Luna
Al terminar la mañana, solo quedaba el horario de la tarde, la rabia me recorría el cuerpo y entre los reproches de Jessica y las indirectas de Patricia y su grupo, estaba a una palabra de explotar y esta fue la gota que colmó el vaso.
–Sí, creo que he escuchado sobre ella. ¿Esa no es el astro del aula? ¡¿La primera chica en ser rechazada?! Wow eso es sorprendente, no lo sabía. –dice y luego mira hacia acá con satisfacción en sus ojos. No lo sé, pero creo que mi cara no muestra mucha alegría que digamos.
Me levanto de mi asiento mirándola furiosa mientras ella conversa con su grupo.
–¿Luna? ¿Qué vas a hacer? –escucho dos preguntas de parte de Jess pero no logro descifrar que dijo ya que la ira me ha cegado por completo.
Decidida camino hacia Patricia interrumpiendo su conversación y se le ve molesta pero les aseguro que no lo está más que yo.
–¿Neceaitas alg...? –coloca una mano en su cintura y se inclina levemente a un lado, se ve interrumpida por mí teniendo así que callarse.
–¿Cuál es tu maldito problema conmigo?
–Oye perrito. ¿Decidiste rebelarte? –dice Lukas.
–No te preocupes Luk, perro que ladra.. no muerde –dice ricitos inclinando su cara hacia mí.
–Pues te voy diciendo que este perro ladra, muerde y también sabe pelear. –digo y me acerco igual.
–¿En serio crees que puedes rebelarte contra mí? ¿Estás segura? –dice ella y veo a Jess acercarse para detenernos pero la freno mostrándole mi mano para luego devolverla a su sitio.
–Si. –esas palabras fueron el inicio de todo. Le golpeó fuerte en esa mejilla de coloretes con la mano de mi brazo más fuerte dejándola atónita, con la cara volteada hacia un lado, mis cinco dedos marcados resaltados en rojo y no era por su maquillaje y el sonoro ruido del choque de mano estampada contra su cara retumba en todo el salón dejando sorprendidos a todos. Aún seguimos en la misma posición.
Todos se quedaron sorprendidos por mi acción firme y segura pero nadie hizo nada, nuevamente, para detenernos.
Lukas, hace amago de hablar pero vuelve a cerrar su boca y Jes aún no puede moverse de la sorpresa y la escucho susurrar: "¿Qué haz hecho Luna?"
¿Qué he hecho? Lo que debí hacer mucho antes, el deseo de toda mi vida. Enfrentarme contra ella se siente tan bien y el echo de poder golpearla como lo hice sin sentir una pizca de remordimiento o de no tener intenciones de disculparme es aún mejor.
–Ahj. –escucho un gemido de sorpresa e irritación contra mi de su parte. Al fin una reacción. Eso era lo que quería ver, sorpresa, ganas de pelear y saber que no puede hacer nada contra mi que no sea pelear. –Oh, cariño. Te haz metido con la persona equivocada. –dice agitando su cabeza. Lukas intenta detenerla diciéndole que pare pero ella está igual que yo, cegada por la ira y dejamos de escuchar lo que ocurre a nuestro alrededor.
Se avalanza sobre mí y empujandome fuertemente en el pecho y tirándome contra el piso, ese empujón me dolió más de lo que me esperaba. Le devuelvo la jugada empujandola en su estómago y haciéndola caer de espaldas para posicionarme justo encima de ella y sostenerle los brazos con mis manos y sus pies enroscado los míos alrededor de estos, deteniendo así todo movimiento que pudiera antes realizar. De algo me sirvieron las lecciones de defensa personal privadas.
Llega el director el cual iba a dar un anuncio importante pero se encontró con esta incomoda situación a mi favor.
–¡Ambas, a Dirección! ¡Ahora! –y con esta simple oración de tres palabras el director logró cambiar la situación poniéndola ahora a su favor y haciéndonos ir, a ambas, lamentablemente, a dirección.
***
–¿Qué ha paso ahí fuera? –dice una vez estando ya en la dirección.
–Ha sido su culpa. –trato de decir lo que ocurre pero Patricia se me adelanta. –¡Ella me ha amenazado! –dice con una puchero en la cara y con lágrimas en sus ojos más falsas que mi padre.
–¡No es verdad! –exclamo ya alterada.
–¡Señorita Luna! ¡Cálmase por favor! –me manda a callar el director. Como siempre, callan a la segunda y dejan hablar a la que siempre se hace la víctima.– Señorita Patricia, estoy cansado de oír siempre la misma historia de su parte. –es como si el destino estuviese jugando a mi favor, me dio valor para enfrentarme a ella y ahora está ayudándome a salir de este lío más fácil.– Luna, cuéntame tú lo que pasó. –ella hizo amago de hablar pero el director la calló.
–Desde el inicio ella, –la señalo –me ha estado molestando, y hoy fue la gota que colmó el baso, se atrevió a insultarme y yo siempre la ignoraba pero hoy tuve suficiente, le seré sincera y no distorsionaré las cosas como ella hace, la golpe, directo en la cara y estoy dispuesta a ir detención si se deba pero exijo que ella sea castigada igualmente. –no cambié mi expresión molesta en ningún momento y el director solo se dignaba a asentir por cada parte de mi explicación, hasta ahora.
–Luna, es obvio que ambas irán a detención por esto pero.... –Patricia lo interrumpe.
–¡¿Qué?! ¡Yo no puedo ir a detención! Le informaré de esto a mi padre. –saca su teléfono para marcar a su papito pero se ve interrumpida.
–No será necesario. –ella sonríe orgullosa. –Yo le informaré con lujo y detalle lo ocurrido, –me mira y ella sonríe victoriosa, parece que el destino no está tan a mi favor como yo creía.– y veremos si el piensa lo mismo. –la sonrisa del director se intensifica pero la de ella se desvanece. Parece que sí está a mi favor después de todo. –Pueden retirarse. –el toma su teléfono en la mano y marca un número en él. Ambas salimos.
Salir por la puerta y Patricia comenzar a quejarse es lo mismo.
No solo se quejaba, también me amenazaba, pero no la escuchaba, simplemente la ignoré y pasé de largo de ella.
***
El resto de la tarde transcurrió normal. Ya en la hora de irnos, Jessica y yo nos encontrábamos saliendo de la escuela.
Saco mi teléfono para marcar el número de mi madre y avisarle que ya voy en camino mientras sigo caminando.
Escucho la voz de Jessica llamándome y yo le respondo con un simple "¿Qué?" Cuando de derrepente el fuerte sonido de una bocina de autobús acercarse poco poco y más atrás un grito de parte de Jessica hace que me detenga en seco. Mi corazón latía a mil por hora y el miedo no solo recorría mis venas, sino que todo mi cuerpo el cual se había quedado inmóvil al momento.
Lo último que recuerdo es que el autobús prendió sus luces, yo estaba en medio de la calle y acto seguido, el impacto me imagino que me haya dejado inconsciente en el suelo ya que no recuerdo nada más desde ese momento.
Lo único que podía ver era un vacío muy oscuro y sentía que estaba callendo dentro de él.
No sé si el autobús apagó sus luces después de eso, pero, lo que si sé, es que las mías si se apagaron.
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Tú me diste la vida: Por Segunda Vez
Short StoryLuna siendo millonaria, Sara no tenía ni para comer. Luna iba a colegios de pago, mientras Sara pronto tubo que crecer. Mientras Sara limpiaba lavabos, la otra compra bolsos de Chanell. Sara con grandes esfuerzos conseguía a duras penas cursar una e...