uno 💎

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La sangre caliente y oscura mancha su traje y eso lo hace enojar, el trabajo debería ser más limpio pero el tipejo que acaba de matar no dejó de removerse y gritar ni un minuto, como si así pudiese cambiar su destino. Y obviamente no importaba cuánto rogara, llorara o pidiera de rodillas, su destino no cambiaría.

Porque nadie le pedía un préstamo de dinero a Hwang Hyunjin y luego intentaba escapar sin pagar.

Si lo pensaban bien, la culpa no era más que del deudor. La única víctima ahí era el costoso traje Armani del jefe Hwang que acababa de mancharse. Y ahora, los empleados sabían que les esperaba un día entero de regaños sólo por esa mancha en el costoso traje.

Hyunjin se cambió una vez que llegó a su oficina y se sentó despatarrado en su costoso sillón, lo único que esperaba es que no hubiese más errores ese día, no más problemas, no más de lo que ya tenía.

No era fácil manejar una cadena de restaurantes de alto nivel por todo el país que cubrían toda su red de narcotráfico.

Sintió dos golpes en la puerta y suspiró. Había pedido que no lo molestaran, y si había alguien pidiendo por él en su descanso sólo significaba una cosa: más problemas.

—Pase —habló fuerte para quien sea que estuviera del otro lado de la puerta escuchara.

—Hola gruñón —dijo Minho, su amigo, entrando a la oficina. Minho manejaba la gerencia del restaurante principal, el de Seúl; y además por momentos actuaba como su secretario por una única razón: sólo mandaban a Minho porque sabían que Hyunjin no podía enojarse demasiado con él—, tenemos una situación pequeña y con ojos brillantes.

—¿De qué hablas ahora? —bufó Hwang, odiaba cuando Minho no iba al punto y divagaba para decir una sola cosa.

—Encontramos un ladrón en uno de los galpones —se rió Minho. ¿Por qué carajos se reía?—, tiene ojitos brillantes, muy bonito.

—¿Por qué te ríes?

—Me da gracia la situación.

—¿Qué robó? —preguntó Hwang un poco harto. No era la primera vez que sufrían algún tipo de sustracción en uno de sus galpones. En ellos, los empleados de Hwang se encargaban de cocinar la droga, por lo que era muy usual que alguna mafia contraria mandara a algún lacayo a robar sus recetas o alguna tanda de producción.

—Eso es lo divertido, robó comida —Hyunjin se sentó más derecho, curioso y confundido por igual—. Al parecer entró a la hora del almuerzo y se robó dos platos, pero se tropezó y lo agarraron —Minho se reía como si fuese el chiste más divertido del mundo—. Está atado pero hace media hora se está quejando de que se le corrió el maquillaje en la caída.

—¿Changbin lo está investigando? Puede ser una distracción o que alguien lo haya mandado —dijo serio.

—Sí, obvio, ya lo está haciendo —Minho se secó una lágrima—, pero por el momento no sabemos qué hacer. Lo podemos dejar atado pero ya los chicos del galpón se están quejando porque no deja de criticar el uniforme.

—¿Qué?

—Es divertidísimo, ven a verlo te va a alegrar el día.

—¿De verdad te divierte tanto que alguien que puede ser un ladrón de otra mafia haya logrado meterse a una de nuestras cocinas? —exclamó Hyunjin, no entendía por qué nadie se tomaba las situaciones con la seriedad que requerían.

—Estoy 95 por ciento seguro de que ese chiquillo no es un peligro, vamos, ven a conocerlo —suplicó el mayor.

—Si el otro cinco por ciento tiene la razón tendrás una bala entre ceja y ceja, Lee, te advierto desde ya.

dope and diamonds           💎    [ hyunin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora