Dos.

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Puerta del Sol, Madrid.

En una cafetería próxima a la plaza, dos chicos piden a un camarero sus consumiciones.
Uno es regordete, con el pelo cobrizo y unos mofletes, lo que viene siendo, achuchables.
El de su lado, es mas delgado, con el pelo ensortijado y negro.

- Yo quiero una mahou, ¿Y tú, Darío? - Pregunta Gantz, que está animado, a pesar de no haber dormido tan siquiera dos o tres horas.
- Buah, macho, si acabamos de salir de la piltra. - Responde un Darío entre bostezos, recostado en la silla. - A mi traeme un café grande, con muuuucha cafeína. Así que cargadito. - Especifica.
- Oye, tío. - Pregunta Gantz, una vez que el camarero se va. - ¿Esas dos de allí no son Ana y Olivia? - Mira a dos chicas, la respuesta es inminente.
- ¡No hay duda! - La pelirroja, con sus cotidianos atuendos de estilo lady y coqueto se abraza a un hombre que vende globos disfrazado de minion y pone los dedos en forma de símbolo de la paz. En frente, una chica con un teléfono captura el momento. Su pelo lacio y negro la delantan, y el echo de que no se distinga entre la ropa, también. Olivia y Ana parecen no haber visto a los chicos, por lo que ellos le hacen mil y un aspavientos para conseguir la atención de las dos jóvenes. El desafortunado camarero, que no tenía nada que ver con la función, sufre uno de esos aspavientos en la cara, por parte de Gantz, y se desequilibra, haciendo que la bandeja se golpee estrepitosamente contra el suelo de terrazo de los soportales.
- Uuuuups, disculpa. Te ayudo a recogerlo antes de que me la cargue...- Se sonroja Gabri, que enseguida se levanta y se pone a recoger cachos de cristal con la mano, con la mala suerte de que se corta un poco con uno en la punta de su dedo anular. - Jo, esto ya es mal karma.
- Pues yo no hago limpiezas de aura, eso es mi abuela. - La voz misteriosa, que proviene de algunos centímetros más arriba de lo que el cono visual de Gantz alcanza a ver, es emitida por Adalet. Que no viene sola. Lo que viene, es muy arreglada. Lleva un hermoso kaftan con motivos tropicales y unas alpargatas blancas, que la hacen similar la reina de los bosques. Cual Katy Perry en "Roar". El chico de su lado, es Ángel. Sus pantalones caqui son los mismos que los de la noche anterior, al igual que el calzado. Sin embargo, la camiseta que lleva no, y a todo el grupito le suena.
- Hola chaval, ¿Y tu aquí? ¿Y que haces con la camiseta del ex de Ada...? ¡¿Habeis dormido juntos? ¿Que ha pasado, rubia? - Gantz manda un montón de preguntas que ellos intentan responder, sin éxito, ya que al acabar de formular una, inicia otra sin esperar a que emitan respuesta alguna. Tan ensimismado está, que ni siquiera se da cuenta de que Olivia y Ana se han unido. Gabriel se levanta y deja los cristales en la bandeja, después se sienta. - Bueno chicos, ¿que queréis tomar? - El grupo se ríe, ya que ,de nuevo, el moreno formula otra pregunta. Tras dejar que el camarero anote sus pedidos, Adalet se sienta y se dispone a hablar.
- Voy a responder a todas tus preguntas. Pero antes, necesito que me digas una cosa, muy seriamente. - Gabriel asiente con la cabeza, totalmente ansioso.- Bien, la pregunta es: ¿Te sabes la clave del WiFi? - Los chicos se ríen de el desdichado Gantz, que implora respuestas. - Vaaaale, este es Ángel, lo conocí ayer, ya sabéis como. Y pues como favor personal, dejé que su hermano y el durmieran en mi casa. Llamazme confiada, pero había algo en el que me decía que no iba a pasar nada. Y está aquí porque lo he traído conmigo. - Adalet acaba en silencio, esperando una respuesta de los demás del grupo. - ¿Hola? - Alega, al ver que no llega ni un mísero "vale"
- Sí, bueno, esque me pareces demasiado confiada. Te podía haber violado. No sé. Algo así.- Opina Gantz, al cual no le ha caído muy bien el de Callao. - Creo que es hora de que se vaya por donde ha venido.
- Venga, Gantz, no te enfades y haz un chiste de los tuyos, que se echan de menos. - Pide ella.
- En serio, tío, no se que te pasa. - Dice Darío, enarcando las cejas. - ¿No vas a hacer el chiste que te acabas de dejar a huevo? - Gabriel se encoje de hombros y mira al suelo. Quizás esto le halla afectado. El mero hecho de que alguien pueda alejarlo de ella, le molesta. Finalmente, coje aire y consigue decir:
- Eh, ¿Cómo va uno de Callao a Callao?
- Cómo, Gantz. - Pregunta Ana, seguida de Adalet y los demás.
- Callao. - Todos se ríen del peor chiste del mundo. Si esque no tiene nada gracioso. - ¿Lo pillais? - Todos asienten a la más que obvia pregunta retórica de Gantz. Parece que por fin se alegra un poco.
- Bueno, pues no quiero fastidiaros el momento. Mejor me voy...- Ángel se gira y se dispone a caminar, cuando la voz que menos esperaba escuchar en ese momento suplicando que no se fuera, habló
- Espera, Ángel. - Casi inconscientemente, Gantz ha hablado. - Creo que ha sido culpa mía. Es mi niña, y no soportaría que le hicieran daño. Hace poco, su último novio la dejó tocada. - Entonces repara en un detalle de Ángel- Y...por cierto. ¿Que haces con la camiseta de su ex? - Pues sí, como ya habíamos dicho antes, y nadie respondió a su pregunta, el astuto Gabri lo ha dejado caer sutilmente.
- Pues se la he dejado yo. Bruno se la dejó una vez en mi casa y...- La camiseta no es bonita, simplemente es negra con unas franjas azules en la parte superior. Simple. - Para que después de ducharse tuviera algo más limpio.- Todo el grupo la mira sorprendida.
- Ah, que se ha duchado en tu casa. - dice Darío, tragando saliva
- Sí, pero el solito dentro del baño. Hay que ver lo mal que podéis llegar a pensar. - Explica rápidamente ella, para evitar que sus retorcidos amigos la traten de fulana.
Los chicos siguen tomando sus bebidas y los pinchos de tortilla que les han servido para bajar la cervecita. Ángel no deja de mirar a Adalet, está muy guapa con un carmín en tono mate frambuesa. Ella se gira y encuentra su mirada puesta en sus labios. Se sonroja.
- Bueno tranquilo fiera, que te la comes con la mirada y hay público. - Se ríe Olivia. Los demás se ríen también.
- ¿Que vamos a hacer esta tarde? - Pregunta Ana, mientras bebe un sorbo de su nestea. - No se como podéis tomar cerveza con la resaca que tenéis que tener de ayer. - Olivia y Gabriel se enconjen de hombros.
- A la tarde...Yo entreno, podéis venir a verme un rato y luego salimos a tomar algo por ahí. - Expone Adalet, su entrenamiento dura dos horas, y no cree que a los chicos le divierta ver a la rubia entre la piscina y el gimnasio. Desde que nació, la gallega mostró gran interés por el mundo acuático. Su padre la llamaba sirena, y siempre se sumergía en las aguas de la ría para demostrar que allí, en el mar, se sentía como en casa. Casa que se trasladó a Madrid, donde tuvo que dejar de soñar con levantarse cada mañana con un pié en el agua, y otro en el colchón.
- Por mi genial. - Balbucea Ángel, exasperante. La pandilla lo mira, extrañada. - Ah, pensé que yo estaba incluido en el plan.
- Claro que puedes venir, hombre. - Decide la valiente Adalet. - ¿Verdad, chicos? - Los demás se limitan a asentir y sonreir
- Os tengo que presentar a mi nuevo novio. Lo conocí ayer y me llevó a su casa...fue todo tan romántico. - Fantasea Ana.
-Ah, ¿Sí? - comenta Olivia aburrida. - ¿Y cuantos años te lleva? - Si es que Ana es así, siempre se enamora de hombres ricos que le llevan 10 años y tienen alguna ex mujer por ahí o hijos.
- Se llama Fabio. - Dice, ignorando a la chica del pelo infinito. - Es de Sicilia. Tiene un ferrari y un jaguar que son una pasada y es... ¡Guapísimo! - Ana sigue fantaseando con los músculos del pectoral del Siciliano, el caso es que es un sinvivir aguantar a la versión de Ana enamorada.
- Hasta aquí todo muy bonito, ¿El lado malo? - Apresura Darío.
- Pues, me ha dicho que es empresario pero no de qué, que hace, que maneja. - Comenta ella.
- Pues en Sicilia hay mucha mafia, yo que tu le miraba en el maletín si lleva drogas, o algo de eso. - Alega Gantz, sin ningún tipo de ironía.
- Haber, yo lo veo un tío legal, no creo...- Pero Ana tampoco está muy segura de sus palabras. - Tiene treinta y seis años, y dos hijos de ocho y tres años. Y dos ex mujeres. - Suelta ella, intentando que no se escuche mucho.
- ¡¿Cómo?! ¡Pero que ganas de meterte en saraos! - A Adalet le desconcierta que ese hombre pueda utilizar a su amiga. ¡Demonios!

Olvídame, MadridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora