Tres.

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En el tejado de un edificio de Pirámides, dos chicos hablan de algo en susurros. Parecen hacerlo con mucho afecto. Ella, lleva el pelo muy mojado y los hombros de la sudadera con gotas procedentes de su cabello. A su lado, un joven la abraza.
- Buuff... Es que no se como decirte todo esto Adalet. - Ángel se pasa la mano por el pelo y sonríe.
- Muy fácil, tonto, coges con tu boca - Dice tocándola con su mano. - y hablas de todo lo que tengas que hablar.
- Lo dices como si fuera algo tan sencillo. - Confiesa Ángel - y todo depende de lo que se quiera decir.
- Simplemente dilo, no puede ser nada horrible. - bromea la rubia
- Podría ser increíble o jodidamente horrible. Todo depende, todo puede ser. Pero ya sabes, el miedo sigue ahí escondido en todo.
- tienes un 50% de posibilidades, intentarlo sería guiarte por esa mitad positiva de ti. - Adalet se abraza más fuerte al chico y le da un suave beso en la mejilla, que lo recorre por dentro y le eriza el vello con tan solo ese roce.
- Adalet, dame tu mano. - Dice sin pensar, dejándose guiar por eso a lo que llaman corazón.
- ¿Para qué?
- Para siempre. - Ella le tiende su mano, ignorando todo el sentido de aquella frase, las palabras más simbólicas del mundo y mas simples de todo. Quizás el pequeño gran doble sentido no ha sido captado, tan solo como un gesto tierno por parte del moreno de ojos verdes, pero significa mucho más de lo que en ella cabría imaginar. - A lo mejor no lo entiendes y es normal, o simplemente intentas no entenderlo. Es que no lo sé pero, solamente quería decirte que desde que te conocí tengo ese sentimiento bobo de las mariposas en el estómago y puede que te suene cursi, tonto o poco creíble pero lo que tu haces conmigo... no lo ha hecho nadie. Es que es increíble como te preocupas porque los demás seamos felices y por eso me di cuenta de que a mi me haces feliz porque te quiero mucho. Vale que no hará ni veinticuatro puñeteras horas que se tu bendito nombre pero quizás sin verte la cara ya sabia que alguien como tú, tan especial y dinámico estaba esperándome en el algún lugar y soy un orgulloso pensando que quizás alguien como tú algún día querría algo con alguien como yo pero para mi... eres perfecta y... quizás ni me estas escuchando pero solo quiero decirte que te quiero y que daría mi vida por poder pasarla con alguien como tú unos segundos. Pero bueno ya si tu quisieras más tiempo hasta la lápida h eso.... ¡haber bueno no te asustes! Digo que al menos me gustaría intentar algo pero no te obligo a nada...- con la respiración entrecortada acaba la frase y respira unas cuantas veces profundamente.
- así que eso es lo que piensas de mí. - Alega Adalet, mirando hacía el lado opuesto al que está Ángel. Mira el oscuro cielo y sus pequeñas, pero destelleantes, estrellas desempeñando el papel de confidentes y consejeras. ¿Se dejará llevar por su corazón? Haciendo caso al instinto, a sus sentimientos, a todo aquello que ella siempre ha creído por delante. Por otro lado, ¿Comenzar algo con un extraño después del "éxito" de su anterior relación? Bruno... Está segura de que Ángel no es de esos, pero la confianza le puede jugar de nuevo una mala pasada. ¿O no está segura? Todo se basa en fiarse de si misma, u orientarse por los demás.
- Sí, eso pienso de cada uno de tus milímetros de piel, de cada cual de tus pestañas y tus bordes. Tan siquiera desecharía una, y ya digo una, de tus perfectas imperfecciones que me traen loco. - Allí es cuando ella de verdad piensa que él es increíblemente sincero y romántico
- ¿Y la pregunta es? - Dice avivando la llama de lo obvio.
- Que si quieres salir conmigo, idiota.- ella no dice nada, tan solo se gira y lo besa. "¿Es un sí?" Se pregunta Ángel, a la par que le devuelve el gesto. Con la tensión corriendo por las venas, se decide a terminar el roce de sus labios y dedicarle un suspiro alentador para su pregunta.
- ¿Eso es un sí? - Dice rascándose la cabeza con su mano izquierda
- ¿Cómo lo quieres interpretar? Cada uno interpreta las respuestas de mil y una maneras. ¿Cuál es la tuya, Ángel? - ella es así, le gusta picarlo y hacerlo chispear, sabiendo que él la va a seguir viendo como la chica a la que quiere y adora.
- A mi me gustaría escuchar salir de tu preciosa boquita un simple "sí", ¿Sería posible? - Adalet se ríe y le acaricia una mejilla con amor.
- Sí
- ¿Sí a que sería posible o sí que quieres salir conmigo? - Pregunta desconcertado él, ¡Lo tiene comiendo de la mano! - Venga, dímelo ya, que me voy a quedar sin uñas.
- Interprétalo como quieras. Pero una cosa lleva a la otra. - El chico, ya desesperado hasta el punto de suplicar solo quiere una respuesta que se puede llamar "coherente", ya que Adalet para concentrada en hacerlo sufrir. - Es un sí, tonto, claro que sí
- ¿En serio? - dice él, sin poder creérselo ya.
- No, llevo un rato vacilándote pero es mentira. Me aburro y no me da para consoladores, no se como lo ves. - es una chica divertida, se puede ver desde lejos y eso a él le encanta. Pero de repente algo se torna para Adalet. Quizás los recuerdos de Bruno, las ganas de seguir soltera, la libertad de todo. No sabe que es pero algo le impide querer salir al 100% con él. - Bueno haber, no sé. Creo que no estoy preparada. - Y todo cambia en el semblante de Ángel. Sus labios se giran hacia abajo, tristes. Sus ojos verdes pierden el color chispeante y enérgico, se transforman en apagados y fríos. ¿Como unas palabras consiguen hechizar tanto a una persona? - Bruno... mi libertad...no sé Ángel hace poco que nos conocemos y no estoy segura de lo que quiero o no quiero.
- Es tu decisión. - dice, seco. - Sólo quiero que sepas. - Alega de nuevo, mirándolo al suelo. - Que yo nunca te haría daño. - Con estas palabras, Ángel se levanta del tejado del edificio y sale por la ventana, que esta justo al lado, con sumo cuidado. ¿Qué decir? Le gustaría gritarle que se quedase, que se uniese a ir de tapas con su pandilla. Pero esa maldita voz interior siempre le impide decidirse.

Olvídame, MadridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora