Tras tantos años de intentarlo, finalmente Laszlo y yo lo hemos logrado: un embarazo.
Ya nos habíamos rendido, los primeros años fueron realmente difíciles. Nadie nos daba respuestas. Él se culpaba a sí mismo porque se creía muy viejo. Yo me culpaba a mi misma porque, aunque aún era joven, mi cuerpo no funcionaba como yo esperaba.
Supongo que era eso, me presionaba demasiado. Tuvieron que pasar diez años para que ya no me preocupara o le prestara atención al más mínimo retraso en mi ciclo menstrual.
Nos resignamos.
A menudo las personas nos preguntaban por qué no nos habíamos ido por el camino de la adopción, supimos de parejas que habían atravesado por la misma situación y que al poco tiempo de haber acogido a alguien en su hogar se habían embarazado.
Pero la realidad era que Laszlo ya era padre, y cuando acepté casarme con él yo también me convertí en madre. Dedicamos nuestras vidas al servicio de los otros, cuidando e intentando criar a los niños que la sociedad abandonó. Entregamos nuestro cuerpo y alma a esos niños, les dimos la infancia que a él y a mi nos habría gustado tener. Intentamos remediar el daño que ya les habían hecho, alejándolos de cualquier peligro y enseñándoles las herramientas necesarias para enfrentar el mundo real. Nos esforzamos en hacer que esos niños se sintieran como niños: felices y sin preocupaciones.
No voy a mentir, al principio no me sentía segura sobre si deseaba ser madre, pero a medida que pasaban los años y la vida me negaba aquellos que a mi me parecía tan natural comencé a desearlo más y más. Fui caprichosa, deseando aquello que no podía tener.
Y ahora que estoy a pocos días de dar a luz estoy muerta de miedo. Los doctores me dijeron que era un embarazo de alto riesgo, dados mis 41 años. Sinceramente eso es lo que menos me preocupa.
Ha transcurrido una semana desde que salió la noticia de que asesinaron al archiduque Francisco Fernando, heredero de la corona austro-húngara, y de su esposa, la archiduquesa Sofía. Todo el mundo ha estado inquieto y Laszlo, que se esfuerza al máximo en no mostrar sus emociones, no puede ocultar cuán angustiado está. Aunque ya no viva en Alemania, dada su ascendencia húngara, se mantiene al tanto de las cuestiones políticas del país. Y, aunque no lo articule en voz alta, sé que teme que se desate una guerra.
La pobre criatura que llevo en mi vientre nacería en medio del conflicto ¿qué consecuencias socioemocionales implicarían en ella? Definitivamente tendré que olvidarme de ese viaje que quería hacer a Europa una vez que naciera para que conociera los lugares en los que Laszlo y yo habíamos crecido.
Hago un esfuerzo enorme por abandonar la comodidad de la cama y me levanto de ella, los médicos me indicaron guardar reposo total, claramente no los he obedecido. Estoy segura de que es mejor para nuestro bebé que yo me mueva y camine por la casa, aunque cada vez sea más difícil. Mi panza está enorme y pesa muchísimo, me atrevería a decir incluso que es más grande de lo normal. Pero según yo he cuidado mi dieta, y aunque todos los días tengo antojo de pastel de chocolate, he resistido con todas mis fuerzas la tentación de ir a la cocina a por una o dos rebanadas.
Laszlo llama así a nuestro bebé de cariño: chocolatito. Porque desde que comenzaron los antojos es lo único que he pedido, chocolate. Y él se ha asegurado de que los haya en abundancia por toda la casa y que nuestra cocinera horneé su receta especial de pastel de chocolate exclusivamente para mí. Lo hace porque me ama, pero no quiero terminar más enorme de lo que seguramente lo esté una vez que esta pequeña persona salga de su cueva. Al doctor no le importan los cambios que ha sufrido mi cuerpo, pero a mi sí, dice que estoy más hermosa que nunca, pero sé que miente.
Yo no puedo dejar de pensar en mi a la edad de veinte años, tan joven y llena de vida... y autodesprecio. Me ha costado una vida superarlo, pero creo que lo he logrado, soy feliz.
Muy feliz.
Hoy 7 de mayo del 2024, después de siglos sin publicar, les traigo este pequeño especial escrito con todo el amor de mi corazón en agradecimiento por sus lecturas y el amor que le dieron a esta historia
-¿Espera? ¿por qué de repente vienes después de tres años y me dices esto? ¿acaso vas a borrarla?
¡No! Obviamente no, pero el otro día Wattpad me envió la notificación de que se iba a eliminar el apartado de mensajes directos y me metí a ver mis mensajes si había dejado alguna conversación pendiente y entre ellos encontré las ideas fan girls de Ana Maneskin y me quedé pensando en una de ellas mientras iba en el transporte público de camino al trabajo y esto fue lo que salió.
-¿Entonces vas a volver a publicar?
No, pero no es un no definitivo. Es más bien un sí, pero quizá no pronto. Abandoné la historia muy abruptamente porque tenía muchas cosas que hacer, mis últimos días en la universidad se acercaban y la vida adulta me respiraba en la nuca.
Lamentablemente no anoté en ningún lugar las ideas que tenía para el futuro de Saxa y Laszlo y (y para la historia, claro está) desafortunadamente perdí el hilo y ya no lo encontré.
Y ya no me encontré a mi misma, me perdí por un laaaaaargo tiempo y estoy saliendo de ese abismo en el que yo misma me metí. Ahora me encuentro mejor y mucho más feliz, volví a escribir (otro fanfic, no me funen) y por supuesto que me encantaría retomar antiguos proyectos :-)
Este especial no es un adiós, es un hasta lueguito (guiño, guiño)
Pero es un especial de un universo paralelo (o no). Lo que quiero decir es que puede que esto si ocurra tanto como puede que no. Dejémoslo en que es una especie de One shot haha
Les amo <3
Bss, A.
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Paper cages
FanfictionNueva York, 1897. La ciudad norteamericana es una urbe caótica y en crecimiento. Un año después de haber resuelto con éxito uno de los casos criminales más aterradores Laszlo Kreizler, el alienista experto en psiquiatría legal que revolucionó a la p...