CAPÍTULO 19 🩶

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—¿Carina, Que haces aquí? —la mujer de piel bronceada y cabello rubio como el sol de piernas altas siendo una de las mujeres con las que pase más tiempo en mi corta estadía en el instituto —No esperaba verte. —mi voz es áspera. el nudo en la garganta me pesa demasiado. No tengo razón para ser un idiota con ella. No se lo merece.

—¡Colin! —su voz es apenas un susurro —No sabía a donde más recurrir yo... —le tiembla la voz. Se mira y escucha tan vulnerable. Nada parecida a la mujer que conocí meses atrás.

—¿qué pasa, Carina, estás bien? —es imposible no mirar al pequeño en sus brazos. Ha de tener un año o un poco menos, el alivio se me instala en el pecho, él no podría ser mi hijo. Pero entonces ¿que es lo que la tiene así de acabada y cansada.?

—mi hijo... —mira a su pequeño y las lágrimas empiezan a brotar de sus ojos. —está muy enfermo. No tengo dinero, no puedo trabajar. No tengo familia, tú sabes que... estoy sola, solo lo tengo a él. Y ningún hombre había sido tan amable conmigo como lo fuiste Tú... tal vez es un error, pero ya no sé qué hacer... Solo quiero salvarlo.

Mi corazón se aprieta. Me duelo por ella. Ninguna mujer debería pasar por nada sola. Recuerdo a mi esposa y recuerdo como Olive pasó por mucho, también por estar sola.

"Pero ya no estará sola jamás"

Mi silencio pone nerviosa a Carina. Y el pequeño bebé ni siquiera puede abrir los ojos.

—lamento mucho molestarte, hacía meses que no sabía nada de ti, pero... Eres mi única esperanza. —la súplica en su voz es palpable.

—¿el padre del niño? —le pregunto.

—ojalá te hubiera conocido a ti en ese tiempo, sería feliz de que fuera tuyo, pero... —niega con la cabeza. Confirmando lo que yo ya sé. Al menos es sincera conmigo y no intenta jugarme una trampa.

—¿qué es lo que tiene el Niño? —le pregunto. Acercándome a acariciar su cabello rubio y rizado.

—no lo sé. Enfermó de pronto. Lo cuidé, pero nunca mejoró, —su voz se apaga con cada palabra —estoy desesperada. Haré cualquier cosa. —su angustia me duele. Pero no entiendo qué podría hacer yo...

A menos que... maldición. Eso podría convertirse en un gran problema. Y sin mi presencia ahí hasta la próxima semana, las cosas podrían...

—te ayudaré. —suelto —Pero tienes que seguir al pie de la letra mis instrucciones.

Carina asiente con la cabeza y respira aliviada. Tiene demasiadas esperanzas en mí. Yo me aprieto el puente de la nariz. Debatiéndome entre lo correcto y lo razonable.

—empaca tus cosas, mi carruaje te llevará a Mayfair, a casa de mi hermana mayor. Su esposo es el mejor médico y ella también está especializada en tratar a niños. Enviaré una carta contigo, ellos se harán cargo de tu hijo. Después podrán darte empleo y todo saldrá bien. —le explico a grandes rasgos lo que haré por ella.

Las lágrimas corren como torrentes por sus ojos. —gracias Colin, sabía que tú me ayudarías. —chilla y me rodea con sus brazos. Suspiro y le regresó el abrazo, sé que lo necesita y no soy un maldito bastardo. Al menos creo que ya no lo soy... Le daré consuelo si es lo que necesita.

—Carina, te ayudaré, a ti y a tu hijo. Pero a cambio quiero algo de Ti. —la idea equivocada cruza por sus ojos. Sonríe, se seca las lágrimas e intenta besarme.

Antes de que pueda hacerlo, estiro mi cuello y doy un paso hacia atrás para detenerla. —no. —le gruño —No se trata de eso. —levanto mi mano izquierda y le muestro mi anillo de matrimonio.

No es una propuesta... | LEGADO #2 borrador ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora