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Capítulo 5

Era viernes por la noche y estaba terminando de prepararme para ir a Moon, el bar de Jaden. Los cuatro habíamos quedado en ir a tomar algo ahí. Iba a ser noche de Karaoke y la primera vez que iría a ese bar, en el que no solo solía actuar la banda, sino que también en él trabajaba Jaden.

Como íbamos a beber, pedimos un taxi y fuimos hasta allí. El taxista nos dejó frente al aparcamiento del sitio y caminamos hasta el local. Las paredes eran negras, al igual que las ventanas, y luego había un gran letrero encima de las puertas con el nombre del bar. Las letras eran blancas y una de las oes era una luna llena. El fondo era de color azul oscuro y estaba lleno de estrellas.

Entramos al local y estaba repleto de gente. En el centro del lugar, había mesas redondas y taburetes altos y a ambos lados de la sala, junto a la pared, había mesas cuadradas acompañadas de sofás. Después, a mi izquierda y al fondo del local, estaba el escenario. Al otro lado se encontraba la barra y un pasillo detrás de ella. Casi todo era de color negro y azul oscuro. Había un barman y una camarera, un hombre en la barra y una mujer atendiendo las mesas. El uniforme era una camiseta blanca de manga corta y unos pantalones negros.

Nos sentamos en una de las mesas con sofás y la camarera vino a atendernos. Era de estatura baja, peso normal, piel blanca, cabello rubio, por los hombros y ojos azules. Aparentaba tener unos cuarenta y cinco años más o menos.

—Hola, chicos—nos saludó la mujer y luego me miro a mí—. Tú debes de ser Sam. Yo soy Erin, la madre de Jaden, encantada.

Extendió su mano y mientras se la estrechaba, respondí:

—Igualmente.

Erin apuntó lo que queríamos para beber y se fue a por nuestras bebidas. Esa noche, mientras bebíamos y charlábamos, me contaron que Jaden y Tyler eran amigos desde pequeños. Que lo que más les unió al principio es que había un niño que se metía con Tyler y que Jaden siempre estaba ahí para defenderlo. Lo mejor es que un día Tyler se enfrentó al niño y al final el matón lo dejó en paz. Me daba pena que se hubieran metido con Tyler, pero al menos Jaden estuvo ahí para él. Su amistad era larga y parecía que también duradera, de esas que merecen la pena.

En un momento, Tyler le propuso a Emma ir a jugar a los dardos y ella aceptó. De nuevo Jaden y yo preferimos quedarnos solos. Pero les prometimos que luego echaríamos una partida con ellos al billar. Ambos se llevaron sus bebidas y yo me quede a solas con Jaden.

—¿Tu madre es la dueña del bar?—le pregunté sacando tema de conversación.

—Sí, pero lo llevamos los dos.

—Entiendo ¿Y qué es de tu padre?

Nunca había hablado de él, por eso tampoco le pregunté a ninguno de ellos sobre el tema y hasta pensaba que ese podía ser el asunto personal de Jaden que Emma no me podía contar.

—Se fue de casa después de saber que mi madre se había quedado embarazada y que no me quería abortar. Él nunca quiso saber de mí, así que lo único que sé es que es un criminal.

—Lo siento mucho, Jaden.

—Da igual, nunca lo necesitamos. Ni siquiera llevo el apellido de mi padre. De pequeño le pedí a mi madre que lo cambiara por su apellido de soltera, porque no quiero tener nada que ver con él.

—Normal ¿Y como te apellidas entonces?—inquirí por curiosidad.

—Ross. Pero dejemos de hablar de mí, ¿de qué te gustaría trabajar en un futuro?

—En una editorial, como escritora—contesté y luego bebí un trago de mi vaso.

—¿Y ya has escrito un libro?

—Estoy en ello.

—¿Y podría leer algo?

—¿Tú lees?—pregunté abriendo los ojos como platos.

Lo solté sin pensar, no pude evitarlo. La verdad es que no me imaginaba a Jaden lector, pero no le iba a decir eso.

—Sí, ¿por qué te sorprendes tanto?—preguntó con el ceño fruncido y sonriendo.

—Por nada—le mentí—. Pásame tu número y te mando lo que tengo hasta ahora, que es la mitad del libro.

Le pareció bien y me dio su número de teléfono. Seguimos hablando de la vida y nos dimos cuenta de que ambos queríamos llegar a más con nuestras pasiones. Yo aspiraba a publicar un libro en físico y él a que su banda fuera más conocida. Me gustaba tener eso en común con Jaden, que los dos nos expresáramos a través del arte y a nuestra manera.

Después de jugar al billar y al haber Karaoke, Tyler se animó a cantar antes de irnos. Él había bebido mucho, así que al subir por las escaleras del escenario, se tropezó. Nos reímos al igual que él y fue a elegir una canción. Escogió una que trataba sobre un amor no recíproco. Seguramente por lo que le pasaba con Emma y al darme cuenta de ello, se me borró la sonrisa que tenía en la cara.

No cantaba mal, pero Tyler la cantó con tanto sentimiento, que da igual que no cantara tan bien como Jaden, que por algo era el cantante principal en el grupo. Durante toda la actuación parecía que Tyler estaba triste, probablemente porque por mucho tiempo que estuviera con Emma, al final no era suficiente, ya que ella estaba con Jaden. Lo mismo que me estaba pasando a mí con su mejor amigo. Con él era difícil saber si se había percatado de que algo sucedía con Tyler, pero con Emma fue diferente.

Al llegar a la residencia me dijo que pensaba que me había dedicado esa canción a mí cuando yo estaba cien por cien segura de que era a ella, así que me dieron ganas de reírme, pero no lo hice. Tampoco podía decirle a Emma la verdad, porque ni siquiera Tyler me había reconocido que ella le gustara. Por mucho que yo pensara que estaba enamorado de ella, al ser ellos pareja, ninguno queríamos admitir que nos gustaban. Por lo que al final mi respuesta a Emma fue que igual no se estaba refiriendo a nadie y que solo le gustaba la canción. Aun así, no sirvió de nada, ella no cambió de opinión, así que dejamos el tema ahí.

Luego, le envié lo que tenía de libro a Jaden. Desde entonces no pude dejar de pensar en él, quería que le gustara mi libro. Me importaba su opinión y me daba miedo que le pareciera una basura. Recuerdo haberme quedado hasta tarde pensando en Jaden y esa noche en cuanto me quede dormida, incluso soñé con aquellos ojos azules, que nos quedamos mirándonos al igual que en la vida real.

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