summer songs !¡ gian odoguardi

9. stunned

NUEVE:
aturdida

bianca's pov

un suspiro abandonó mis labios cuando cerré la puerta de mi auto. la alarma sonó, verificando que el seguro se había puesto. miré mi aspecto una última vez en el vidrio y me encaminé hacia los ascensores. era mi segunda semana de laburo en luzu tv y aún seguía con los nervios del primer día, aunque poco a poco me estaba acostumbrando a las cámaras. ser una persona introvertida trabajando en uno de los canales más conocidos del país no estaba en mis planes, pero acá estábamos donde la vida nos puso, lo cual agradecía un montón.

mi vida era simple. me gustaba cocinar, salir con mis amigos y subir covers humildes a mi canal de youtube. tenía un pequeño público en mis redes los cuales me apoyaban siempre. en mis planes está ir a estudiar el siguiente año a otro país. normal, ¿no? así que salir de mi zona de confort este tiempo me estaba desequilibrando un poco, pero es cuestión de adaptarme a la vida pública. solamente me tocaba agradecer a mi mejor amiga por darme una oportunidad de trabajar con ella.

caminaba distraídamente mirando mis zapatos, tarareando una canción de airbag en voz baja. llamé al ascensor y esperé paciente. había tenido una excelente mañana y planeaba que el día siguiese así. el sonido de la caja metálica llegando hizo que suba mi mirada, y lo primero que vi al abrirse las puertas, fue a Gian. giré los ojos incontrolablemente y escuché su risa.

—buenas tardes para vos también, Torres.— dijo con su típica voz de canchero.

—ya dejaron de ser buenas porque te veo.— respondí entrando al ascensor junto con él. le di la espalda y saqué mi celular para no tener que hablarle.

la convivencia se estaba haciendo un poco (solamente un poco) más amena con Gian. ya no nos peleamos en cámara, porque aunque gane rating y a la gente le encantase nuestras puteadas, se volvía cansador. así que cuando el directo comenzaba éramos personas civilizadas, igual a veces nos mandábamos miradas matadoras a través de la mesa. pero a puertas cerradas, él seguía siendo el mismo idiota de siempre, rompiéndome las bolas y jodiendome cada que tenía oportunidad. pero ahora era diferente, me ponía nerviosa y no en el sentido de enojada. sino de nervios reales. me jodía con nuestro día solos en las vegas, cuando salimos a cenar, cuando tuvimos ese momento en el boliche, cuando nos despedimos en el aeropuerto y él me regaló ese anillo.

todo era tan confuso.

yo odio a Gian. él me odia a mi, pero, ¿qué significaron todos esos momentos? ¿que eran los sentimientos mezclados que tenía en la cabeza? ¿porqué me sentía tan confundida acerca de él?

—me vas a desgastar si seguís mirándome.

—¿cómo sabes que te estoy mirando?— preguntó genuinamente confuso y quise hacer un palm face.

—las paredes del ascensor reflejan, además hay un espejo, Gian.— respondí obvia.

se quedó callado por un momento, sin saber que responder. —y nada, ¿no puedo mirarte?— preguntó. —además hoy si parece que te bañaste, felicidades.— dijo y se rió de su propio chiste. lo miré de reojo con el ceño fruncido y cesó su risa.

—tan gracioso.— ironicé. el ascensor volvió a quedarse en silencio y me pregunté cuantos pisos más faltaban.

un repentino toque en mi brazo me sacó de mis pensamientos y salté en mi lugar, sosteniendo fuertemente mi celular en mis manos. —uy perdón, tenías una pelusa.— dijo detrás de mí. simplemente asentí y carraspee. el mínimo roce se sintió como una pequeña corriente eléctrica que recorrió todo mi cuerpo, dejándome aturdida.