Capitulo 19: Agilidad

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Penélope tomó una firme decisión: no permitiría que nadie ni nada le dictara su vida. Estaba decidida a hacer lo que le placiera, sin ataduras ni restricciones. Y, al parecer, algunos a su alrededor comenzaban a notarlo. Desde su forma de vestir hasta su manera de hablar, Penélope irradiaba una nueva energía, aunque en el fondo aún se sentía opaca, vacía y abandonada.

Anhelaba sentir el control de su vida, la libertad de hacer lo que quisiera. Y si para lograrlo tenía que cambiar su apariencia y adaptarse a las expectativas de los demás, estaba dispuesta a hacerlo.

Marco parecía frecuentarla cada vez más, y a ella le encantaba. Aunque quisiera negarlo, disfrutaba de la atención que él le brindaba y de cómo todas las miradas se centraban en ella cuando conversaban. Marco tenía la habilidad de convencerla para que se quedara un poco más a su lado, prolongando esos momentos que la hacían sentir especial.

Morgan, por el contrario, no veía con buenos ojos la cercanía de Penélope con Marco. Por eso, no dudó en advertirle a Penélope que tuviera cuidado con él, ya que era un chico con una reputación cuestionable.

Cansada de las advertencias sin fundamento de Morgan, Penélope la ignoró con firmeza. Le dejó claro que si volvía a advertirle sobre alguien, debía presentar argumentos sólidos para justificar su distanciamiento. Sin embargo, a veces le seguía la corriente a Marco, aunque siempre manteniendo cierta distancia, pues no sentía ningún interés romántico por él. Todo cambió cuando Marco la invitó a uno de los partidos del equipo. Penélope solía asistir a estos partidos por Aidan, pero ¿qué más podía pasar si aceptaba la invitación? No implicaba una cita, solo una tarde disfrutando del fútbol.

Ese partido era una de las eliminatorias de la liga escolar, el último juego crucial para alcanzar las finales. Penélope invitó a Morgan, pero él se negó rotundamente, prefiriendo mantenerse al margen. A pesar de su insistencia, su amigo la rechazó varias veces.

Al verse obligada a ir sola, un nerviosismo la invadió. Antes de salir, se vistió con una de sus nuevas faldas estilo colegiala, combinándola con una blusa oversize que dejaba un hombro al descubierto y unas medias de malla. Para completar el look, calzó sus queridos Converse, dándole un toque rebelde y sexy a su atuendo.

Se maquilló sutilmente, dejando su cabello al natural con esas ondas que caían como una cascada por sus hombros. A escondidas de todos, excepto de su hermana, se escabulló de la casa sin que nadie se diera cuenta. Tomó un taxi y se dirigió a la cancha, ansiosa por presenciar el partido y apoyar a su equipo.

Llegó a la cancha justo cuando el partido estaba a punto de comenzar. Se sentó en una de las gradas superiores, pidiendo permiso. Divisó a Norma en las en la misma fila y la saludó, recibiendo un saludo de vuelta.

El partido ya había comenzado y la adrenalina del público era palpable. Los dos primeros puntos los anotó el equipo contrario, pero los chicos del equipo de Penélope se mantenían tranquilos. Entre ellos, vio a Aidan, quien sin duda era un jugador increíble. Su rostro reflejaba la pasión que sentía por el deporte. Luego, desvió la mirada hacia Marco, quien también parecía muy concentrado. Era evidente que era un jugador talentoso, no en vano su equipo era el favorito del torneo.

Tras una intensa y emocionante batalla, el equipo logró vencer a sus contrincantes. La alegría estalló en la cancha. Penélope no pudo evitar unirse a los gritos de celebración, a pesar de no ser una gran fanática del deporte. Su obsesión por Aidan la había llevado a seguir de cerca las actividades del equipo. Al finalizar el partido, Sebastián, el campeón del equipo, fue recibido con abrazos y felicitaciones por parte de sus compañeros. Penélope observó cómo se acercaba a su novia, Samantha, y la abrazaba con cariño. No podía comprender cómo un chico como Sebastián podía estar con una chica tan antipática.

Los Reyes del Desastre #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora