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Al día siguiente quedaron de verse con su hermana princess para una tarde de chicas. Heart llego al centro del fbi y fue por su hermana. Al entrar, se encontró con unos ojos caramelo escaneándola de pies a cabeza, Liam no podía quitar sus ojos de ella. Ella portaba un vestido rojo con escote de cuadrado corto y unos tacones. Se dio cuenta que varios hombres la miraban, cuando Liam se dio cuenta de esto dijo–¿Que miran? Tienen trabajo que hacer.

Cuando en realidad quería decir que dejaran de ver a su chica. Se acercó a la pelirroja.

—¿Ahora haces trabajo a domicilio?— pregunto con una sonrisa. La chica negó y sonrió.

—vengo a traer a mi hermana para una tarde de chicas.

—Ya veo, así que no estás aquí por mi. -dijo el rubio con algo de decepción. La chica negó. Se quedaron en silencio, pero se encontraban anonados en un juego de miradas que decía lo mucho que ambos se deseaban. Princess salió de su oficina y al ver a su hermana se preocupó.

—Heart, aún no he terminado aqui–dijo la rubia, Heart volteó a ver a la oficina de su hermana menor y se dio cuenta que Nikolai, el jefe de la mafia rusa estaba ahí.

—¿Todo bien?—pregunto la pelirroja.

—Sí, ¿Por qué no te adelantas tú al auto?

—De acuerdo.

—Te acompaño, dijo Liam. —debo ir a mi auto.

—Vale— ambos se dirigieron al elevador, Liam le hizo una seña de que pasara primero y el entró después. Las puertas se cerraron y Liam presionó un botón para hacer que el elevador se detuviera.

—¿Qué haces?- le pregunto la chica recibiendo un beso como respuesta. El la estampó en la pared del elevador y ella enredó sus piernas en su cintura.

El beso fue apasionado, lleno de deseo contenido durante demasiado tiempo. Heart se dejó llevar por la intensidad del momento, sus manos aferrándose al cuello de Liam mientras él la sostenía con firmeza contra la pared del elevador. El mundo exterior desapareció mientras se entregaban al calor del momento, sus labios buscándose con hambre, sus cuerpos fundiéndose en un abrazo ardiente.

La pasión ardiente entre ellos se desató con furia, como si estuvieran destinados a estar juntos en ese momento y lugar. Heart se entregó completamente a la intensidad del momento, sus cuerpos fundiéndose en una danza de deseo desenfrenado. Las manos de Liam recorrieron cada centímetro de su piel, dejando un rastro de fuego a su paso.

Sin palabras, sin barreras, se deshicieron de sus ropas, dejando al descubierto sus deseos más profundos y oscuros. Liam la tomó con una urgencia feroz, su pasión desbordante mientras la llevaba al límite del éxtasis una y otra vez. Cada roce, cada beso, era una promesa de placer eterno, una entrega total a la lujuria que los consumía.

En el ardor del momento, Liam la tomó sin condón por segunda vez esa semana, su deseo por ella eclipsando cualquier preocupación o duda. La conexión entre ellos era eléctrica, una corriente que los unía en un abrazo apasionado y eterno. Se estaba volviendo adicto a ella, a la manera en que su cuerpo respondía a cada caricia, a cada susurro de placer compartido.

El tiempo se detuvo mientras se sumergían en el éxtasis del amor prohibido, sus corazones latiendo al unísono en una sinfonía de pasión desenfrenada. Y en ese momento, nada más importaba excepto el calor de sus cuerpos entrelazados y el fuego que los consumía desde adentro.

Cuando la pasión finalmente se desvaneció y recuperaron el aliento, se vistieron rápidamente, con la urgencia de quien sabe que el tiempo es limitado. Liam mantuvo sus ojos fijos en Heart, incapaz de apartar la mirada de la mujer que estaba comenzando a dominar sus pensamientos.

Cada vez más, se estaba volviendo adicto a ella, a la forma en que su presencia llenaba la habitación con una electricidad palpable, a la manera en que su piel se encendía bajo sus caricias. Era una adicción peligrosa, una que sabía que no podría controlar, pero que no quería resistir.

Con un gesto rápido, Liam tocó el botón del elevador, rompiendo el silencio tenso que había caído entre ellos. Sin embargo, sus ojos seguían anclados en los de Heart, como si estuviera tratando de memorizar cada detalle de su rostro antes de que tuvieran que separarse.

El silencio entre ellos estaba cargado de emociones sin expresar, de deseos no dichos que colmaban el aire a su alrededor. Y en ese momento, Liam se dio cuenta de que ya no había vuelta atrás. Estaba completamente y sin remedio enamorado de ella.

El sonido del timbre del elevador los sacó abruptamente de su trance, recordándoles que estaban en un lugar público y que debían mantener las apariencias. Separándose con reluctancia, intercambiaron miradas cargadas de deseo y complicidad.

—Lo siento—,murmuró Liam con voz ronca, su aliento cálido rozando la piel de Heart. —No pude resistirme.

Heart le dedicó una sonrisa traviesa, sintiendo la emoción burbujeando dentro de ella por el encuentro clandestino. —No te disculpes—respondió con un brillo travieso en sus ojos. —Fue... emocionante.

Con un último roce de labios, se separaron y salieron del elevador, cada uno con la mente llena de pensamientos sobre lo que podría haber sido y lo que aún podría ser entre ellos.

La tarde de chicas con Princess pasó en un abrir y cerrar de ojos, pero el recuerdo del encuentro con Liam seguía resonando en la mente de Heart, alimentando el fuego de la atracción que ardía entre ellos.

Los días pasaban, pero el recuerdo de Heart seguía atormentando la mente de Liam. Cada pensamiento, cada momento de silencio, estaba impregnado con la presencia de ella. Su imagen se había grabado en lo más profundo de su ser, y no importaba cuánto intentara, no podía apartarla de sus pensamientos.

En medio de sus deberes como jefe del FBI y las responsabilidades que conllevaba, su mente seguía volviendo a ella una y otra vez. Recordaba cada detalle de su encuentro, cada roce de piel, cada palabra susurrada en la oscuridad de la noche. Era como si estuviera obsesionado, consumido por la necesidad de tenerla cerca una vez más.

La sensación de vacío que sentía cuando ella no estaba a su lado era abrumadora, como si hubiera perdido una parte de sí mismo en el momento en que se separaron. Y aunque sabía que debía mantenerse enfocado en su trabajo, en la caza de la Reina Roja, no podía evitar sentir que su destino estaba irrevocablemente entrelazado con el de ella.

Liam no podía dejar de pensar en ella, en la forma en que su presencia lo llenaba de vida y esperanza en un mundo lleno de sombras. Y en su corazón, sabía que no descansaría hasta tenerla de nuevo entre sus brazos.

Queen of hearts Donde viven las historias. Descúbrelo ahora