Cuatro.

4 1 0
                                    

-¡Adalet! ¡Adalet!- gantz grita, su amiga corre por unos callejones de Madrid, luchando por darles esquinazo. - Adalet, escúchanos, tienes que hablar con nosotros. - El mejor amigo de la chica sigue el trayecto, seguido de Olivia. Los dos se preocupan mucho por el extraño comportamiento de su amiga. La cual se comporta de manera esquiva y bruta. Tras unos intensos minutos de carrera, se detienen. ¿A donde ha ido? Examinan el lugar, un parquecillo apartado y solitario, muy al estilo de Adalet. Entre unos árboles lejanos y unas rocas, un cuerpo está sentado y acurrucado, abrazándose a si mismo.
- ¡Está ahí! - Olivia grita, y al momento se tapa la boca. - vale, no grito. - la pareja se acerca a la silueta y se sientan con disimulo.
- ¿Se puede saber que te pasa? Te comportas mal con nosotros, nos insultas, insultas a todo el mundo, siendo más exactos, el otro día en la cena con tus padres los estuviste desafiando y faltándoles el respeto con frecuencia, a nosotros ni siquiera nos tienes el más mínimo respeto y siempre te escapas cuando te sientes mal dejándonos solos, preocupados e incómodos. Si no nos quieres como amigos, sólo dínoslo. - Gabriel respira con brusquedad y la mira, con decepción e ira.
- Yo... solo quiero que sepas que gantz tiene razón, me duele que siempre nos trates tan mal. ¿Por qué le has dicho que no a Jorge? ¿por qué has faltado a entrenar? Y, sobre todo, ¿Por qué has insultado a la pobre Ana delante de su novio? - Olivia también decide sacar lo que piensa y evadir los sentimientos. espera que Adalet le dirija una tremendo arsenal de palabrotas, pero simplemente asiente.
- ¿Queréis saber que me pasa? - Dice, girando la cabeza. - No es que sea tonta y que me guste sufrir. Tuve problemas alimenticios, me veía muy gorda y me lo llamaban en la escuela. eso me marcó y me cambió la vida de un momento a otro, de repente no se trataba de comer menos y hacer más deporte. si no que seguía comiendo y me arrepentía después de todo, intentaba vomitar pero nunca daba. Me enfadaba y cogía las tijeras y comenzaba a rasparme todos los brazos hasta que me escocían y no podía meterme en la piscina. Pero ya no sabía que hacer para calmarme. Y ahora todo está volviendo a mi, cada insulto, cada palabra me toca el alma y me hace sentir triste y sola. Entonces intento buscar chicos, o alguien que pueda reemplazar lo que sentí por Rubén. Pero no lo consigo, cada persona, Ángel, me da la sensación de que me va a fallar. Y siempre es la misma mierda. Creo que para mis padres no soy nada, tan sólo soy una tonta que molesta. Siempre siento que les molesto, que todos los planes son sin mi. Y que siempre hay alguien por encima. por no hablar de mi abuela, siempre echándole flores a mi primo y a mi haciéndome quedar de la mierda. Y se que vosotros no teneis la culpa de mi tontería. Y se que os parecerá estúpido todo esto que os cuento, solo son palabras de una niña tonta, supongo. No creo que a nadie le importen en verdad mis sentimientos. Y eso me hunde aun mas. Y no creáis que me enfado con vosotros si no duermo a vuestro lado cuando quedamos en casa de alguien. Sólo es que a veces...necesito juntar todo y llorar toda la noche, sola, sin nadie. Soy una tonta que busca un chico que la halague, y sólo me meto en problemas con la gente que de verdad necesito. A vosotros, a mis padres. Toda esta actitud de superioridad que tengo es para intentar demostrarle a alguien que tengo orgullo y fortaleza. Cuando en realidad soy un trozo de pan que se esconde, que esconde el dolor. Vale, quizás no os importe mucho todo esto, pero no hay día en el que no llore por todo lo que os hago. Por todo lo que pasa.
- Deberías habernos contado esto antes, para apoyarte. - Olivia mira al suelo, ¿quien se lo iba a decir?
- Creo que no debería intentar afrontar todo sola. - Dice ella, rascándose la cabeza.
- ¿Y por qué lo haces?
- Siempre tengo la sensación de que no os importa, de que a nadie le importa. Y si a alguien le importa, no quiero preocuparlo.
- Olvídate, estamos aquí para que nos preocupes. - Dige Gantz - Discúlpate con Ana, y vamos a hacer algo bueno.
- Chicos, estoy cansada de fingir ser alguien que no soy. - Confiesa. - Gantz. Tu me conoces muy bien. Yo era la típica chica que andaba en scooter, con mis vans. las camisetas anchas, los tops negros, y esas camisas de cuadros.
- Eras genial así- Se sincera su amigo.
- Pero ahora... No me importaba que se metieran con mi físico, mis pendientes, tatuajes o pelo. Me daba igual salir a la calle con una sudadera, un moño y pantalones flojos. Para mi nada de eso se podría considerar coherente para enfadarme. ¿Y que ha pasado? Chicos, os convencí de ir a Galicia para reencontrarme conmigo misma, coger de nuevo el patín e irme con mis amigos del half a conseguir algo bueno. Y ya me veis.

Olvídame, MadridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora