Capítulo 10

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POV T/N

Estaba sentada en la torre de astronomía al lado de la barandilla llorando, me sentía fatal tenía un nudo en el estómago y estaba temblando. Mi padre está en el castillo y todos me echan la culpa y me insultan. Yo no he ayudado a mi padre, ni siquiera sabía que de verdad iba a entrar, pero ellos piensan que sí y ahora todos me odian.

Las lágrimas salían de mis ojos sin parar y aunque tenía la visión nublada por ellas pude ver la figura de una persona acercarse a mí. Se sentó a mi lado y vi quién era. Mattheo. Me había estado siguiendo desde que lo pillé mirandome en la biblioteca. Me pregunto a qué habrá venido, porque si es para burlarse o culparme de que mi padre está ahora en el castillo, prefiero que sea en otro momento.

—¿Estás bien?—Me pregunta con una expresión...¿preocupada? Últimamente se estaba comportado diferente, parecía estar cambiando, pero no pensé que fuera a cambiar tanto como para venir a consolarme.

—Genial.—Le respondo con sarcasmo.

Él pone su mano sobre la mía y la acaricia lentamente, pero yo aparto la mano.

—Sé que no tienes la culpa de que ahora tengamos a un asesino paseándose por el castillo.—

—Pues parece ser que eres el único que lo piensa.—

—Estoy seguro de que no todos piensan que le has ayudado.—Dice intentando animarme pero yo solo suspiro mirando por el balcón. Estoy más calmada pero todavía estoy temblando un poco y el nudo de mi estómago sigue ahí, pero el no se rinde.—Solo intenta ignorarlos, son todos imbéciles si piensan que tienes la culpa, ni siquiera tienen pruebas solo eres su hija y eso no significa que hayas sido tú.—

—No creo que sea capaz de ignorar a medio castillo mirándome mal, juzgándome e insultándome.—

—Intentalo, si?—

Acerca su mano y me limpia una lágrima de la mejilla. Su tacto es suave y cálido y hace que el nudo de mi estómago se transforme en un cosquilleo. Giro la cabeza para mirarlo, sus ojos están fijos en los míos, tiene una mirada intensa que penetra hasta el alma y eso es suficiente para hacer que mis mejillas se tiñan de rojo. Él lo nota porque veo como sus comisuras se levantan un poco, aunque sin llegar a formar una sonrisa. No aparta la mano, al contrario, deja su mano en mi mejilla acariciándola con el pulgar. Yo aparto la mirada, me está poniendo nerviosa y lo sabe. Poco a poco su pulgar pasa de acariciar mi mejilla a acariciar mi labio inferior, sabe perfectamente lo que está haciendo y odio que lo sepa y que sepa el efecto que tiene en mí.

—¿Por qué has venido?—Pregunto intentando disimular las ganas que tengo de que me bese ahora mismo.

—Parecías pasarlo mal.—Dice sin dejar de mirar mis labios.

—Pero podrías haberte ido y dejarme sola llorando.—

—Lo sé.—Dice bajando la voz y acercandose más a mí. Su mano no ha dejado de acariciarme en ningún momento y yo solo puedo pensar en besarlo.

—Pero no lo has hecho.—Respondo. Mi mirada se desvía de sus ojos a sus labios, cada vez está más cerca y puedo sentir su respiración.

—No, no lo he hecho.—Dice para después presionar sus labios sobre los míos.

Este beso es dulce, cálido y suave, no tiene nada que ver con el primero. No se cómo reaccionar, mi corazón está a mil y no puedo concentrarme en nada.

Le sigo el beso, sus manos se colocan en mi cintura y yo le rodeo el cuello con los brazos acercándole más a mí.

Seguimos besándonos, Mattheo desliza su lengua dentro de mí boca explorando cada hueco de ella y sus manos aprietan firmemente mis caderas. Siento como si estuviera flotando, mientras más me besa más adicta me vuelvo a sus labios. Seguimos besándonos hasta que mi móvil empieza a vibrar. Los dos nos apartamos rápidamente, miro mi móvil y era Pansy. La voy a matar, no podía llamar en otro momento.

—Perdón, pero tengo que contestar.—

—Si, claro no te preocupes.—Se separa de mí y se levanta.—Nos vemos en clase princesa.—Me guiña un ojo y sale por la puerta. Yo me quedo mirando la puerta por donde ha salido embobada y con una sonrisa. Me ha llamado princesa y me ha besado, creo que me voy a derretir.

Mi móvil vuelve a sonar y salgo de mi trance y contesto.

—Hola, Pansy.—

—TN!—Grita y tengo que apartar el móvil de mi oreja para no quedarme sorda.—¿Dónde estás? Todos están hablando de tí.—

—Estoy en la Torre de Astronomía ¿Donde estas tú?—

—Estoy en el Gran Comedor.—

—Vale, voy para allá.—

—Te espero, chao.—

—Adiós.—Me despido y cuelgo. Me levanto y voy hacia el Gran Comedor. Pansy había dicho que estaban hablando de mí y me puedo imaginar porqué.

Entro al Gran Comedor, por suerte no hay mucha gente pero los que están se giran a mirarme. Yo ignoro sus miradas y me acerco a Pansy.

—Hola.—Me siento enfrente de ella y sonrío.

—¿Qué ha pasado? Estaba caminando por el pasillo, y no es que sea cotilla, pero estaba escuchando a un grupo hablar sobre tí y sobre tu padre.—

—Mi padre ha entrado al castillo y algunos de Gryffindor me han echado la culpa.—

—¿Algunos Gryffindor?—

—Si, estaba pasando cerca de su sala común y me han echado la culpa de ello y me han empezado a insultar, y me he ido llorando a la Torre de Astronomía.—

—¿Estabas llorando?¿Por qué no me has llamado? Habría ido a apoyarte.—

—Te habría llamado pero Mattheo llegó primero.—Eso capta su atención y levanta las cejas en un gesto de sorpresa, pero rápidamente cambia su cara y esboza una sonrisa.

—Mattheo, eh.—Dice acercándose más para escuchar mejor lo que voy a decir y yo pongo los ojos en blanco.

—Empezó a consolarme y...bueno...al final terminamos besándonos.—Pansy pone los ojos como platos y su sonrisa se hace más grande.

—¿Y?¿Qué pasó después?—

—Me empezaste a llamar y se fue para que pudiera contestarte.—

—Ayy no, lo siento. La próxima vez te mando un mensaje.—

—No te preocupes, no lo sabías.—Me jodió bastante que me llamase en ese momento. Pero no me voy a enfadar con ella, no lo sabía y no la voy a culpar por llamarme cuando estaban hablando de mí.

—Igualmente, lo siento. Pero ahora dime, ¿Cómo fue el besó?¿Te gustó?—


Possessive| Mattheo Riddle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora