Prologo

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El cielo está pintado de rojo sangre mientras rayos ilumina todo. El aire helado entra por mis fosas nasales calando profundo hasta mis pulmones dejándome sin aliento.

La neblina densa no es impedimento para que pueda ver todo a mi alrededor.

Mis ojos se mueven por sí solos, registrando los acontecimientos inevitables que yo intenté detener en vano.

Todo parece ir demasiado rápido y no puedo procesar lo que está pasando.

Siento una mano agarrando mi pierna, me giro en un rápido movimiento y un nudo se forma en mi garganta haciéndome sentir impotente al ver al hechicero escupiendo sangre por la boca, se aferra con sus últimas fuerzas a mi pantalón sucio.

Los ojos llenos de audacia y sabiduría que recuerdo se han ido y han sido reemplazados por unos llenos de miedo. Él me pide ayuda con su mirada, pero no se que hacer.

«Ya es demasiado tarde»

Por el rabillo del ojo pude ver algo cayendo del cielo y seguido a eso, se escucha el ruido sordo del impacto.

Contengo la respiración girándome con lentitud y suelto un jadeo de la impresión.

Mi cuerpo entero tiembla cuando registro el cuerpo inerte del ser celestial. Su rostro angelical ahora es irreconocible con la cantidad de sangre que lo cubre.

El ángel está muerto.

Una de sus alas está desmembrada y hay una espada dorada en su pecho, atravesándolo. Sus ojos son dos pozos vacíos, sin vida.

—No... no, no... —susurro en medio de mi shock.

—¡Seokjin!

Busco con la mirada de dónde proviene la voz que grita mi nombre.

Y enseguida veo el momento exacto en el que, el vampiro cae de rodillas al suelo, sus ojos derramando lágrimas mientras su rostro muestra terror.

De un momento a otro cae completamente al suelo sin vida revelando al culpable de todas estas muertes.

Un traidor, el causante de nuestra perdición. En su mano el corazón oscuro recién arrancado del vampiro mientras una sonrisa cruel se extiende por su rostro.

«Ya no puedo más, no puedo más»

La bilis sube por mi garganta y las náuseas me atacan sin piedad. Siento que en cualquier momento moriré a causa de todo lo que estoy presenciando.

Miro a mi alrededor viendo nada más que muerte y sangre.

—No pudiste salvarlos, inútil profeta —se burla aquella voz burlesca y fría.

Mis piernas temblorosas ceden haciendo que caiga al suelo. Él se ríe extendiendo sus alas negras, enalteciendo a sí mismo.

—¿Salvador? —escupe con gracia—. ¡Qué tontería! ¿Cómo sería un simple humano el salvador? Te creíste eso solo porque te concedieron el don de ver el futuro y aún así, no pudiste hacer nada para detenerme.

—¡¿Por qué?! —grito tan fuerte que me duele las cuerdas vocales.

Las lagrimas corren por mis mejillas mientras miro a cinco de los seres más poderosos que debía proteger y tenía que salvar de sí mismos. Era mi misión como el salvador.

—Sabías que esto pasaría, no podías detenerme, Seokjin —se encoge de hombros.

El traidor camina hacia mí, pisando el cuerpo de todos los que mató, como si de insectos se trataran.

«Como si no importaran...»

—No, no... esto no debió pasar, y-yo creí... creí que tú...

Él suelta una risa.

—¿Creíste en mí? ¡Oh, qué ingenuo eres, Seokjin! —niega y se acuclilla frente a mí—. Siempre supe que eras débil, pero nunca pensé que fueran tan estúpido como para confiar en mí.

Se apunta a sí mismo haciendo enfoque a lo que él es, lo que siempre será y lo que no podré cambiar nunca.

—¡Basta, basta! —niego cerrando fuerte los ojos.

—No importa lo que hagas, no puedes cambiar el futuro que ya está escrito y lo que ya está destinado a ser.

Aprieto los puños lleno de impotencia, lágrimas de rabia se derraman una tras otras.

—Puedo salvarlos —susurro mirando a todos los muertos—. Y-yo... los salvaré.

—No, eso nunca pasará.

Asiento sin escuchar aquella voz traicionera.

—Los salvare a todos, incluyéndote a ti —murmuro mirando unos ojos negros y profundos.

—Tonto, tonto, Seokjinie —sonríe.

En un movimiento rápido, sostiene mi cuello y su otra mano me atraviesa el pecho haciendo que abra los ojos asustado. Suelto un grito de dolor sintiendo como aprieta mi corazón entre sus dedos.

Mi visión se oscurece antes de que él me arranque el corazón y lo destroce convirtiéndolo en polvo.

Muriendo así a manos de Lucifer.

"Todos nacemos creyendo que nuestras vidas nos pertenecen, que nuestro destino lo escribimos nosotros con cada decisión o camino que tomamos.

Eso es una total mentira, una cruel mentira para hacernos creer que teníamos libertad, la realidad es que si conocieras el futuro como yo, no importa que otro camino tome, todos y cada uno de ellos me llevarían al mismo.

Fue muy ingenuo de mi parte el querer cambiar algo imposible, querer detener el curso de un futuro inevitable. Ojalá tuviera el tiempo suficiente para poder hacer algo más para salvarlos... para salvarme a mí."




Este es mi primera vez escribiendo un fanfic, así que, espero les guste y comenten sus reacciones ante esta nueva historia.

Sin más que decir, gracias por estar aquí y bienvenidos sean al mundo donde todo es falso, no confíes en nadie porque podrías arrepentirte...

✧ :Gigi.

The false prophecy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora