𝔼𝕃 ℍ𝕀𝕁𝕆 ℙ𝔼ℝ𝔻𝕀𝔻𝕆 𝔻𝔼 𝕊𝕌ℙ𝔼ℝ𝕄𝔸ℕ

𝕋ℝ𝔸𝔹𝔸𝕁𝕆, 𝔸𝕄𝕀𝔾𝕆𝕊 𝕐 𝔼𝕃 𝕍𝕀𝔸𝕁𝔼 𝔸 𝕊𝕄𝔸𝕃𝕃𝕍𝕀𝕃𝔼

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𝔼𝕃 ℍ𝕀𝕁𝕆 ℙ𝔼ℝ𝔻𝕀𝔻𝕆

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Conner se despierta con los rayos del sol golpeando suavemente su cara. No recuerda exactamente en qué momento se quedó dormido, pero amaneció debajo de un gran árbol que dejaba caer algunas hojas sobre su rostro.

Bosteza cansado antes de sentarse en el suelo; el canto de las aves es un sonido bastante agradable. También puede escuchar la corriente de un río que no parece tener fin debido a lo inmenso que es.

Él sonríe ante esto y decide meterse en el agua para refrescarse un poco. Esto le gusta un poco más que tomar un baño en la regadera, por lo que se queda ahí hasta que siente que ha estado el suficiente tiempo en el agua.

Se cambia las prendas mojadas por unas más secas en cuestión de un simple parpadeo. Después, enjuaga un poco la ropa antes de escurrirla y así poder tenderla al sol.

Mientras espera a que se seque, comienza a pensar en lo próximo que hará. Aún siente curiosidad por descubrir la identidad del hombre que apareció repentinamente en su mente, pero no sabe por dónde empezar su investigación.

Aunque lo primero que debe destacar es que esos recuerdos no son del todo suyos.

¿Y cómo sabe eso? Pues porque nunca salió de su cápsula mientras era creado, además, no creció como una persona normal. A él lo hicieron crecer de manera acelerada en un total de dieciséis semanas, por lo que no podía ser ese niño llamado Clark.

Sin embargo, los recuerdos llegan a sentirse tan suyos que no sabe si este es algún fallo en su programación o si se está volviendo loco. Ninguna de las opciones le gustaba más que la otra, pero si no encontraba las respuestas que tanto necesitaba, entonces empezaría a creer en una de ellas.

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Después de casi una hora, Conner retoma su camino, repitiendo el mismo proceso que en la ciudad anterior. Ahora, trata de ser más cuidadoso por dónde va, ya que no quiere verse envuelto en nuevos problemas. Las personas parecen ser un poco más agradables, pero deciden no tentar su suerte por su propio bien. No ha consumido alimentos desde anoche y no sabe si realmente necesita comer, pero la sensación de tener el estómago lleno se vuelve una necesidad que se ve obligado a cumplir.

Desafortunadamente, no encuentra ningún comedor o refugio comunitario al que pueda ir por comida. Tampoco tiene dinero para al menos comprarse un pequeño trozo de pan. Así que deambula por la ciudad hasta que se encuentra con algo que llama su atención de inmediato. Delante de una construcción está plantado un cartel con la siguiente información: "Se busca ayudante para descargar material de construcción. Pago inmediato al terminar el día". Lee, así que piensa que es una buena opción tratar de tomar el trabajo.

Con una sonrisa y con las esperanzas elevadas, entra en el lugar, preguntando por quien se encuentra a cargo. No tarda mucho en hablar con el encargado, que al principio no parece estar del todo convencido de darle el trabajo.

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