Capitulo 1

10 0 0
                                    

Un acontecimiento bastante notorio en mi cumpleaños número diecisiete, una fecha que había esperando demasiado por un obsequio de mi amada abuela, el cual sería mi verdadera "perdición."

Después de todo, nadie pensaría que detrás de un collar había un significado tan fuerte de amor, un sello de un amor que sería tan puro como la luna.

Aún logro recordarlo.

Un regalo de mí abuela, un collar con una esmeralda brillante, pero sencilla, una joya tan extraordinaria que dejaba atónita a las personas que la veían con malas intenciones, era tan verde como los árboles de un bosque, era extravagantes a los ojos de todos.

Se encontraba incrustada en el medio del collar, con metales que la cubrían alrededor para que no pudiera llegar a caerse, tenía unos hilos trenzados de distintas formas y colores, con esos hacían un dichoso collar artesanal, era una antigüedad, una reliquia, que, tal vez, tenía alrededor de más de quinientos años de antigüedad.

Había sido comprada en una de las famosas ferias de antigüedades de Noruega.

Había sucedió en uno de los tantos viajes que fueron planeando por mi familia, el deseo tan fuerte de ir por primera vez de viaje con mi abuela, me llevó a tener que molestar a mis padres durante meses hasta que ellos por fin aceptaron, después de todo, creo que los moleste demasiado. Exactamente pude viajar a Noruega-Vestkanttorvet, el Mercado de Oslo.

El viaje sería realizado el 25 de Septiembre, supuestamente no debía hacer frío, era lo que decía mi abuela, pero era un país nórdico, allí siempre hacía frío.

Se supo que en ese lugar había ferias tan hermosas como las nevadas del país, pero también tan heladas como la nieve.

Al haber estado ansiosa por hacer alguna travesura de recuerdo, decidí como una persona aventurada del peligro, escaparme de mi linda y anciana abuela, corri en el momento cuando mi abuela se percató de algo que le gustaba y se paró en el puesto para ver y poder decidir si comprar o no, al parecer no noto que me había escapado, así que estuve tranquila un largo rato, corrí hasta poder llegar a mi dichosa travesura, simplemente era la idea de robar un libro y leerlo en un lugar lejos de ella, aunque hubo un cambio de planes, llegué a un gran puesto de antigüedades y reliquias, cosas de valores impresionantes, como también de valores muy bajos, pero hubo algo me llamo lo suficientemente la atención.
Era un simple puesto de antigüedades, dónde hubo algo que me inquietaba bastante.

Esos ojos, ese semblante serio, parecía pacífico, aún que también parecía que deseaba matarme con la mirada, aún recuerdo sus manos, aquellas agarraron un collar, un pequeño y lindo collar de esmerada que se encontraba en una vieja caja, me la mostró sin preguntar, mire el collar con una atención pero al mismo tiempo mis ojos se deslumbraron por aquel hermoso collar, lastimosamente fuí interrumpida por mi abuela la cual me retaba con todo el enojo, al parecer de milagro no me pellizcaba la oreja.

- ¡Niña! ¡Te estuve buscando por todas partes! ¿Quien te dió el permiso de irte así de la nada?

-Era una abuela bastante enojona, la mire y en busca de que no me siguiera regañando, le hice aquellos ojitos de niña lo cuales eran la debilidad de toda abuelita-

- Abuelita, estoy bien. Simplemente me puso a ver unas cuantas cosas, no te enojes ¿Si?

- Como puedo enojarme si me pones esos ojos de niña, vaya tengo muy mal acostumbrada.

Mi abuela Natalia, cómo castigo 'mínimo" me tomo un mechón de cabello jalando del dicho.

Le había lanzado una mirada de disgusto, aún que, notó en mis manos aquel collar, el cual era demasiado hermoso para ignorarlo.

Ella propia estaba deslumbrada con solo haber visto ese hermoso collar, al parecer también tenía un sano interés por el, me preguntó de una manera dulce, si lo quería, dude pero acepte.

Ese fue mi obsequió de cumpleaños número diecisiete, mi madre había preparado una linda fiesta con todas las expectativas del momento, no estuvieron mis amigos pero sí mi familia.

En el momento de cantar el cumpleaños y soplar las velas, sentí un pequeño escalofrío como si me enfrentará algo nuevo, eso me puso mejor que ansiosa, ahora si, me dedicaría a ser feliz antes de que fueran las doce de la noche, sople las velas, sintiendo que algo cambiaría y desde ese entonces algo me sucedió, poco a poco había estado cambiando pero era algo no muy notorio por así decirlo, tuve sueños de algunas épocas, épocas donde yo estaba con hombre muy hermoso el cual se hacía llamar mi "esposo", pero eran sueños, Simplemente sueños según mi madre, eran las famosas fantasías de adolescentes según mi padre.

Pero esos sueños nunca habían sido revelados antes de la llegada de ese collar que estaba puesto en mi cuello.
Pronto se noto aquel cambio entre mi enorme familia.

Ya no era esa muchacha que solía correr por ahí, que se escapaba al bosque en busca de dónde podía aventurarse, era distinta, lo admití después de mucho tiempo de asimilarlo.

Ya no era esa mujer a la que le gustaba meterse en problemas, ahora era más reservada, más tranquila, más callada.
Eso provocó ciertas alertas en la familia, temían que estuviera loca después de todo estaba acostumbrado a que siempre me meta en problemas, intente decirles que estaba bien, aún que siempre decían lo contrario.

- Pero, mamá, me siento bien, estoy bien, solo ustedes piensan que cambie.

- Alicia, dime, ¿Te drogas? Hija, si es así, te llevo a un psicólogo, pero tú algo tienes.

- Diría mi madre, su preocupación me hacía entender que en verdad hubo un cambio dentro de mi. -

¡Vidas Pasadas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora