III. DISCORDIA

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Sanji paseaba por los jardines junto a su madre y hermana. La nieve se había derretido y pronto llegarían los pretendientes de Niji y Reiju al palacio. Sora estaba contenta y planeaba con ilusión ambas bodas. Sus hermanos sin embargo no parecían entusiasmados. Reiju había amenazado un par de veces con tirarse por el balcón y Niji por su parte había decidido volver a las andadas trayendo prostitutas al viejo cobertizo desde el primer día en que las puertas del castillo se abrieron. Le alegraba que el buen tiempo volviese, en especial la idea de volver a escaparse a la ciudad. Zoro le había prometido quedarse en el palacio por lo menos hasta el próximo invierno y también guiarle por la ciudad para el festival de las flores. Al parecer era tan popular como el de la cosecha o incluso más pues la gente estaba deseando tener algo de diversión tras el duro invierno. No podía esperar a pisar nuevamente las calles, meterse en tabernas y escuchar las obscenidades de los borrachos. Estaba tan emocionado que llevaba la semana entera con una inmensa y boba sonrisa en el rostro. Nada ni nadie conseguía perturbar su buen humor, ni siquiera su padre con sus incesantes quejas hacia su persona que últimamente se habían multiplicado. Al parecer sus tutores creyeron oportuno informarle de que su rendimiento había caído en picado y ahora pagaba las consecuencias con constantes recriminaciones. Consideraba que no podían culparle. Siempre había sido muy buen estudiante, cumplidor y atento pero por desgracia los últimos meses los había pasado muy ocupado revolcándose con Zoro en cualquier lugar medianamente apartado. Lo que al principio habían sido estrictas normas sobre la discreción fueron disipándose con el tiempo. Caminaba embobado con la cabeza en sus cosas hasta que Reiju reclamó su atención.

- ¡Sanji!

- ¿Um?

- ¡Haz el favor de atenderme! ¡Estoy pasando por el peor momento de mi vida y madre planea continuar hundiéndome!

- No hagas caso hijo. Solo propongo flores querida. Dudo que unas hortensias arruinen tu existencia

- Sí, porque seguís insistiendo en que me case con ese patán. Da igual que en la iglesia decoren los bancos, hortensias, nardos o dalias si de camino al altar en lo único que pienso es en ahorcarme con el velo para no tener que llegar hasta Fullbody

- Reconozco que no es el marido que hubiese querido para ti pero era el mejor de entre los candidatos que vuestro padre barajaba

- ¿El mejor? - preguntó Sanji incrédulo

- El más joven y también el que conserva más pelo

- Pensé que padre me apreciaba pero veo que en realidad me odia

- No es eso Reiju pero por desgracia no hay tanto donde elegir. Es marqués, posee muchas tierras y podrá darte una vida cómoda. No considero que sea tan mal partido

- Madre debo darle la razón a Reiju, ese hombre es tedioso y tiene un gusto horrible para los trajes

- Seguro que podéis cambiarle con paciencia

- ¿Paciencia? Necesitaría una vara para hacer entrar en razón a semejante garrulo - comentó Sanji sacándole una carcajada a Reiju

- Sanji, debes animar a tu hermana

- Eso hago

- Gracias Sanji, mi matrimonio se basará en falsa aceptación y palos para encauzarlo. Suena a éxito

- Si te sirve de consuelo Niji también está desquiciado con el tema

- En realidad sí, me consuela. Si yo caigo debe hacerlo alguno de mis molestos hermanos menores también y me alegra que sea él. No hay nadie más molesto que Niji

- Sadi es una buena chica, de muy buena familia. Estoy segura de que Niji será feliz con ella

- Madre os apreciamos pero vivís en un mundo distinto al nuestro si creéis que Niji puede hacer feliz a alguien y el marqués Fullbody es una buena opción para casar a vuestra única hija - comentó Reiju sentándose en el pequeño cenador al resguardo del sol mientras Sanji ayudaba a Sora a sentarse en una de las sillas. Su salud, ya antes delicada, se había vuelto más frágil tras el invierno. Por suerte hoy se encontraba algo más animada con el calor y el sol que comenzaba a calentar el palacio. Los tres permanecieron un buen rato bajo la estructura de piedra, recubierta de hiedra y madre selva mientras merendaban a su sombra

EL PESO DE LA CORONA (ZOSAN/SANZO+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora