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⋆𐙚₊˚⊹♡
El lugar estaba lleno de emociones diversas y bastante desafiantes, entre ellas se encontraban el nerviosismo, la seriedad, el entusiamo, la curiosidad e incluso el miedo, y la razón de tanto mucho más simple de lo que se imaginaba, bueno, más o menos, pues a los ángeles les resultaba fácil bajar del cielo hasta el planeta tierra, solo era cuestión de volar, de parte de su padre, Dios, ni siquiera hacía falta, pues con su gran tamaño podía tomar el planeta como si de una pelota se tratase, podía ver todo de una manera mucho más clara que sus hijos, pero sobretodo la capacidad de moldear las cosas a su antojo aunque afortunadamente jamás se aprovecho de eso, al contrario, tenía un buen objetivo para su obra maestra, la creación de la humanidad y la vida en la tierra, al menos era lo que todos los ángeles pensaban.
Y es precisamente por ese último motivo que todos estaban reunidos en la tierra, para iniciar aquella primera y gran obra, pues ni siquiera sus propios hijos habían sido una idea tan ambiosa, ya que ellos desde un inicio sabían el rol que cumplirian para toda la eternidad, además de ser los primeros seres que están rodeados de luz y paz, o al menos eso se esperaba, si los ángeles cometían un error sería la condena para la creación, a diferencia de él ellos no lo sabían todo y podían cometer errores, cosa que estaba estrictamente prohibida, se los advirtió desde mucho antes de bajar a la tierra, el castigo sería muy grave y no permitiría que esa visión que tuvo décadas atrás se cumpliese, de ninguna manera, haría lo que fuera para proteger a su divino reino y a todos sus hijos.
En la tierra no había nada más que oscuridad, todo estaba negro y totalmente invisble, la única forma en la que los ángeles podían verse unos a otros era por las luz que desprendían al rededor de sus cuerpos, pero aun así no sabían ni siquiera donde estaban parados, solamente esperaban la orden de Dios para empezar a trabajar, todos tenían una mirada seria y decidida, pero en el fondo estaban más nerviosos que nunca, su padre estaba viéndolos fijamente y con mucha precaución, generalmente era muy libre con ellos, pero esta vez había que exigir la mejor postura posible.
Dios suspiró un par de segundos para luego decir fría y seriamente:
⎯⎯⎯Comencemos.
Inmediatamente la luz divina en forma de círculo salió de sus manos, la agito y acomodó varias veces, esperando tener un resultado perfecto, cuando finalmente estuvo listo, lo lanzó con una fuerza paranormal hacía la tierra, lo cual asustó y exalto inevitablemente a los ángeles, los cuales cerraron los ojos esperando el golpe de aquel lanzamiento, el sonido que desprendía era extraño de explicar, pues no era como si un planeta chocase con otro y emprendiera el mismo sonido fuerte de chocamiento, si no como algo más angelical, como si la luz emitiera sonido, no había sido realmente desagradable.
Una vez que lo anterior impacto contra el planeta todos presenciaban como mágicamente crecía un objeto verde con formas puntiagudas pero que no hacía ningún daño en lo absoluto y como de este crecían varias cosas en forma de palo color café y que arriba suyo poseían "telas" del mismo color que el suelo, así mismo como abajo de, se encontraba otra sustancia mucho más dura y frágil a la vez del mismo color que ese "palo". A unos cuantos centímetros más se podía observar otra especie de sustancia líquida del mismo color que el cielo, dónde además ponían verse los reflejos de todos.
