Rosario Herrera era la primera mujer mexicana en formar parte de la Fórmula Uno.
Pero su enemistad con Max Verstappen los volvió los rivales más famosos del deporte.
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GP DE ITALIA 12 de septiembre 2021
2021 estaba siendo un buen año para Rosario en el deporte. Se encontraban a mitad de temporada y todos estaban sorprendidos por el rendimiento que estaba mostrando en su segunda temporada.
Rosario podía sentir la adrenalina por todo su cuerpo. Todos sus sentidos estaban alerta. No podía pensar en otra cosa más que manejar.
Y eso le encantaba.
Amaba cada una de las sensaciones que le provocaba desde subir al monoplaza hasta terminar una carrera.
Amaba competir y darlo todo.
—Max está a 3 segundos — le avisó su ingeniero. Miró el monoplaza azul delante suyo — acércate.
—Entendido — contestó con determinación.
Desde que comenzó en el deporte, se había formado una fuerte rivalidad entre Verstappen y Herrera. Sus enfrentamientos se estaban volviendo frecuentes así como la manera pasivo-agresiva en la que hablaban durante las entrevistas. Se volvió una rivalidad que todos los fanáticos amaban pero a Rosario solo hacía que se le revolviera el estómago.
Presionó su monoplaza hasta acercarse a él. Trataría de arrebasar en la siguiente curva. Estaban muy cerca el uno del otro. Llegaron a la curva y se coló por dentro. Max trató de seguirle el ritmo, ahora iban a la par.
—Sigue presionando. Cinco vueltas más.
No contestó y se centró por completo en el momento. Estaba completamente envuelta en la competencia. Sentía su cuerpo tenso por los movimientos.
—Daniel está a 4.5 segundos detrás tuya — Rosario se tensó al escucharlo.
—Copiado.
Se le estaba dificultando adelantar a Max, y aunque iban a la par, le era difícil seguirle el ritmo. Y ahora tenía que preocuparse de que Daniel la adelantara.
En la siguiente curva pasó de nuevo por adentro, pero Max se acercó de más.
Rosario presionó más su monoplaza.
—No está dejando suficiente espacio — avisó la mexicana, viendo como el monopoliza del holandés estaba muy cerca de ella, obligándola casi a salir de la curva.
Iban rueda con rueda hasta que Max, en un intento de hacer que ella cediera en la curva, chocó con su monoplaza, sacándolos a ambos de la pista.
El cuerpo de la mexicana se tensó por completo. El monoplaza chocó contra la barrera sin poder evitarlo.
Su vista se encontraba ligeramente borrosa, pero notó una mancha de color a unos metros de ella, suponiendo de inmediato que se trataba de Max.
—¿Rosario? — le habló su ingeniero, Ben — ¿Estás bien?
