Capitulo 6: Un paseo por la zona

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Tras el incidente con Jonatan, el miedo se apoderó de Penélope. Cada vez que lo veía, un escalofrío recorría su cuerpo. La idea de reclamarle su celular, aunque era lo más lógico, la aterraba. Se la había pasado todo el día debatiéndose entre la necesidad y el pánico, sin poder siquiera articular una palabra para pedirlo.

La situación empeoró cuando su padre se acercó a ella, cuestionándola con severidad sobre el motivo por el que no respondía a sus llamadas cuando se encontraba con Morgan. Sin darle oportunidad de explicar, la reprendió, echándole en cara que tener un celular era en vano si no era capaz de usarlo de manera responsable.

Impulsada por una mezcla de nerviosismo y determinación, Penélope regresó a las canchas. Un partido del mismo equipo estaba en curso, y Aidan, como siempre, brillaba con su talento y carisma. Penélope, perdidamente enamorada, lo observó con admiración durante todo el entrenamiento.

Cuando el partido finalizó y los jugadores se dispersaron, Penélope aprovechó la oportunidad. Solo quedaba Jonathan con algunos amigos, riendo y descansando. Su corazón latía con fuerza en su pecho, sus piernas temblaban por el miedo, pero sabía que tenía que actuar.

Con pasos lentos y la mirada gacha, se acercó a Jonathan. Tomó aire profundo y, reuniendo todo su valor, le dirigió la palabra.

-Jonathan, por favor, ¿podrías devolverme mi teléfono? -suplicó ella con voz temblorosa.

La súplica de Penélope resonó en el silencio de la cancha. Las miradas de Jonathan y sus amigos se posaron sobre ella, una mezcla de sorpresa y burla dibujada en sus rostros.

Jonathan rompió el silencio con una sonrisa cruel en los labios. Su tono de voz era sarcástico y despectivo.

-¿Qué has dicho?

-¡Que necesito mi teléfono! -gritó ella, alzando la voz con todas sus fuerzas.

-¿Chicos, no escuchan un silbido de mosca por aquí cerca? -preguntó Jonathan con sorna.

Los otros chicos, con miradas burlonas, se mofaban de la situación. Uno de ellos, con un tono cruel en la voz, le dijo a Jonathan que esperaba que no se hubiera acostado con una chica tan insignificante. Esa burla la hirió profundamente.

- ¡Por favor, Jonathan, dame mi teléfono! -exigió con voz trémula pero firme-. ¡Lo necesito! Esto no es un juego.

- ¡Sí, sí, déjalo en paz! -espetó uno de los chicos con sarcasmo.

Jonathan se levantó del asiento con arrogancia y se plantó frente a ella.

-Tu teléfono... ni siquiera sé dónde está.

Penélope frunció el ceño con profunda indignación, sintiendo cómo la furia se apoderaba de ella.

-Eres una niña rica, ¿no? -la increpó Jonathan con una sonrisa burlona-. Pídele a tu papi que te haga el favor de comprarte uno nuevo.

- ¡¿Perdiste mi teléfono?! ¡Eres un miserable mentiroso! ¡Devuélvemelo ahora mismo! -gritó ella, empujándolo con todas sus fuerzas-. ¡Eres un imbécil! ¡Dame mi teléfono o...! -su voz se quebró al ser interrumpida.

- ¿O qué? - la desafió Jonathan, empujando su cabeza con rudeza - ¿Vas a contarle a tu papi? Adelante, no me importa.

Sus amigos observaban la escena con risas burlonas.

- ¿No te advertí que no volvieras a provocarme? - le espetó con voz áspera mientras la empujaba con violencia, intensificando su miedo - Parece que disfrutaste que te alzara la voz la otra vez.

Ella tropezó con sus propios pies y se desplomó en el suelo. Las risas estridentes de sus amigos resonaban en sus oídos. Jonathan, con una mirada feroz en sus ojos, la agarró del brazo con rudeza y la levantó bruscamente, zarandeándola con fuerza desmedida. La impotencia y el dolor la inundaban mientras él la maltrataba sin piedad.

Los Reyes del Desastre #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora