5. the stars aligned

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¡mini maratón 2/3!

CINCO:
se alinearon los astros

bianca's pov

—¡vivaaa, Las Vegas!

arrugue la frente escuchando a un individuo llegar y azotar la puerta de la habitación. lo ignoré y seguí acomodando mi maleta para finalmente volver a Argentina. fueron unas mini vacaciones de tres días excelentes, la pasé de mil con mis mejores amigas y realmente era una ciudad que no dormía, porque en cada esquina había un random invitándote a una joda. compramos un poco de ropa, tomamos mucho alcohol y antes que todo, nos divertimos en su "boda".

—¿sos la mucama vos? a ver, arreglame un poco la cama.

y la presencia de Gian.

giré para mirarlo. me miraba desde arriba, ya que yo estaba sentada como indio en el piso frente a mis maletas. tuvimos que compartir habitación por una noche y fue la peor. le ordené que se vaya a dormir al sofá, pero se excusó diciendo que tenía problemas lumbares y necesitaba dormir en la cama. me rendí y puse una almohada entre el medio. pero fue en vano, porque a la mañana siguiente esa almohada había desaparecido y los dos estábamos (de nuevo) frente a frente.

casi me caigo de culo.

—de una piña te arreglo los dientes.— amenacé, y seguí doblando mi ropa. mi vuelo saldría en tres horas y ya que no tenía nada que hacer, entonces decidí prepararme.

escuché sus pisadas y paró frente a mí, donde se agachó en cuclillas y me observó curiosamente. sus ojos castaños estaban extrañamente brillosos y tenía una sonrisa cerrada. como casi siempre, unos lentes de sol en su cabeza. Giani era un tipo fachero, eso no lo iba a negar nunca. sabía vestirse bien y su corte de pelo siempre le favorecía. ¿de lindo? nunca lo admitiría en su presencia, pero sí. todas nuestras amigas tuvieron un breve crush en él a través del tiempo, y era imposible no tenerlo. simplemente era un tipo que veías en la calle y si o si lo volteabas a ver.

—¿trajiste un solo vestido para todo el viaje?— preguntó, y arrugue las cejas sin entender.

—¿porqué te importa?

sonrió y chasqueo la lengua. —no nada, porque acabo de apostarle todo al negro y gané ocho mil dólares.— comentó orgulloso.

alcé las cejas. —felicidades, descubriste como funciona el casino, Odoguardi.— dije irónicamente y agarré una blusa para doblarla. detuvo mi movimiento sosteniéndome de la mano, rodeando el dorso de ésta. miré su acción, y luego a él, sintiéndome nerviosa de pronto. volví mi mirada a sus ojos y tragué saliva.

—te invito a cenar.

¿porqué me estaba sintiendo así en este viaje? nunca, por más años que tuviese de conocer a Gianfranco nunca me había sentido así en su presencia, con el recuerdo del encuentro en el boliche latiendo en mi mente. el roce casual con él había causado una atracción que no podía ignorar. cada detalle de ese fugaz momento ocupaba sus pensamientos desde que había sucedido, y aunque me sentía incierta ante las intenciones que el morocho tenía.

siempre lo tenía tachado en mente de que se trataba de una persona con la que nunca tendría una relación, simplemente por el hecho de conocerlo. Gian no tenía novias, es más nunca tuvo una en su vida. siempre hablaba de sus "casi-algo" que nunca pasaban de los seis meses. le tenía miedo al compromiso, pero nunca lo iba a aceptar.

—¿a qué estás jugando?— pregunté en un susurro, debido a que la voz me salió débil.

hizo una mueca sin entender. —¿yo? a nada, Torres.— mintió, claramente. suavemente dejó de sostener mi mano y sacó un papel blanco de su bolsillo. me lo enseñó y el premio del casino estaba impreso. —¿top of the world te parece? está en el último piso del hotel strat.

summer songs !¡ gian odoguardiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora