estos cambios.
Aunque ahora entendia un poco a Zhan, pues varios de sus amigos o compañeros de trabajo comenzaron a comerse con los ojos a su novio, para cuando el doncel estaba a punto de cumplir los 18 años que era el límite que sus suegros habían puesto para dejarlos casarse, tenía que salir con un alicate eléctrico en la bolsa para alejar a los malditos cuervos que codiciaban su jugoso filete humano.
A Zhan le encantaba que su hombre lo celara por que para el y su baja autoestima era signo de su amor por el, ya solo faltaban algunos meses más par que la boda entre el doncel Xiao Zhan y el empresario Wang Yibo se llevará a cabo.
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