Amor Sabor A Menta

Interés

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Ese mismo día, en otra localidad de Grecia, una deslumbrante y fría mujer de cabellos rubios se encontraba con su madre en la sala central de una enorme mansión con seguridad en cada entrada de la lujosa casa.

—Estoy desesperada. No sé qué hacer para que Hades se fije en mí. Ayúdame, madre...—Una desesperada Perséfone, caminaba de un lado a otro con los brazos cruzados.

—¡Ya basta, Perséfone! Me vas a poner de malas—Exclamó su madre, Demeter.

—Mira mamá, yo tampoco estoy de humor para soportar tus gritos. Solo necesito ayuda. ¿Sabes cuanto más podríamos obtener si desposo a Hades? BILLONES, querida madre, BILLONES—Se acercó a su madre con rapidez, tomando asiento sobre el sillón de piel color vino. Su mirada sedienta de poder penetraba los ojos de su progenitora—Y no se diga del poder. Podríamos estar cerca de los mejores mafiosos de toda Sicilia. Seríamos IN-VEN-CI-BLES y podrías dejar a Zeus...

—Guarda silencio Niña...—Con ambas manos hizo ademanes para que bajara la voz—En esta casa, no se tocan esos temas. ¿Quieres que nos maten?

—Pfff... preferiría morir antes de seguir en esa maldita mansión que cada día se derrumba, porque Papá no puede dejar de apostar.

—Perséfone, tu no entiendes la magnitud de los problemas.

—CLARO QUE LAS ENTIENDO—Grito levantándose del sillón con molestia—Entiendo que Zeus nos va a llevar a la ruina, los hombres que están afuera, son los únicos que han aceptado trabajar sin paga solo por favores que le deben a él. Casi no tenemos servidumbre y perdí MI NEGOCIO porque a Zeus se le ocurrió apostarlo. ¡TE PARECE POCO?

Demeter, se había quedado en silencio escuchando los reclamos de su hija. ¿Qué podía decir? Todo lo que ella mencionaba era cierto. La ludopatia de Zeus las estaba llevando a un lugar sin salida.

—Y como siempre, no vas a decir nada... es más, no se porque me molesto en pedirte ayuda—Camino hacia la salida. Tomo sus pertenencias, las cuales se encontraban sobre una mesa de madera con la parte superior de cristal. Salió enfurecida que terminó por azotar la puerta—No voy a morirme en la miseria

Repetía para sí misma mientras subía a su auto deportivo color gris. En esos momentos, tenía solo un objetivo BUSCAR A HADES.

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La pareja había salido del departamento en el auto del azabache, con rumbo a la casa de la joven peliverde. A pesar de que la hora del desayuno había iniciado un tanto intensa, ambos se habían conocido un poco más, lo que aumento un poco la confianza.

En el trayecto continuaron su charla, Menthe parecía un poco más relajada. Aunque no dejaba de pensar en lo extraño que había comenzado todo aquello y sobretodo quería saber que había pasado con los dos tipos que querían abusar de ella. Miro por la ventana observando el paisaje; Hades había decidido tomar camino por la costa, por lo que Menthe miraba al horizonte, perdida, en sus pensamientos.

—¿Te encuentras bien?—El azabache miro unos breves instantes a la joven. En aquella ocasión le había dado el día libre a su chófer, debido a ello, Hades decidió utilizar uno de sus autos deportivos—Puedo detenerme un momento, si así lo deseas.

—No, te lo agradezco, pero quiero llegar a mi casa lo más pronto posible.

—Sí dije un comentario que te molesto, pido que me perdones.

—No, por supuesto que no, tu no dijiste nada malo, soy yo la que... se debe disculpar por las molestias que te he causado—La peliverde giro su cabeza hacia el dios. No sabía como iba a pagarle por todo lo que había hecho por ella, ese día.

—No me causas ninguna molestia, Menthe, entiendelo—La mirada del hombre se posaba sobre ella de vez en cuando, pues su voz, había cambiado de tono. Parecía que tenía vergüenza—Ya te había dicho que no quiero dinero.

—Pero... ¿Por qué me ayudó?

—No entiendo porque insistes tanto en todo eso. Ya sucedió, no te paso nada. Estas a salvo y...—Menthe lo interrumpió alzando la voz.

—¡COMO ESTARE MUY SEGURA DE LO QUE ME ESTAA DICIENDO! Como voy a salir a la calle sin sentirme INSEGURA, ¡COMO?

—¡POR QUE LOS MATE!—Exclamó molesto. Un silencio se hizo presente dentro del automóvil. La joven se había quedado en shock, no tenía palabras para responder a algo así—¿Ahora estas segura de que no van a hacerte algo?

—Detente...—Dijo seriamente—Detente o abro la puerta para salirme, no me importa si el coche está en movimiento.

—No se te ocurra hacer esa estupidez—Se orillo cerca de un complejo departamental. Menthe abrió la puerta del copiloto azotandola al cerrarla. Cruzo la calle y corrió hacia aquel complejo. Hades, por su parte, iba tras de ella para detenerla. A pesar de su molestia, no sabía el porqué quería explicarle la situación. Sentía que... ¿la perdía?—Menthe, espera por favor.

Caminaba deprisa tras ella, hasta que la detuvo al intentar abrir la puerta de un pequeño departamento. La tomó de la muñeca para que girará de frente a él, pero era imposible, la mujer se resistía a tener contacto visual con él.

—Lo hice porque no tuve opción—Susurró tratando de cuidar que no escapara.

—Sí la tenía, llamar a la policía. Lo que usted hizo es un crimen y no quiero cargar con la culpa...—Hades la abrazo por la espalda tomando sus muñecas. La ninfa se sorprendió por la acción dejando caer sus llaves al suelo.

—Necesitas saber, el porqué no lo hice, pero no será aquí. Regremos a mi auto, vayamos a un lugar más privado.

—Ehhh, yo... a-aquí v-vivo—Sentía sus mejillas arder, su cuerpo estaba temblando y los latidos de su corazón retumbaban en sus oídos.

—Sí tu me lo permites, deseo pasar. No haré nada malo, te lo prometo.

—N-no e-estoy segura...—Quería que esto terminará, no obstante, estaba confundida de que hiciera algo en su contra debido a la escena que ambos estaban haciendo.

—Sí siquiera hacerte daño. Ya lo habría hecho—Susurro cerca de su oído.

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🍃 Todavía, no te recuerdo... 🍃